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[ pequeña historia. ]

Nos remontamos a los inicios de aquella magnífica amistad entre Skywalker y Kenobi, cuando ambos tuvieron que viajar a un planeta algo lejano del Naboo.

Aquel planeta tenía más de una luna, para ser concretos tenía tres y, en una de esas tantas noches que Anakin se quedaba con su maestro admirando el cielo decidió romper un silencio cómodo para ambos.

— Maestro, la luna me recuerda a usted. — el joven padawan murmuraba señalando a los tres astros.

Obi-wan no supo cómo responder ante eso, lo único que hizo fue pasar su brazo por los pequeños hombros del rubio y abrazarlo contra su cuerpo, pero esa frase jamás se le olvidaría.

Años más tarde, remintándonos a lo actual, en las tierras de Naboo.
Un, ya adulto, Skywalker había salido a la terraza de su habitación, encontrándose con solo la vaga iluminación de la luna. Kenobi le acompañó al entrar al cuarto y no verlo sentado en la cama.
El más alto no necesitó girarse para poder notar la presencia de su maestro.

— ¿Sabes? La luna me sigue recordando a tí. — El joven padawan no desvió su vista del cielo estrellado.

Sin embargo, notó la calidez que la mano del más bajo proporcionó en el dorsal de su mano, pues este había colocado la suya encima.

— A mí también me recuerdas a la luna, Anakin.

Obikin space  ׅ⎖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora