Capítulo XII

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Comimos en el Pans and Company tranquilamente y charlando. Después le dije a Sheila que fueramos a mi casa y que se quedara allí conmigo hasta que estuviera perfectamente bien.

Estaba impaciente por leer la carta. Me había pasado todos los días pensando en ella. Era una carta muy importante, de mi mejor amiga del instituto a la que ya consideraba inexistente.

La verdad. Pensé que no volvería a saber nada de ella.

Llegamos a mi casa y cojí disimuladamente como pude la carta. Después señalé una habitación y la dije a Sheila que podía dormir allí. Ella aceptó encantada y me dijo que antes de nada iba a ir a su casa un momento a por sus cosas.

Yo asentí y me dirijí lentamente hacia el salón mientras Sheila iba a lo largo del pasillo hacia la puerta.

- Hasta luego! - dijo Sheila

- Adiós

En cuanto oí el sonido de la puerta al cerrarse saqué la carta doblada del bolsillo de la sudadera que llevaba puesta.

La abrí impaciente como un niño que abre sus regalos en Navidad o del día de su cumpleaños.

Empecé a leer:

Hola Alice.
Sé que hace mucho que no sabes nada de mi y que te dejé sola en el instituto cuando me fui aquel día sin avisarte, por esa razón te envio esta carta, para pedirte disculpas e invitarte a mi cumpleaños para celebrarlo juntas y volver a ser amigas como lo éramos antes.

Si puedes te recibiré en mi casa dentro de dos semanas. Abajo te dejo la dirección de dónde vivo. De todos modos no tiene mucha pérdida. Mi casa es bastante grande y resalta al lado de las demás asi que la reconocerás pronto.

Plaza de Kensting, Condado de Rotersville, número: 3

Te espero. Gracias

Fdo: Sarah Perkings

Terminé de leer la carta. El Condado de Rotersville estaba a la otra punta del país así que tendría que hacer un largo viaje. Sin embargo tenía muchas ganas de ir.

Le puerta sonó de repente haciéndo que volviera a la realidad.

- Hola Alice ya estoy en casa

Corriendo guardé la carta en uno de los cajones de la mesa del salón mientras Sheila se dirigía con una pequeña maleta a su habitación.

Después estuve pensando. No sabía que hacer con Sheila. No sabía si contarle lo de la carta o no. En fin Sheila también era amiga suya pero si Sarah no le ha dicho nada a ella será porque no quiere que asista a su cumpleaños.

- Bueno ¿qué tal estás? ¿Has podido sobrevivir sin mi? - dijo Sheila mientras entraba por la puerta del salón haciendo el tonto.

- Por suerte has llegado pronto, si hubieras tardado un poco más, sobrevivir me habría sido imposible sin usted, su majestad - dije riendo y haciendo gestos.

Sheila se rió y se tiró en el sofá donde estaba yo sentada a suficiente distancia como para no caer sobre mi o hacerme daño.
Después cojió el mando de la televisión y puso uno de los canales de música.

A mi me entretenía mucho escuchar las canciones y a la vez ver el videoclip y Sheila lo sabía.

Subí las piernas con cuidado al sofá y apoyé mi espalda en el respaldo para sentirme más cómoda. Después le pedí a Sheila una manta para taparme con ella. Aunque no hiciera frío yo siempre me sentía más cómoda con mi manta.

Cerré los ojos.

Después abrí los ojos. Lo que parecía haber sido un segundo para mi, en realidad había sido casi una hora!

Estaba tan cansada... En fin, estos últimos días no había dormido muy bien en el hospital.

Miré al cajón donde había guardado la carta y pensé... ¿Podré aguantar dos semanas hasta poder hablar con Sarah?

Estaba impaciente.

Alice CarpenterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora