De regreso a Bellwood

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Capítulo 13 – De regreso a Bellwood





Las últimas 3 semanas habían sido las más caóticas, y, paradójicamente, las más inactivas para el dúo de primas que anteriormente se odiaban, o, al menos, así había sido para Gwen. Dado que los Plomeros estaban lidiando con el desastre de relaciones públicas que supuso que la gente supiera que les habían estado ocultando la existencia de los alienígenas, ni Bel ni Gwen podían arriesgarse a salir, ya que los ciudadanos aún no confiaban en que los alienígenas pudieran ser buenos. Era entendible el susto que guardaban, después de todo, enterarse de que seres extra planetarios vivían entre ellos, y hacía tanto tiempo, no era algo fácil de procesar.

Gwen, por su parte, había aprovechado ese tiempo en el que no podían salir a combatir el crimen, y en el que no parecían haber alienígenas hostiles (ni siquiera se sabía mucho sobre los asesinos del gremio de los Tres Soles, parecía que habían escapado...), para seguir practicando con el omnitrix como pudiera. No tenía muchas más cosas para las cuales dedicar sus días, excepto, además, de salir con Bel y Rook, y Kevin cuando encontraba tiempo.







...Los padres de ambas estuvieron muy orgullosos en cuanto supieron cuánto se habían unido durante ese tiempo...







Bel, por su parte, seguía estudiando magia de forma consistente y tratando de mejorar. También salía con Rook cada vez que podía, y, aunque parecían ser salidas amistosas al principio, había algo en su relación sobre lo que no estaba segura. Tampoco podía decir que le disgustara; habían compartido mucho juntos, y lo seguirían haciendo, puesto que Rook seguía buscando fugitivos del gremio de los tres soles, buscando encontrar sus cuarteles centrales.

Pero, por otra parte, al regresar a Bellwood, se había hecho evidente en la pelicastaña la necesidad de hablar con su mejor amiga, la tenista asiática... Pero, ¿cómo decirle que ella era la chica de la máscara felina? A todo eso no había ayudado que, aunque ella tenía una perspectiva normal sobre los alienígenas, el resto de su familia parecían decididos a que los alienígenas eran, en su totalidad, malvados. En resumen, no había hablado con Julie, y no sabía cuándo lo haría...

En la base de los Plomeros que existía por debajo de la "plomería" de su abuelo, Gwen se encontró con este y con el magistrado Patelliday. Aparentemente, tenían noticias para ella y para Bel.

La sede de Bellwood había sido mejorada de forma significativa, en una iniciativa por descentralizar sus actividades de la sede de Miami y cubrir más terreno. Ahora contaba con la misma tecnología que dicha sede en la que habían estado antes, y sería la nueva sede sobre la que trabajarían tanto Gwen como su prima.








- ¿Qué pasa, abuelo? – Preguntó la pelirroja

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