❝ Waiting for us ❞ -「Hyunlix 」「Chanlix」

» 12 «

Hyunjin observó con detención los movimientos de un preocupado Bang Chan que no dejaba de observar la pantalla de su celular. Bloqueaba y desbloqueaba, aguardando por un mensaje que no llegaba. Se sentía extraño, algo pasaba, lo intuía, el contacto con el Felix se había cortado de un momento a otro. Todo iba bien entre ambos la última vez que se vieron, temía a alguna acción inconsciente. Solo quería hablarle, preguntarle por Jeong In, invitarlo a alguna actividad divertida y ver su sonrisa nuevamente.

El alfa abogado analizaba los pasos de su contrincante. El aroma a Felix que constantemente lo rodeaba ya no era tan intenso como en ocasiones anteriores. Esbozó una sonrisa, porque aquello significaba que no estaban reuniéndose y eso le daba cierta ventaja. Desde su pelea con Lee Minho, ya no ingresaba tan casual a la zona roja. El tipo era violento y claramente no iba a comprender su postura si su crecimiento fue rodeado de omegas. A pesar de ello, tenía una fuerza descomunal. A su mente vino el recuerdo de Eun Bi, que gritó nerviosa cuando lo vio llegar a casa esa noche con la mejilla enrojecida y el labio partido.

Si quería aproximarse a Felix, debía cambiar de estrategia. No podía evitar el reprochar el hecho de haber callado la existencia de su hijo. Estaba tan molesto con el omega que era incapaz de canalizar de manera saludable sus sentimientos de frustración. Y todavía no podía estar con Jeong In. Si iniciaba un proceso legal, la custodia del niño estaría en sus manos en menos de una semana sabiendo los antecedentes del omega: vividor de la zona roja con un trabajo como prostituto. No obstante, si bien era el camino más rápido, en el fondo de su corazón, no deseaba lastimar a su ex pareja. Encontraría la manera de acercarse a él otra vez y eso significaba deshacerse de Chan.

Chan contempló por la ventana de su oficina. Desbloqueó su móvil para contemplar la foto de Felix y Jeong In que eran su fondo de pantalla. Suspiró, con el ceño fruncido y presionó los labios, molesto. Algo ocurrió con él. No dudó más. Saliendo de la oficina, emprendió el rumbo hasta la casa del menor. Cuando arribó en la zona roja, se percató de la presencia de una mayor cantidad de omegas en la entrada, quienes no apartaron la vista de su auto. Se sintió vigilado, pero no cedió, necesitaba noticias de su pareja. El tenso ambiente impactó contra su rostro una vez que abrió la puerta del vehículo. Los ojos expectantes de los omegas no se apartaron de su cuerpo. No era una mirada cálida, sino más bien, en aquellos orbes se concentraba un irracional odio. Sintió un ligero escalofrío recorrer su espalda, sin embargo, no dio marcha atrás con sus decisiones.

Quiso ingresar al edificio donde habitaba el omega, pero Seungmin no le permitió el ingreso.

—Nosotros nos conocemos, quiero saber sobre Felix, él no contesta mis llamadas.

—¿Y por qué debería informarte sobre Felix?

Un hueso duro de roer, con esa actitud poco agradable. La reacción del muchacho confirmó sus sospechas. ¿El padre de Jeong In apareció nuevamente en el lugar? ¿Algún alfa quebrantó la paz de la zona roja? Unos rápidos pasos se escucharon, y el semblante del pecoso apareció en el marco de la puerta.

—Chan... —apenas pudo decir antes de saltar a sus brazos.

Bang Chan suspiró de alivio, cobijando al menor en su pecho al tiempo que colmaba su cabeza de besos. El aroma de Felix, agrio hasta ese entonces, retornó a su común dulzor a miel. Hundió la nariz entre los cabellos rubios del omega, aspirando suave de su fragancia para calmar a su propio alfa interior que no hacía más que aullar ante la presencia del de casta más baja.

Felix oprimió su rostro contra el mayor, frotando sus mejillas para impregnarse de su aroma. Los demás omegas dieron su espacio, incluso Seungmin, que receloso se alejó a paso lento de allí. No hubo palabras. No fueron necesarias. Simplemente ambos se envolvieron en un cálido abrazo que les brindo la calma y seguridad necesitada. Una vez que estuvo listo, el muchacho de larga cabellera rubia se distanció para contemplar al mayor a los ojos.

—Me gustas, Chan.