Un amor de eternidad.

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Fueron llevados al lugar elegido para el combate.

Un verde prado en el cual abundaban árboles y flores que no existían en el mundo humano. Así como también había espejos de agua. También se podían apreciar a lo lejos una laguna de agua cristalina. El sol brillaba para todos ellos de forma agradable. Cálido, pero ni mínimamente sofocante.

Dante decidió presenciar esa última prueba, por lo cual él también estaba allí.

Iris y Andrea no hacían más que mirar a sus contrincantes.

Astrid e Iris observaban sorprendidas aquel entorno

-Este es el lugar que elegí representar en esta dimensión-dijo el arcángel-. Este es el jardín del Edén.

-El combate no puede empezar así nada más. Lucifer, Miguel. Francamente es casi imposible que ellas dos puedan ganarle a ambos peleando con todas sus fuerzas así que por las reglas de las tres pruebas aceptan usar una muy mínima parte de la totalidad de sus poderes. Así tendrán una chance de ganar por muy mínima que sea. Si no aceptan esa condición deberán elegir otro tipo de prueba.

Ninguno de los dos se opuso.

El supremo caído se expresó al respecto.

-Está bien. De cualquier manera vamos a ganar. Espero que esta sea una pelea sin armas ni alas. Solo destreza física y todos los poderes que desee usar cada participante.

-¿Alguien se opone a ello?-preguntó Dante.

Todos respondieron que no.

En ese momento Astrid y Jesica desearon tanto tener alguna participación en esa última prueba. Les inquietaba mucho solo tener que observar y esperar.

-Bien. Será una pelea sin límite de tiempo. Sin vuelos y sin armas. Gana el equipo que derrote a sus dos oponentes. Tengan muy en cuenta que son un equipo y deben funcionar como tal. Si noto que discuten o se agreden uno a otro durante la pelea se cancela y gana el otro equipo. Esta es una pelea en la que nadie debe morir. Solo deben dejar fuera de combate al rival ¿Alguna pregunta?

-No-respondieron todos.

-Entonces que inicie el combate. Pequeñita, pancito tostado. Aléjense porque no quiero que salgan lastimadas.

-¡Ya te dije que solo mi novia puede llamarme así!-protestó Astrid.

Jesica y Astrid tomaron distancia.

Dante no se alejó demasiado porque él tenía que observarlos de cerca.

-Ya falta poco-dijo Jesica.

-¿Para qué?

-Para terminar con esto y volver a casa. Lo primero que voy a hacer va a ser tomar una larga siesta junto a mi amada demonio.

-Sí. Yo lo mismo con mi ángel. La voy a abrazar fuerte para que no se me escape.

Lucifer y Miguel se movieron a gran velocidad y se ubicaron en dos lugares distintos completamente separados.

En respuesta a eso Iris y Andrea se colocaron en posición de espalda con espalda.

-Mantén la calma. Solo estás peleando con el arcángel más poderoso y el supremo caído. No enloquezcas.

-Puedo manejarlo. No estoy nerviosa, angelita.

-Me estaba hablando a mí misma.

Sus rivales aún las observaban de lejos.

El amor es un... ¿demonio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora