La ira de un rey

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Al día siguiente cuando Abril se despertó se sentía cansada, ellaaún seguía entre los brazos de Alessandro.
Él le dio un beso en elhombro y le dijo.  _Buenos días esposa mía.  _Buenos días. Si
Abril sintió como las manos de Alessandro se movíanfurtivamente debajo de la sábana acariciando su cuerpo,
ella sequejó.  _Para, ¿Qué crees que estás haciendo?  _Casi nunca tengo tiempo de estar contigo, quiero
aprovechareste momento, ¿No quieres?  _Estoy agotada, no podría, aunque quisiera, ¿No estás cansado? A pesar de lo poco que había dormido Alessandro se encontraballeno de energía, pero eso no le extraño,
siempre que dormía conAbril tenía una buena noche de sueño y se levantaba con muchaenergía al día
siguiente, pero cuando estaban conectadosíntimamente aquello era exponencialmente mejor, su magiaestaba
rebozando y tenía tanta energía como un toro. Al pareceren esos momentos tan íntimos su magia se
desbordaba sin que ella se diera cuenta.  _Para nada. Abril bostezo y dijo.  _Yo me siento muy cansada, más
de lo normal en realidad. Alessandro se preguntó si su cansancio se debía a su fuga demagia, apunto eso
mentalmente para preguntárselo a Sirius alregresar. _Aun es temprano, intenta dormir un poco más.

Le dijo Alessandro mientras detenía sus manos furtivas y selimitaba a abrazarla. Abril se
sentía completamente agotada asíque le hizo caso, cerró sus ojos quedándose dormidarápidamente. Ella
estuvo durmiendo toda la mañana, cuandodespertó el sol ya brillaba en lo alto, ella aún seguía entre
losbrazos de Alessandro, cuando él sintió que se movía le preguntó.  _ ¿Has dormido bien?  _Si, pero ya es
tarde, creí que íbamos a marchar temprano.  _Si, pero parecías cansada y no quise despertarte,
ademásnuestro próximo destino queda cerca, podremos usar elpergamino de teletransportación y
llegaremos antes delanochecer, si sigues cansada también podemos quedarnos un díamás.  _No, ya me
encuentro bien, no quiero seguir retrasándote.  _Entonces será mejor que nos levantemos, no has comido
nadadesde ayer, debes tener hambre.  _La verdad es que sí, me muero de hambre. Después de comer
Alessandro fue arreglar los preparativos parasu viaje, Abril se quedó descansando en una sala
mientrasAlessandro regresaba. A pesar de que había dormido toda latarde ella seguía cansada y sin
energías, al final ella terminóquedándose dormida en el sofá.Cuando Alessandro regresó a buscar a Abril vio
que ella dormíaplácidamente en el sofá no quiso despertarla, sin embargo todoestaba listo, solo faltaban ellos
para ponerse en marcha.
Alessandro se acercó a ella, sacudió su hombro suavemente y ledijo.  _Abril, despierta, es hora de irnos. Abril
hizo un gran esfuerzo para abrir sus ojos, ella los sentíapesados, deseo poder seguir durmiendo, pero
no podía seguirretrasándolos.  _Estás bien?  _Si, solo tengo un poco de sueño, dormiré, en un momento
medespejaré, no te preocupes.Alessandro pensó que era por la intensa noche que habíantenido el día
anterior así que le restó importancia, pensó queunos días de descanso ella estaría como nueva. Cuando
sesubieron al carruaje Abril acomodó su cabeza en el hombro deAlessandro y se quedó dormida rápidamente.
Cassian le dijo.
Parece cansada.  _Si, ayer no durmió mucho, ¿Como llevas el dolor de tu pierna?  _Mejor, en realidad
desde hace unos días apenas y siento algode dolor, creo que la magia de Abril se está volviendo
másfuerte.  _También me he dado cuenta de eso, pero ella usa su magiainconscientemente, no sé si eso sea
bueno para ella.  _Creo que deberías de decirle que posee magia, si no lo sabenunca sabrá cómo controlarla.

Alessandro apartó un mechón de cabello del rostro de Abril yrespondió.  _Puede que tengas razón, se lo diré
cuando regresemos alpalacio.Abril durmió durante todo el viaje al llegar a su destinoAlessandro intentó
despertarla, pero le fue imposible, al final labajó en brazos, después de dejarla en la habitación él pidió
queprepararan varios platillos que solían ser los favoritos de laprincesa. Él había planeado estar con Abril el
resto de la tarde,pero como ella seguía dormida él lo considero inútil y decidió ponerse a trabajar para así
tener algo de tiempo libre al día siguiente para estar con ella y mostrarle el lugar.Alessandro mandó a llamar al
encargado de la mina, ellosestaban en un pueblo minero y desde hacía un tiempo habíanempezado a circular
rumores de que el capataz de la mina estabavendiendo el hierro al reino de Laios. Al principio
Alessandropensó que quizás solo eran mentiras mal intencionadas, sinembargo, el hierro que se enviaba a
las fraguas para creararmaduras y espadas había empezado a escasear. El capataz era un hombre delgado,
de cabello blanco con aspecto demacrado. Cuando se reunió con Alessandro se veía especialmente nervioso
y asustadizo, él se preguntó cómo era que ese hombre había tenido el valor de traicionar a su reino, él no era
más que una ratacobarde. Alessandro entrelazo sus manos, se le quedó mirandoun momento y después
dijo.  _ ¿Sabes por qué te he mandado a llamar?
Aquel hombre estaba sudando como un cerdo en el horno, selimpiaba con su pañuelo el sudor de la
cara constantemente yrespondió.  _No sé a qué se refiere su majestad.  _Ha llegado a mis oídos los rumores
de que el hierro de la minano está llegando a las fraguas.  _Esas son mentiras su majestad, el hierro sale de
la mina y vadirectamente a las fraguas, ¿A dónde más podría ir?  _Eso mismo quisiera saber yo, ¿A donde
está yendo el hierro dela mina y por qué se escucha por ahí que estás haciendo tratoscon el reino de
Laios?  _ Todo eso es mentira su majestad, yo administro bien la mina y jamás haría tratos con el reino de
Laios, ellos son nuestrosenemigos. Alessandro clavó su mirada penetrante en aquel hombre, unamirada fría y
gélida como el mismo hielo que podía hacertemblar a cualquiera, aquel hombre sintió la ira emanando de ély
tembló de miedo, en ese preciso momento se dio cuenta deque su final había llegado, que no habría una
segundaoportunidad, que no importaba si rogaba o imploraba perdón, sufin había llegado. Aquel hombre cayó
de rodillas en el suelo haciendo un ruidoestridente con sus rodillas.
_Por fin te has dado cuenta de qué va esto, más te valeresponder lo que te preguntare, si no te hare sentir
tanto dolorque me rogaras para que te mate.  _Su majestad yo no...  _No abras la boca a menos que te lo
diga, ¿Quién está detrás deesto?, no creo que seas tú el cerebro de esto.  _No lo sé. Alessandro extrajo el
aire a su alrededor dejándolo sinrespiración, aquel hombre luchaba por respirar.  _ No estoy mintiendo, se lo
juro, no he se quién es, hace untiempo un hombre vino y me ofreció un buen dinero por enviarel hierro al reino
de Laios. Alessandro dejó que respirara un momento y preguntó.  _ ¿Cómo era ese hombre?, ¿Cómo se
llamaba?

Tobías.  _Tobías que?  _No lo sé, él no me dijo nada más.  _ ¿Y su aspecto?  _Siempre llevaba oculto su
rostro en una capa, no sé cómo seveía.
Alessandro mandó llamar a los guardias para que se lo llevaran yles dijo.  _Interróguenlo. Después de que se
llevarán al capataz Alessandro fue a ver aAbril, cuando el entró a la habitación vio que aún seguíadurmiendo,
él intentó despertarla pero no pudo, ella estabasumida en un sueño profundo y eso le preocupo.  _Abril,
despierta. Le repitió una y otra vez, pero ella seguía sin despertar.

Esposa olvidada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora