Capitulo 22

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Perrie palmeaba el asiento con impaciencia mientras maniobraban con cuidado a través del tráfico. Cuando el conductor se detuvo en un semáforo en amarillo levantó las manos.

"¡Jesucristo! Es un milagro que no nos hayan chocado por detrás" dijo en voz alta "Nadie se detiene en las luces amarillas"

"¿Podrías calmarte Detective?"

"¡No, no voy a calmarme! Pensé que estábamos de prisa ¿Qué pasó con eso de zigzaguear dentro y fuera del tráfico, poner las luces parpadeantes y sonarle la bocina a cualquiera que se interpusiera en el camino? Eso es lo que hacen en la televisión"

"No estamos en una patrulla de la policía, detective. Y técnicamente, no estamos en crisis" dijo Erickson.

Sin pensarlo, Perrie sacó su arma, apuntando directamente al conductor "¡Yo digo que estamos en una maldita crisis! ¡Ahora cómete esa maldita luz roja!" gritó.

"Baja el arma, detective. Eso no está ayudando" dijo Erickson de manera razonable. "¡Cómete la maldita luz!" gritó.

Todos se echaron hacia atrás cuando el conductor pisó el acelerador, disparado a través de la intersección mientras los autos se detenían alrededor de ellos, todas las bocinas sonaban.

"Bueno, eso está mejor" dijo ella, bajando su arma "No tenemos tiempo para mear por aquí, Erickson"

Erickson se volteó en el asiento señalándola con el dedo "No creas que no serás citada por eso, Detective"

"Bueno, por suerte, no trabajo para ti"

"Y nunca lo harás. La disciplina no es al parecer su punto fuerte"

Perrie rió "Palos y piedras, agente"

"Lo digo en serio. Su capitán se enterará de esto. No saque un arma en el maldito auto"

"Como sea" murmuró. Palmeó al conductor en el hombro, casi sonriendo a los grandes ojos que le devolvieron la mirada por el espejo retrovisor "Sólo llega allí"

***

Jade pensaba que había conocido el miedo. Sin embargo, con las manos atadas detrás de ella y la sensación inequívoca de una pistola apretada contra su espalda, el miedo que había vivido en las montañas...con un asesino en su camino...no era nada comparado con la desesperanza que ahora sentía. Perrie no vendría al rescate, no había una ciudad fantasma para ocultarse y ninguna detective retirada de la policía aparecería misteriosamente para prestarle ayuda.

Y la persona que había conocido como su padre se había convertido en un loco. Su mente daba vueltas con preguntas mientras ella precedía a Ramsey por el largo y oscuro pasillo, sus botas hacían clic retumbando en el búnker abandonado ¿Su madre realmente había tenido un romance? ¿Y realmente había sido asesinado su padre biológico por estas personas?

No era de extrañar que un asesino a sueldo asesinando a la hija lesbiana fuese tan fácil para ellos. Lo habían hecho antes. Tal vez muchas veces. Al parecer, la pesadilla de las últimas dos semanas se acercaba rápidamente a su fin. Su madre estaba sedada hasta el punto de la inconsciencia y su único aliado en toda la finca era Arthur, pero había sido despedido por esa noche. Se dio cuenta que estaba completamente sola.
Sola y por su cuenta.

"¿A dónde me llevas?"

"Cállate. Eso no te concierne"

"No estoy de acuerdo. Soy la que tiene una pistola presionada a la espalda"

Cuando él no respondió, intentó otro enfoque "Eres Ramsey, el hombre que informó sobre las amenazas de muerte a la policía. A la Detective Edwards" otra vez no dijo nada "Hubiese sido gracioso si el verdadero FBI contactara también con ellos. Creo que tu plan hubiese fracasado"

El Objetivo (Jerrie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora