Valeria
Otro día más que llego tarde, no me lo toméis en cuenta, yo soy muy responsable, el problema es que me encanta dormir y tengo un sueño muy profundo, gracias a eso no escucho la alarma.
Por lo menos hoy la bruja de la profesora no me ha castigado, dice que le da igual que llegue tarde, según ella si me deja fuera no voy a aprender nada, aunque no lo hago igualmente.
En cambio de clase no dejan de hablar y gritar, lo cual me moleta muchísimo y no puedo leer. Lo mucho que he hecho en estos dos cambios de clase es ver el patio, tengo la suerte de sentarme al lado de la venta y cuando me aburro observo a la gente que hay en el patio o simplemente veo el cielo. Por la mañana puedo ver el amanecer y es precioso, me relaja muchísimo, tanto que en alguna clase me he quedado dormida, aunque también puede ser que me duerma de aburrimiento y cansancio.
Ahora mismo no se ve gran cosa por la venta solo un chico que está mirando hacia arriba, este es pelinegro, con un peinado como los de K-Pop, sus ojos son azu...
Joder que daño, ¿qué ha sido eso?
—¡¿PERO QUE HACEIS?!
Miro a mi mesa y veo una pelota grande hecha de celo y papel. No me lo puedo creer... Como muchas veces los inmaduros de mi clase se ponen a jugar con pelotas como esta, es muy molesto. Tienes que ir esquivándolas, porque como te den, te pueden hacer daño, en esa es la situación en la cual me encuentro ahora mismo. Me duele mucho la cabeza, pero cuando me dio la pelota intente disimularlo.
—Uy, perdón, Valeria... — Alex dice burlona mientras sus amigas intentan no reírse. Siempre es ella, la misma pesada de siempre y seguro que lo ha hecho a posta.
—¡¿PERO A TI QUE DIABLOS TE PASA EN LA CABEZA?! — Cojo la pelota y se la lanzo a la cara —. Uy, perdón, Alexandra.
—¡TIA QUE HA SIDO SIN QUERER! —Una de sus amigas me grita mientras Alex se queja del dolor.
—Lo mío también ha sido sin querer, hasta la he pedido perdón — digo mientras hago un puchero.
—Estás loca —me dice otra de sus amigas mientras me mira con asco.
—Como vuelvas a tocarme, desearas no haberlo hecho —dice Alexandra con la mano en la nariz.
—Pues la verdad, es que nunca te he tocado — digo con intención de molestarla, en realidad llevo razón yo nunca la he tocado, ha sido la pelota.
—¿Te crees muy graciosa no Diaz?
—Puede ser —digo desafiante.
—Mira niñata, dejas de vacilarme o te tragas el puño —dice entre dientes.
—No tienes ovarios para hacerlo. —Le reto encarándome a ella.
—Eres una...—Su amiga la sujeta el brazo y la aparta.
—Tía, que está ahí el director te puede expulsar, no lo hagas.
Pero cállate. De verdad la gente arruina los mejores momentos.
—Niñata hoy te has salvado, pero como vuelva a pasar te vas a tragar mi puño y la pelota.
—Eso ya lo veremos... — Le vuelvo a desafiar, parece mentira que esto allá pasado por una estúpida pelota.
La hora del recreo, agradezco un poco el descanso, poco más y me quedo dormida en la clase de mates. Hoy voy a hacer caso a Lúa y voy a intentar juntarme con Pablo, aunque no tengo ganas la verdad...
—Ey, Pablo —le saludo andado hacia él —. Oye ¿te importa si me uno hoy a tu grupo?
—No ¿Por qué me iba a importar? —Me dice frunciendo el ceño —. Antes has dejado fatal a Alexandra ¿Cómo te defiendes también?
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Mi mundo es la soledad// Trilogía imperfecta.
Roman d'amourSoy Valeria Díaz, estos últimos años la soledad ha sido parte de mi vida, hasta que llego él mi compañero de soledad, mi pareja tragedia. ¿Quién dijo que los cuentos de hadas son siempre prefectos? Cuando el mío era raramente imperfecto.