Prólogo.

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La adolescente de diecisiete años se movió silenciosamente por los pasillos de su casa, cuidando no hacer ningún ruido. Ella no quería ser encontrada. Sus padres la matarían si supieran que ella se estaba escapando para ir a una fiesta y ella no quería hacerlo, pero no le habían dejado otra opción.

La fiesta de Ryan Chash, un alumno extranjero de su escuela, era importante. Todos las personas más populares e importantes estarían allí, ella también tenía que estarlo. Se había corrido el rumor de que uno de sus ídolos favoritos iría a esa fiesta para cantar y HanByol no pensaba perdérselo. E incluso si aquello era solo un rumor, ella de todos modos quería ir a esa fiesta.

—Hanbyol, chica loca, ¿De verdad vas a escaparte?

Los ojos de Solbin, su mejor amiga, parecían sorprendidos mientras la miraban. Eran las doce de la noche y ya la mayoría de las personas en el vecindario estaban dormidas.

HanByol rodó los ojos. —Si no fuera a escaparme, ¿Qué estaría haciendo aquí afuera, tonta?

Solbin río, negando mientras miraba a HanByol subirse al auto con rapidez.

—Hace frío. —HanByol siseó, acomodando unos mechones de su cabello, de un color rubio platinado, detrás de su oreja.

Un gorro azul de lana cubría su cabeza, acompañando su outfit. HanByol era una chica de largos cabellos de un cabello rubio platinado, delgada y con un piel de un tono pálido saludable. Sus ojos eran de un suave color marrón y sus facciones eran finas y delicadas. Ella era bonita y, gracias a su maquillaje de estilo natural, ella se veía aún más bonita. Su talento con el maquillaje y su espectacular sentido de la moda era algo que siempre la había enorgullecido, incluso más que sus habilidades en las artes marciales o su talento para la música. Ella tenía una voz hermosa para cantar y algún día quería ser una productora músical, ella sabía que lo lograría, ¡Solo tenía que esforzarse!

—No deberías fumar. —Hanbyol chasqueo la lengua mirando a su amiga. —Esa mierda va a matarte.

—De algo me tengo que morir, ¿no? —Solbin bromeó, con una mueca divertida.

Hanbyol resopló, negando.

—Mira, será mejor que mantengas tus ojos en la carretera o yo misma te mataré si nos matas. —advirtió, colocándose el cinturón de seguridad.

Solbin se río, pero no dijo nada. En su lugar, ella aceleró el auto.

—¡No vayas tan rápido, jodida perra! —Hanbyol gritó, aferrándose a su asiento.

—¡Oh, vamos! ¡Hay que divertirse, Hannie!

Los ojos de HanByol no se perdieron la carretera, hubo un punto brillante en el camino que pareció descender del cielo y ella abrió la boca para advertirle a Solbin que disminuyera la velocidad, pero fue demasiado tarde. El auto chocó contra algo y comenzó a rodar.

La cabeza de HanByol impactó contra algo y la sangre cayó de su nariz. Solbin salió disparada del coche en algún momento al no llevar cinturón de seguridad, probablemente había muerto. HanByol sintió un dolor agudo en su pierna derecha y se desmayó del dolor.

Ella no supo que pasó después hasta que despertó.

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Cuando abrió sus ojos, ella no supo donde se encontraba. Hacía frío y ella estaba desnuda. Su cuerpo tenía moretones por todas partes, pero nada le dolía, ni siquiera la pierna que ella estaba segura que se había roto.

La cabeza, sin embargo, le palpitaba terriblemente y ella estaba un poco mareada. Aún así, se las arregló para incorporarse y observar a su alrededor.

The White Draakon |myg|(#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora