9: La noche de las luciérnagas

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Lenta y temerariamente con el dedo deslizó para contestar la llamada.

―¿Diga? ―preguntó temerosamente.

―Hola, ¿Adrien? ―escuchó la voz del otro lado de la línea

Se imaginaba a la tal Kagami, una chica de esas sobrevaloradas, seguramente porrista, de esas que seguramente se la pasaban de compras todo el día, les importaban un carajo los estudios y estaban más preocupadas sobre que marca y tono de labial usar.

―No soy Adrien ―contestó con cierto desdén, por alguna razón le molestaba que ella llamara.

―¿Quién habla? ―la voz sonaba aguda―. Aguarda… ¿eres Marinette?

Los ojos de la chica se abrieron sorpresivamente, ¿esa chica "sobrevalorada" sabía de su existencia?

―Si ―contestó con un hilo en su voz totalmente sorprendida.

―Adrien debes prestar atención a lo que le sucede ―la voz de Felix continuaba sonando seria.

―Te repito que no creo que sea algo grave.

―Vuelve a preguntarle que es ese medicamento ―pidió su hermano―. Más vale que yo me esté equivocando.

―Tu que tanto sabes ―alardeaba Adrien―. ¿Para qué sirve ese "famoso" medicamento?

―Puede ser… ―se ponía pensativo―. Algún edema, alguna inflamación, una enfermedad autoinmune, peor de los casos… un tumor.

―¡Estás exagerando! ―se cruzó de brazos.

―Ojalá que esté exagerando ―deseó Felix.

Felix abandonó a su hermano y entro a la cabaña, nuevamente se dispuso a irrumpir en la habitación donde Marinette dormía, para buscar ese famoso frasco, después de hurgar entre las maletas encontró el frasco nuevamente, llevaba poco menos de la mitad de las píldoras, leyó la etiqueta con letras remarcadas:

St. James Rx Pharmacy

638121, Hawkins Phillip,

Marinette Dupain-Cheng

Tome 1 píldora para dolor e inflamación cada 24 horas, vía oral.

25 gr. Alymsys.

Felix quedó pensativo, "dolor e inflamación", esa información no le decía nada, podría haber múltiples causas de ese dolor, sabía que el dolor venia de la cabeza, pero ¿qué causaba ese dolor?

Giró el frasco y vio el número de la farmacia, tal vez rastreando la receta podría contactar al doctor Hawkins, el que había prescrito el medicamento y obtener más información, sabía que no iba a ser sencillo, ningún doctor soltaría información sobre sus pacientes, pero Marinette no parecía ser el tipo de persona que diría abiertamente si alguna enfermedad la aquejase, sacó su móvil para guardar el número, regresando a casa iba a ponerse en marcha en la investigación, por lo pronto regresó el frasco a su sitio.

Marinette había finalizado su llamada con Kagami, se quedó totalmente sorprendida con lo que acababa de escuchar, volvió a mirar la pantalla y se atrevió a abrir los mensajes, el corazón le latía a toda velocidad, la conversación con Kagami no era muy larga, pero lo leyó completamente, sintió una extraña punzada en su corazón, su respiración se aceleraba por lo que sus ojos leían, el corazón se le encogía de la conmoción, llegó al final del último mensaje enviado y justo para eso, escuchó unos pasos sobre la hierba, salió de la aplicación y avanzaba unos pasos.

―Te has tardado ―comentó el rubio―. ¿Todo bien?

Ella lo vio a los ojos, suspiró ligeramente para volver a tomar aire ―si ―logró decir intentando disimular mientras le entregaba el móvil―. Todo bien.

Acuerdo Perfecto (A MLB A.U. Story)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora