CAPÍTULO 17. SEMTERGEO

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Harry se despertó con tanto sueño que apenas era capaz de despegar los párpados. Adormilado, se frotó los ojos y se estiró para desperezarse arrugando las sábanas en el proceso. Justo al momento de ponerse en pie, una punzada de dolor viajó hasta la parte baja de su espalda haciéndole soltar un gruñido. Seguido del gruñido, un aluvión de imágenes inundó su mente con recuerdos sobre la noche anterior. La oscuridad del bosque, los frondosos árboles, las brillantes luciérnagas y flores de colores, el paisaje del lago y finalmente Malfoy, Draco Malfoy sobre él. Sus mejillas ardieron al instante con la misma intensidad que un metal al rojo vivo.

Se pasó una mano por la cara angustiado sin poderlo creer y se acercó al baúl en su escritorio donde para su desgracia pudo comprobar que los recuerdos eran reales. Sus pantalones y boxers estaban sucios y enrollados en una maraña tal y como los había dejado aquella madrugada antes acostarse.

Varita en mano Harry se concentró en limpiarlos usando los hechizos que conocía. Primero probó con el encantamiento Scourgify. Tras la chispa producida por el hechizo, Harry pudo comprobar que la tierra y restos de césped que había adheridos a su ropa desaparecieron, pero su rostro se llenó de decepción al ver que el semen aún seguía ahí.

Viendo que no había nadie a la vista en el dormitorio, Harry colocó la ropa estirada sobre el escritorio y lanzó de nuevo el Scourgify. Tampoco tuvo éxito esta vez, por lo que decidió probar con otro encantamiento. Sabía que el hechizo Tergeo servía para limpiar sangre y otros líquidos por lo que tuvo la esperanza de que funcionara.

Tergeo —pronunció cerrando los ojos para concentrarse mejor.

Abrió los ojos de nuevo, pero no hubo ningún resultado. Las manchas seguían ahí.

Tergeo, tergeo, tergeo.

Harry repitió el hechizo varias veces elevando la voz a medida que su exasperación se incrementaba. No entendía cómo no podía funcionar si según tenía entendido, aquel hechizo servía para limpiar líquidos

—¡Skurge!

Desesperado utilizó el último hechizo a pesar de que sabía que no iba a funcionar. Gruñó tras ver que había fracasado y con gran frustración escondió de nuevo la ropa en el baúl de mala manera.

Harry se pasó el resto del día preguntándose como haría para limpiar su ropa. Los elfos eran los encargados de hacer la colada de los alumnos de Hogwarts y Harry sabía por experiencia que eran criaturas discretas y leales que no solían entrometerse en los asuntos de los humanos, sin embargo, le avergonzaba enormemente el hecho de delegar la tarea de limpiar el semen de su ropa a un elfo. Le parecía algo completamente bochornoso por lo que estaba decidido a limpiarlo él mismo. El cómo lo haría aún no lo tenía claro.

Para alivio de Harry, ese día al menos no tuvo que cruzarse con Malfoy ya que Gryffindor y Slytherin no coincidían en ninguna clase. Durante las comidas también se aseguró de sentarse de espaldas hacia la mesa de Slytherin. Se veía incapaz de mirar a Malfoy a la cara o interactuar con él de ninguna forma después de haber tenido sexo con él. Aquello iba más allá de las aventuras que habían tenido hasta el momento. Era demasiado.

Aun así, no paraba de darle vueltas a la cabeza al hecho de que al día siguiente tenía clase de Pociones con Slytherin. Por este motivo, cuando llegó la hora de dormir, Harry entró en pánico y se pasó toda la noche dando vueltas en la cama y con insomnio.

A la mañana siguiente, Harry más que parecer un ser humano normal era un zombi. El agotamiento le sobrepasaba, pero finalmente aunque con cierta torpeza, consiguió preparar sus pergaminos, plumas y caldero para la clase del día.

SIN PRISA PERO SIN PAUSA (Drarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora