Con la mente nublada

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Alessandro continuó besando su cuello mientras sus manos laacariciaban gentilmente sus pechos, lleno
de besos su espaldahaciéndola gemir. Alessandro sentía que el fuego ardía en susvenas, su hombría
despertó enseguida, Abril sintió que algo quepresionaba su espalda, ella aunque no lo veía supo lo que
era,ella se asustó al recordar lo dolorosa que había sido su primera vez, ella intentó salir de la bañera y huir
de esa situación, peroAlessandro no se lo permitió, siguió abrazándola y le dijo.  _No tienes que tener miedo,
te dije que esta vez sería diferente,no voy a lastimarte.

¿Lo mismo prometió la última vez.  _Esa vez dije que dolería un poco.  _Me dolió un montón, sentía que mi
cuerpo se iba a partir por lamitad.  _Esta vez será diferente, lo prometo.
Después de varios besos y caricias Alessandro logró convencer aAbril para volverse una con él, el hacerlo en
la bañera eraincómodo, él se levantó con la princesa en brazos y besó su bocamientras volvían a la
habitación. El no dejó de besarla en ningúnmomento, al llegar al borde de la cama la deposito
suavemente,ambos estaban empapados ya que acababan de salir de labañera, Alessandro usó su magia de
viento y haciendo que una cálida brisa secara sus cuerpos, Abril se quedó sorprendida, él seacomodó encima
de ella y le dijo.  _Así es más cómodo, no tenemos que perder tiempo secandonuestros cuerpos, aunque no
servirá de mucho, pienso hacertesudar toda la noche. Abril no entendió muy bien lo de hacerla sudar toda la
noche,ella se preguntó a qué se refería exactamente. Alessandro recorrió todo su cuerpo con la boca,
su lenguacaliente degusto sus pechos suaves y delicados. Abril aferraba sus manos a las sábanas, cada
parte de su cuerpoque él besaba y lamia ardían como brasas saliendo del fuego, uncalor sofocante la
inundó.Sin darse cuenta ella hundió sus dedos en sus cabellos sintiendola suavidad de su cabello mientras él
le daba un bocado a suspechos, mientras él la hacía estremecerse con cada roce su piel.Alessandro beso su
boca y chupo su lengua haciendo emergersonidos obscenos, lamió sus labios y al mismo tiempo, susgentiles
manos acariciaron y masajearon sus pechos.Él beso su cuello, bajó hasta sus pechos y comenzó a
chuparloscon dulzura y mordisqueó ligeramente sus pezones. Abril no pudo evitar gritar cuando sintió que una dulce parálisis se extendía por todo su cuerpo y la hizo
temblar. Alessandro levantó su cabeza y preguntó.  _Hum... ¿Esto te hace sentir bien? Él volvió a tocar sus
pezones endurecidos que rogaban para queél continuara tocándolos y al hacerlo una oleada de placer
seapoderó de Abril, ella respondió con las mejillas teñidas de rojo.  _Si. Eso a ella le gustaba, la hacía sentir
bien. Él volvió a robar suboca, le encantaba lo sincera y dulce que era la princesa, loinocente y provocadora
que podía llegar a ser sin darse cuenta.Alessandro siguió recorriendo su cuerpo desnudo con sus manos,ella
lo rodeó con sus brazos y le abrazó fuertemente perdiéndoseen el placer de ser acariciada. Ellos continuaron
comiéndose a besos hasta que Abril estuvo unpoco más tranquila, Alessandro deslizó su mano entre
suspiernas acarició su hendidura suavemente, Abril se sobresaltó alsentir sus dedos acariciando su parte más
íntima y apretófuertemente la espalda del rey. Al separar sus labios, ella vio que había hambre en su mirada,
unhambre devoradora y caliente que la asustó, esa era la mismamirada que había visto en él la primera vez
que había sido sumujer, Alessandro pudo ver el miedo en sus ojos, él le dio unbeso en la palma de la mano,
otro en el dorso, cubrió su rostrocon sus besos y le dijo.
_No tienes que temer, no te voy a lastimar, esta vez no seráigual. Él la beso, la lengua de él exploró su boca
antes de que setrasladara hasta su cuello, ella sentía el calor húmedo de suslabios en el hueco de su
clavícula y casi gritó de placer. Pero en lugar de ello se aferró a él, pasando sus manos por todosu cuerpo,
salvajemente libre, tanto como quiso, ella deslizó susmanos por su espalda, por su pecho y los músculos de
susbrazos, lo sintió por completo tal y como él lo estaba haciendo. Él le besó los hombros y los pechos, el
estómago, las caderas, labesaba por todas partes mientras ella se quedaba sin aliento ysin darse cuenta
empezó a moverse contra él de una manera quehacía que él gimiera y le suplicó que se detuviera antes de
que perdiera el poco control que tenía. Cada beso que él le daba eracomo una chispa de fuego creciendo
dentro de él, era como siquisiera apagar el fuego con aceite, lo único que hacía era avivarlas llamas. Al final
Alessandro no pudo seguir conteniendo y acarició suentrada con su miembro endurecido y se abrió paso
lentamentehasta su interior, Abril se estremeció, sintió un poquito de dolor,él se quedó quieto al escuchar que
ella se quejaba y volvió arobar sus dulces labios para hacerla olvidar del dolor. Después de un rato la
sensación de dolor desapareciócambiando por placer, él empezó a moverse lentamente para nolastimarla, un
placer dulce y agradable inundó su cuerpo, que suvoz escapara de su boca, él podía sentir su cálido aliento
en sucuello y en su oreja, haciendo que su deseo y pasión se desbordaran, él empezó a moverse un poco más rápido ya nopodía más, sus sentidos estaban
completamente nublados. Ella le clavó las uñas en la espalda y él siguió moviéndoseaumentando la velocidad
de sus caderas, hasta que ambosllegaron al clímax, él depositó su semilla en su interior, Abrilsintió que su
vista se nublaba y su cuerpo se sacudió. Alessandrose mantuvo encima de ella sin moverse hasta que ambos
serecuperaron, él deseaba continuar haciéndola suya, pero ella seveía completamente agotada, así que se
contuvo, se quitó de encima de ella y la rodeó con sus brazos y le preguntó.  _ ¿Estás bien? Abril sentía que

estaba en todas partes y en ninguna, sussentidos seguían nublados, así que solo respondió que
siacomodándose en su pecho, se sentía agotada, él acarició sucabello con dulzura como si fuera algodón,
temiendo lastimarla,al final ella se quedó dormida entre sus brazos.

Esposa olvidada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora