Capítulo 5

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Capítulo 5

Theoden

Llevabamos horas volando en lo que sabía era el camino equivocado, como si Aumatage de nuevo lo estuviese haciendo a propósito, después de ayer y mis apenas dos horas de sueño, volar por tanto tiempo me pasaría una alta factura, era notorio por la cantidad de veces que mis alas flaquearon y mi vuelo perdió un par de metros de altura, mi superior no hizo mención alguna, lo cuál parecía demasiado raro en él, aunque cometí el error de no poner mucha atención a esos detalles

Si lo hubiese hecho, habría notado la cantidad de veces que miraba alrededor buscando algo, la manera en la que esperaba el momento en el que no me quedaran fuerzas para resistirme a un ataque sorpresa de parte de aquel ángel, quien sin previo aviso, empujo de mi hacia abajo con ambas manos hasta hacerme aterrizar en la tierra como un meteorito, cai de lado y rodé varios metros ganandome demasiadas heridas.

No tuve tiempo de hacer un recuento de daños, todo había sucedido tan rápido que cuando recuperé la consciencia tardé en entender que estaba sucediendo.

Mi cuerpo colgaba de mis extremidades formando una especie de ruleta rusa, mi ropa había desaparecido y estaba solo en medio de las dunas cercanas a la ciudad de los muertos, prácticamente una ofrenda para las puertas del infierno, una risa acida retumbó en mis oidos, y con pasos perezosos apareció Aumatage con esa mirada libidinosa con que lo había encontrado mirandome demasiadas veces en el pasado.

—Así que al fin te tengo, no sabes la delicia visual que estoy presenciando ahora—

El ángel se mordió el labio recorriendo con la mirada descaradamente mi cuerpo, me sonrojé y le gruñi tratando de saltar hacía él y arrancarle los ojos por pecar de aquella forma, los ángeles no debíamos tener deseos carnales y mucho menos hablar abiertamente de ellos.

—No estás conservando tu dignidad como ángel— Le escupí siendo lo único que podía hacer desde mi situación, pero ni siquiera eso pareció importarle.

—Theo, Theo, Theo... Creo que es hora de que amplies un poco tu panorama y conozcas la verdad del mundo real— El ángel se movió caminando de un extremo a otro frente a mí mientras hablaba— Verás, no todo es blanco y negro como tu piensas, no existe solo lo bueno y lo malo, todos tenemos un poco de ambos.

Negué rotundamente y lo miré con los ojos encendidos en furia

—Estás blasfemando, o eres bueno o eres malo, no hay un bendito punto medio.

El mayor volvió a reír como si hubiese escuchado la mejor broma de su vida.

—Ni siquiera puedes maldecir angelito? Tan castrado te tienen en el campo de entrenamiento?

El hombre se acercó despacio, sin dejar de mirarme a los ojos los cuales en ningún momento desvié, no le tenía miedo, era demasiado arrogante para sentirme inferior a un ser tan imperfecto, se detuvo a escasos centímetros de mí, como si no considerara cuánto daño podría causarle aún con mi cabeza, pero no hubo tiempo de reaccionar cuando una mano oprimió mis testiculos provocando que golpeara la cabeza hacia atras con la trampa de madera, hice un sonido de disgusto, de asco y de molestía.

—Pues parece que aún los tienes en su lugar, solo no sabes usarlos.

Me agité tirando de todas las cuerdas que me sujetaban, pero al contrario que en otras ocasiones que habría podido romperlas con apenas un poco de esfuerzo, estas resultaron sólidas y no cedieron ni un palmo.

—Te estarás preguntando que está sucediendo por supuesto, déjame aclarar tu visión de las cosas.

Aumatage soltó su agarre por fin, pero su palma continuó acariciando hacia arriba, jugando con el vello rubio que subía desde mi aparato masculino hasta debajo de mi ombligo, se detuvo en el centro de mi abdomen y suspiró, alejó la mano como si le costase demasiado y cruzo ambas detras de la espalda para tenerlas atadas.

—Seguro pensaste que tu misión de los últimos días en la ciudad de los muertos era por que de verdad eras especial y era una tarea que solo tú podrías hacer —Abultó los labios fingiendo un puchero burlón— si otro ángel hubiese ido, claro que hubiese muerto o las almas lo hubiesen matado, en cambio a ti, solo te provoca debilidad, no?

Levanté las cejas sorprendido, sin duda habia subestimado el odio de Aumatage, pero seguía sin entender cual era su razón para hacer todo esto.

—Pasaste muchos días debilitandote, y aún así te hice volar hasta casi quebrarte las alas, en este momento eres tan débil que eres solo un ángel mediocre. Al otro lado de la ciudad, el infierno y sus príncipes están masacrando el campamento que alguna vez conociste, hemos decidido que vender un puñado de ángeles por vez no es suficiente, esta vez les enviaremos cientos para su deleite.

—Estás vendiendo ángeles al infierno! Por eso tantos angeles desaparecidos.

—Es correcto, pero todo es más grande que eso, cosas que aún no estás listo para entender, lo único que necesitas saber, es que necesitaba una muy buena moneda de cambio, y Lucifer fue muy considerado al ofrecerme eso a cambio de darle como obsequio al único hijo de Gabriel.

Su sonrisa se volvió más grande y horrible de lo que alguna vez habia sido.

—No pude haberte vendido mejor, no te imaginas todas las ofertas que recibí cuando ofrecí tu nombre, has hecho enojar a muchos en el infierno, todos tienen tanto deseo de poseerte que fue tentador no estrenarte yo primero, es otro de mis mayores deseos— El nombre sujetó mi rostro para mirarnos fijamente de nuevo— Pero el trato es, que tienes que llegar virgen al infierno, Lucifer adora los virgenes y tiene grandes planes para ti.

El castaño acarició mis labios con su pulgar, lo mordí con violencia hasta hacerlo sangrar, soltandolo solo cuando una cachetada hizo estallar en llamas mi rostro, escupí mi sangre mezclada con la de él en su cara lo que pareció divertirle más.

—Muero por ver cómo te quitan esa soberbia, seguro que para esta misma noche estarás deseando haberme suplicado liberarte. —me tomó del cabello volteando mi cabeza hacia arriba exponiendo mi cuello, sentí la humedad de su aliento acariciar mi piel y por más que traté de alejarme de algún modo, su lengua recorrió mi cuello.

Cerré los ojos y en un último esfuerzo le di un golpe con mi cabeza, quedando con mis pensamientos confundidos, tanto que no entendí cuando el ángel cayó de bruces como si algo muy fuerte lo hubiese tirado.

Pero no algo, sino alguien, parpadee un oar de veces para que el mundo dejara de dar vueltas, había un hombre, más alto que Aumatage incluso, con los hombros anchos como un toro y una voz que hacía temblar la tierra.

—Vadier.

Fue lo último que dije antes de perder la consciencia.

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⏰ Última actualización: Sep 08 ⏰

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