Capítulo 2

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Capítulo 2

Theoden

A lo largo de la historia de la humanidad, siempre se presentó al arcángel Gabriel como un gran ser justo y puro, grande en batalla y de los preferidos del gran jefe, pero a decir verdad, nadie se tomó la molestia de contar nunca que había sido de su descendencia y la maldición que era cargar con aquella marca inocultable en mi brazo que me certificaba como linaje real, pero que también me atraía problemas innecesarios con los demonios y con mis mismos compañeros de batalla, por alguna razón todos me consideraban un privilegiado incapaz de valerme por mí mismo, mi mismo Superior Aumatage se había encargado de hacerme ver así frente a los ojos de otros ángeles.

Pero en realidad nunca había conocido a mis padres, había sido criado por las nodrizas del ejército celestial y entregado a un campo de entrenamiento desde la infancia, había sido sometido hasta los límites de mis capacidades para hacerme el mejor guerrero y me habían inculcado el odio a los demonios sin capacidad de albedrío.

La única deficiencia que siempre había padecido era mi capacidad de orientarme, pero con nuestras tierras cada vez más sitiadas por hordas de demonios, sumado al odio de Aumatage, había sido enviado sólo a una misión de exploración para determinar qué tanto terreno pisaba el enemigo y donde podriamos instalar trampas para derrocar campamentos.

Más cada día que pasaba, recibía mensajes que me obligaban o a internarme más y más en el infierno, la piel me picaba a causa de la fetidez de su ambiente, además para sorpresa de nadie, me había perdido en la ciudad de mi peor enemigo, solo deseaba encontrar el camino que había tomado para llegar hasta ahí, pero mi corazón se sentía más oprimido cuánto más avanzaba lo que solo podía significar que estaba llegando más al centro de aquel lúgubre lugar.

Escuché atronadores pasos a unos cuantos metros por detrás de mí así que salte a un lado metiéndome debajo de un toldo a medio caer que me brindaba un escondite a medias, apenas lo suficiente para pensar en una estrategia, no podía ocultar mis alas por que podría ser confundido con alguna de las almas atormentadas lo que llamaría más la atención, pero llevarlas a la vista también podría resultar mortal, después de todo me encontraba en territorio enemigo, la vía más rápida parecía sobrevolar la ciudadela y buscar una salida, pero dejaría esa alternativa como una medida desesperada solo en caso de necesitar escapar a toda velocidad

– Maldita sea, dudo que estos bastardos tengan un mapa o algo con lo que guiarme –.

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