Extra (Thomas)

83 18 2
                                    

Relato escrito por, Thomas en su diario personal, el cuál fue robado por, Leo para posteriormente dárselo a, Clara.

Habitación

2007, Pasado.

Thomas

Quería salir de esa habitación para seguir golpeando al estúpido que estaba molestando a, Clara, pero ella se dió cuenta de mis intensiones, sus brazos me rodearon, se sintió tan bien estar tan cerca de ella, podía oler su perfume, es dulce, su olor definitivamente es a vainilla, no quería que se alejará de mí, coloqué mis manos en su espalda y poco a poco fui bajando hasta llegar a su cintura, hice que ella se acercará más y más a mí, para luego quitar una de mis manos de su cintura y tomar su barbilla, ella parecía no querer que nuestras miradas se cruzarán, pero finalmente logramos mirarnos, tratando de descifrar uno al otro, sus pupilas estaban dilatadas, dejé de ver sus ojos para ver sus temblorosos labios, esos labios que deseo besar, pero justamente ella da un paso atrás.

- Tengo tantas ganas de besarte justo ahora - lo pensé en voz alta.

- quédate con las...

No pude dejar que terminará, ya no aguantaba las ganas de probar sus delicados labios, así que sin preámbulos estrello mis labios con los de ella, pude sentir que ella trataba de alejarme pero no lo permití, el beso es jodidamente delicioso, podría convertirme en un adicto a sus labios, mi pobre llaverito no sabe qué ahora es mía, me pertenece y no pienso compartirla.

- ¿Por qué me besaste?

¿En serio?, acaso ella no nota lo mucho que deseaba ese beso, lo mucho que la deseo.

- Porque quise, porque deseaba mucho probar tus labios, y por lo visto tú también lo querías.

- No te creas tan importante, Thomas.

- Tus palabras dicen una cosa pero tus acciones me demuestran lo contrario, tu cuerpo reacciona ante el mío, sé que tú también lo sientes, respondiste el beso, no me rechazaste.

Se que ella lo deseaba también, pude sentir como se aferraba a mi.

Siendo sincero lo que deseaba era besarla nuevamente, la tomé de la mano e hice que se acercara más a mí, y volví a besarla, pero esta vez, Clara no quiso alejarme, sino que rodeo sus brazos en mi cuello, la tomé de la cintura acercándola cada vez más a mí, sujetándola con fuerza, mi respiración estaba agitada, mi corazón acelerado, pude sentir que, Clara también estaba en las mismas que yo, de pronto la puerta de la habitación se abrió, y nos separamos viendo que, Leo y Em estaban frente nosotros, sorprendidos.

Los estábamos buscando, supimos de la pelea, perdón por interrumpir – dijo divertido, Leo.

- No interrumpen nada – dijimos al unísono, Clara y yo.

- Deberíamos irnos, Em, ¿no crees? – dijo, Clara sonrojada, se veía tierna y hermosa.

- Está bien.

Y así es como se va, dejándome ahí, es esa habitación con el deseo de seguir besándola.

A través de su miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora