2: Las cláusulas

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—No, ni lo pienses –Marinette negaba con la cabeza.

—Piénsalo, el beneficio es mutuo –intentaba sonar tentador.

—Mala elección de palabras –lo miró inquisitoriamente.

—Sí, mira, viajo mañana jueves a la casa de mis padres en París, me quedaré todo el verano, y solo tendrías que ser… ya sabes, tú con todo tu look y esa falda extraña –se burló otra vez.

—Wow, funcionó, la compré pensando en que algún día Adrien Agreste me dijera que era extraña –exclamó sarcásticamente.

—¿Entonces? –pregunto sonriendo.

—Sí, claro, ser tu amada novia por todo el verano, conocer a tu familia y fingir que conozco literalmente todo de ti desde hace casi dos años… ¿y a cambio de qué? –bromeó segura de que jamás haría tal cosa.

—A cambio de tener sexo exactamente los mismos días que tu cumplas con tu parte del trato –dijo con toda naturalidad.

Él no lo veía de una forma complicada, ella era una mujer lista, inteligente y… perspicaz, él no pensaba demasiado las cosas. Técnicamente él se había acostado con muchas mujeres, la "niña bien" no debía ser un problema, quizás hasta sería divertido.

Marinette abrió los ojos mientras lo veía, su parte más escrupulosa gritaba un inminente: "No" en tono seguro y decidido, pero un verano con ese chico Agreste a su disposición parecía demasiado irreal.

—Es mucho más complejo de lo que planteas –suspiró tratando de escudarse a sí misma.

—No, no lo es. ¿Qué pasó con "cuánto por acostarme contigo?" –preguntó burlonamente imitando patéticamente su voz. La chica lo miró fulminantemente.

–Con esa actitud me estas convenciendo totalmente —el sarcasmo era bastante evidente—. Además, hablamos de todo un verano como la mejor novia que te puedas imaginar y eso es a cambio de… –esperaba alguna respuesta.

—Un verano con el mejor sexo de tu vida –terminó él por decir con orgullo.

—Debido a mi poca experiencia en el asunto, permíteme dudarlo –se encogió ella.

—Estamos igual, jamás he tenido una novia por más de dos días. –dijo cínicamente–. Así que… ¿Tenemos un acuerdo entonces? –inquirió Adrien.

Marinette suspiró sin pensar mucho por lo que iba a hacer.

—Lo tenemos –aseguró estrechando su mano.

—Te espero mañana a las 10 aquí. ¿Te parece bien? –se acercó a ella para cerrar el trato.

—Ya que –dijo con cierto desgane.

—Gran entusiasmo amada mía –expresó en forma irónica.

—Lo que quieras, semental –murmuró Marinette abriendo la puerta mientras Adrien reía—. Buenas noches, Agreste –se despidió.

—Hasta mañana, nerd –el rubio vio a esa extraña chica partir.

Era una locura todo aquel acuerdo pero no había remedio, solo el verano, un verano para descubrir y descifrar a Marinette Dupain-Cheng.

Marinette iba prácticamente hiperventilando, sacó sus lentes y se talló los ojos antes de ponérselos, mientras caminaba de regreso a su dormitorio. Ni en sus más locos sueños hubiera pensado en llegar a conocer a ese chico de esta forma, ese verano iba a hacer interesante y ella estaba dispuesta a cumplir su parte del acuerdo y disfrutar del resto.

Acuerdo Perfecto (A MLB A.U. Story)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora