3: Desconocidos

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Marinette reaccionó de un instante –puedo ayudarles…

Emilie sonrió y le dio unos cubiertos –Por supuesto, anda, prepara la mesa.

Marinette tomó la bandeja y un tenedor se le escabulle al suelo, se agacha para tomarlo.

—Hubiera sido mejor si trajeras esa falda –se burló el rubio provocando que la chica se pusiera roja como tomate.

—Compórtate amorcito –le dijo la chica entre dientes.

Emilie había preparado una gran cena para recibirlos, la comida estaba realmente deliciosa, y ella comenzó a sentirse un poco más segura, aunque no sabía exactamente qué comer al ver que casi toda tenia carne.

—¿Qué sucede Marinette? –preguntó el padre de Adrien al ver a la chica en aprietos.

—Lo siento es que... –intentaba sonreír y no menospreciar a sus anfitriones–. No sé si Adrien –miró a ver al rubio con una sonrisa maligna –les comentó que no como carne.

—Nunca mencionó tal cosa –la madre parecía desconcertada

—Si lo hice, ma, pero vives en todas partes menos en lo que uno te dice –mintió él.

—¿En serio? –se desconcertó la madre–. En fin, te prepararé algo que puedas comer querida.

—No, no se preocupe –sonrió ella –. Puedo tomar la ensalada y el jugo de arándanos.

—Aún no puedo creer que estés aquí después de todo este tiempo –comentó Emilie

—Y dime Marinette –decía el señor Agreste mientras comía del filete que tenía frente a él –¿cómo están tus padres?

—Supongo que bien, atareados en su trabajo. –contestó ella.

—Creí que no viniste las vacaciones pasadas porque estabas con ellos –dijo Emilie confundida.

Adrien quiso encogerse en su asiento, se suponía que esa era una de las razones por las cuales no llevaba a la dichosa "novia" a casa, Marinette pudo ver esa expresión en su "novio".

—Si, por eso –quiso arreglar el asunto–. Me refiero a las vacaciones pasadas.

—Lo importante es que estas aquí –intervino el señor Agreste mientras Adrien miraba a la chica con un atisbo de agradecimiento.

—Tal vez mañana puedan acompañarme a mirar unas nuevas técnicas de remodelación hay algunos materiales muy prácticos hoy en día –sugirió Emilie mientras Marinette vio como el señor Gabriel miró a su hijo con algo de cautela.

Él la miró y ella no supo que hacer, solo casi por instinto tomó su mano, miró a la señora Agreste y asintió.

—Me parece perfecto, Adrien necesita saber todo lo que pueda, ¿o no? –respondió ella y los padres le sonrieron gratamente.

La cena concluyó, cada integrante recogía sus platos, Marinette aún estaba en el trastero secando algunos trastes junto con Emilie.

La chica observaba al rubio y a su padre en el desayunador, no estaba segura de que tanto cotilleaban, seguramente esas cosas de padre e hijo, eso la hizo recordar la escasa relación que ella tenía con sus padres últimamente, que ironía que Adrien haya dicho que no había podido llevar a su novia a conocer a sus padres debido a que pasa mucho tiempo con su familia.

Comenzó a considerar visitar a sus padres, desde que inicio el primer año de universidad no los había visto, si acaso unas cuantas llamadas al mes, poco a poco el contacto fue disminuyendo, por un momento, se sintió egoísta al preferir pasar el verano con un desconocido que con su familia.

Acuerdo Perfecto (A MLB A.U. Story)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora