Capítulo 29. Cupido

90 32 4
                                    

2007, Pasado.

Clara

Justo a las 3:00 p.m. estaba tocando la puerta de mi casa, al abrir me quedé hipnotizada tras el suculento chico que estaba frente a mí, mi Thomas, estábamos ahí, uno frente al otro, se acercó, y me besó, un beso tierno, uno de esos que te hacen sentir querida, luego nos separamos.

- ¿Estás lista? – preguntó.

- Sí, vamos. – respondí.

Él puso en marcha la camioneta y avanzamos.

- ¿Dónde iremos? – pregunté con curiosidad.

- Es sorpresa, Clara. – dijo con su típica sonrisa burlona

Fue un camino silencioso pero cómodo, llegamos a un lugar muy lindo, había muchos árboles, por ende, hacia frio, Thomas se acerco a mi y por fin habló.

- Pasaremos la noche acá, ¿te gusta? – preguntó.

- Sí, me encanta. – respondí feliz.

El lugar era encantador, fuimos a comer a un restaurante muy lindo, aunque en el tiempo que llevábamos de estar ahí solo había visto parejas, pero dejando eso a un lado, todo estaba marchando muy bien, Thomas me tomaba de la mano, era caballeroso conmigo y me estaba haciendo feliz, y yo trataba de hacerlo feliz a él.

- Clara, quiero preguntarte algo.

- Dime

- Sé que nos estamos conociendo, pero yo siento que ya nos conocemos más, tenemos más confianza, te quiero y mucho, nunca me había aferrado a alguien, y como habrás notado ya me aferre a ti, a tus ojos, a tus caricias, a tus besos, a tu cuerpo, y me cabrea mucho pensar que otro te pueda tener, sé que suena posesivo pero me importa un carajo porque es la verdad, soy un maldito posesivo porque me encantas, porque quiero más de ti, porque estoy jodidamente enamorado de ti, y por eso quiero saber si tú, ¿quieres ser mi novia? – no me lo esperaba pero sonreí, porque yo ya no quería ser sólo su amiga, quería ser más que eso.

- Yo también estoy jodidamente enamorada de ti, claro que quiero ser tú novia – iba a seguir si no hubiese sido interrumpida por Thomas, se puso de pie y fue directo a besarme, fue un beso intenso, con intenciones de más y no pude negarme, nos retiramos del restaurante y fuimos a nuestra cabaña, dejando sin acabar la cena.

Después de celebrar en la cama que ya eramos novios, y de sentirme feliz porque por fin cupido había cumplido mi deseo de tener a Thomas solo para mí.

Ahí estábamos, acostaditos, y en lo que menos pensé me quedé dormida.

Al despertar, me encontré con un brazo que tenían rodeada mi cintura, me gire, Thomas aún estaba dormido, me pusé de pie despacio para no despertarlo, pero fue imposible porque al pararme perdí el equilibrio y volví a caer en la cama y él se despertó.

- Buenos días preciosa, ¿Cómo durmió mi novia? – dijo, pero que feliz fui con esas palabras.

- Buenos días, muy bien y mi novio, ¿Qué tal durmió? – dije, con una sonrisa maliciosa.

- Muy bien, amanecí muy feliz. – dijo sonriendo.

- Bueno, que bien, pero ya es tarde, debemos irnos. – dije seria

- Es cierto, desayunamos y nos vamos, ¿vale?

- Bueno.

Y así fue, nos duchamos y volvimos a celebrar nuestro noviazgo para regresar a nuestras vidas normales pero felices.

Nota de la autora: Gracias por leer, no olvides presionar la estrella de abajo, y comenta si gustas hacerlo. <3

Con cariño, Pao.

A través de su miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora