El triángulo.

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    En esa habitación solo se escuchaba el sonido que se producía cuando Andrea presionaba los botones de un mando de playstation 2 que tenía entre manos.

Veía con gusto como aquel espartano de ese conocido videojuego despedazaba a todo enemigo que se cruzara.

-Eso es. ¡Matar! ¡Matar! ¡Matar!

Puso un momento la pausa al juego y suspiró. Vio en el reloj despertador que ya faltaba poco para que regresara su compañera.

Hacía tiempo que había dejado de ir a buscarla cuando salía del trabajo.

Realmente no le gustaba nada pasar por la tienda.

Verla junto a Astrid encendía ese fuego en su interior. Se moría de ganas de hacerse visible, abrazar a Jesica y gritarle a aquella morena que esa pequeña era suya.

-Estúpida Astrid. Estúpida Astrid. Mi comida. Ella es mi comida. Te odio.

Finalmente se levantó dando un grito.

-¡Basta! ¿Qué tiene esa estúpida Astrid que yo no?

Hizo que su ropa desapareciera y se puso frente al espejo completamente desnuda.

-Mira nada más. Tengo un cuerpo que es una delicia infernal que hace morir de deseos a hombres y mujeres por igual. Soy sexy. Más que esa tonta pan tostado. ¿Por qué la desea tanto?

Hizo que su ropa volviera a aparecer. Poco después siguió jugando. Volvió a tomar el mando de la consola y continuó.

Entonces por su sensible oído pudo escuchar que se abría la puerta de la casa.

Sonrío sabiendo que tendría algo de atención por la fechoría cometida horas atrás.

-¿Andrea? ¿Estás en casa?

Se escuchó la voz de Jesica acercándose.

-Sí, aquí estoy comidita. Ven a saludarme.

La chica de anteojos entró en su habitación.

De inmediato se le acercó y mientras señalaba el aparato que estaba sobre una silla dijo.

-¡Hey! ¿De dónde diablos sacaste ese playstation 2? ¿Acaso tomaste mi tarjeta? ¡El dinero no me sobra! ¿Lo sabes?

Andrea se levantó fingiendo haberse enfadado un poco por lo que dijo.

-¡Tonta! Sabes que nunca haría eso.

-¿Entonces cómo lo conseguiste?

Entonces la súcubo sonrió.

-Pues... Me lo robé.

-¡¿Cómo?!

-Con el poder que tengo fue muy sencillo. Quizá no hacemos mucho uso de mis capacidades. Hasta creo que existe un hechizo para que...

Señaló el pecho de la chica.

-Te crezcan un poco. Así no te verás tan plana.

Jesica la tomó por los hombros.

-¿En serio? ¡Eh! Mejor dicho. ¡Tienes que devolver esto cuanto antes! No quiero tener problemas.

-Lo haré, pero solo si tu...

Andrea hizo que se recostara sobre la cama. Luego se posó sobre ella. La besó en el cuello. La lamió delicadamente.

-No. ¡Espera! ¡Detente!

-Solo lo haré si tú me alimentas un poquito.

-Tengo que salir con Astrid. Ya detente. En serio.

El amor es un... ¿demonio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora