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Felix abrió la puerta de su pequeño departamento ya entrada la madrugada. Llevaba una bolsa de compras de la tienda de conveniencia y un ramo de flores para decorar el lugar. Su apartamento era de un solo ambiente, donde también se incluía la cocina. La única habitación separada por una puerta era un pequeño baño. Con su trabajo no era capaz de optar a algo mejor, pero aquello tampoco estaba tan mal. Estaba sumamente agradecido de tener un techo.

Sus ojos se dirigieron hacia Seung Min, que dormía sobre la cama con la televisión encendida, pero en silencio. Dejó las llaves a un lado y cerró con cuidado, no obstante, no pudo evitar que el sonido despertara al chico.

Seung Min se sentó de inmediato, frotando sus ojos con las manos y se incorporó con pereza para recibir la bolsa que Felix llevaba entre sus manos y las flores.

—¿Cómo está? —preguntó quitándose la chaqueta para dejarla sobre una silla y se aproximó hasta cuna donde dormía Jeong In, su precioso y perfecto bebé, el hijo que se negó a dejar el mundo a pesar de crecer dentro de un omega rechazado.

—Se quedó dormido después de tomar su leche —contestó Seung Min, acomodando las flores en un florero que dejó sobre la mesa de desayunar— hicimos un castillo de bloques mientras no estabas.

Felix posó una mano sobre el barandal, mientras que con la otra despejó el cabello húmedo del sudor del rostro del niño, quien suspiró para acomodarse. El chico esbozó una amplia sonrisa, contemplando con sumo amor a su hijo por unos segundos, y se giró hacia Seung Min, quien lo observaba desde la puerta de salida.

—Gracias, no sé qué haría sin ti —agradeció con honestidad.

Seung Min sonrió— eres mi mejor amigo, haré esto por ti cada vez que lo necesites. Buenas noches, descansa —contestó saliendo su apartamento.

Escuchó la puerta de la habitación de al lado y suspiró, volviendo sus ojos hacia Jeong In, el motivo de su existencia.

La noche que Hyun Jin lo dejó, creyó que iba a morir de dolor y desesperanza. Era su destino como Omega y estaba entregado a ello cuando Seung Min y Karina -o mejor dicho Diamante- aparecieron en su camino. Entre los dos se lo llevaron a un hospital clandestino para Omegas donde no atendían Alphas, y allí estuvo todo el tiempo que necesitó ayuda para estabilizarse.

Sufrió síntomas de pérdida la mayor parte de su embarazo, pero Jeong In, de algún modo, se aferró tanto a la vida como a Felix, y finalmente salió de ahí con su hijo entre sus brazos. Las leyes de Omega, que eran las de esas calles, ayudaron al chico a salir adelante. Al no haberse atendido en un hospital Alpha, no tuvo oportunidad para reconocer a Jeong In como su hijo, no obstante, jamás les faltó comida o techo. Rápidamente, los omegas del sector le facilitaron una vivienda, pequeña pero usable, y un trabajo dentro de Red Lights. Al ser madre, Felix se quedó como encargado de servir las bebidas a los invitados y limpiar las habitaciones una vez que fueran desocupadas. Su trabajo le permitía vivir cómodo, sin grandes lujos, pero a su bebé no le faltaba absolutamente. Durante el día lo dejaba en el jardín de infantes, administrado por otros Omegas, mientras que por la noche lo veía su vecino y salvador, Seung Min.

Era una vida dura, y en algunos momentos quiso desistir. Cuando sus padres supieron que estaba embarazado y que Hyun Jin se negó a marcarlo, lo tiraron a la calle por la vergüenza que les producía un rechazo de esa magnitud. Se sintió solo, estuvo solo, y aunque en el hospital conoció a mucha gente, continuaba con la idea de que tarde o temprano moriría por el vacío de su alma. Su Omega, silente en su interior, despertó cuando vio por primera vez a su bebé. Su olorcito a vida, su llanto desconsolado, hicieron que Felix liberara sus hormonas maternales para tranquilizarlo, y de alguna manera, todo volvió a su lugar. Jeong In era el trocito de Hyun Jin que Felix no sabía que necesitaba hasta que lo sostuvo entre sus brazos.

❝ Waiting for us ❞  -「Hyunlix 」「Chanlix」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora