Obikin space ׅ⎖

11

[ historia + au. ]

Las cosas habían salido relativamente bien, después de no haber impedido el asesinato de Palpatine, Skywalker logró salvar a Padme y tuvo a ambos gemelos.
Pero en ese transcurso de tiempo algo floreció dentro de él, pues a medida de que se iba acercando más a su maestro, más cariño le tenía, pero el joven padawan sabía que aquello no era un cariño general, algo que estaba dentro de lo moralmente correcto.
Anakin siempre fue capaz de romper cada una de las reglas de los jedis y, esta no sería la excepción.

Meses después de que sus descendientes cumplieran ambos un año de edad, Anakin tuvo que sentarse con Padme a hablar, lo necesitaba, ambos lo necesitaban, ya que; el hombre de aquella sala rehuía los cariños de su mujer, o incluso hacia lo imposible por no dormir con ella, ya no se sentían agusto, y esto iba en ambas direcciones. Padme, por su lado, gracias al desinterés de Anakin, ella también empezó a tener un tanto de aquel sentimiento amargo.
No quería, era algo que le hacía pensar demasiado en como estaba llevando su propio futuro y como acabarían sus hijos pero, ese desinterés por ambas partes siguió creciendo hasta que no pudieron más.

Actualmente estaban ambos sentados, el uno enfrente del otro, con la luz de la luna como única iluminación tenue en el ambiente, sus hijos dormían.

— No sé cómo empezar. — Skywalker dio el primer paso, aunque no sirvió de mucho, la senadora estaba algo cabreada. — Lo siento, Padme.

— ¿Lo sientes? ¡Llevas así meses, Anakin, ya no sé ni quién eres, parece que ya no me quieres! — Hizo una pequeña pausa para mirar a su actual marido. — ¿Es eso? ¿Ya no me quieren?

El silencio reinó en la sala, el castaño no supo cómo responder y la de cabellos largos se tomó aquello como una respuesta clara y agridulce; un “sí“ rotundo por parte de su pareja.

— Ya no me quieres... — Afirmó la fémina cabizbaja. Anakin no tardó en levantarse para ofrecerle consuelo.

— Padme, de verdad que lo siento, pero ya no es lo mismo, mi lady. Hay... hay otra persona y no creo que esto deba seguir así. Mereces algo mejor que esto, prometo cuidar a los niños, seguiré siendo el padre que merecen, pero no puedo seguir contigo. — Sus palabras sonaban lo más tranquilas posibles mientras estaba de puntillas enfrente a su compañera, acariciando el dorso de sus manos.

— Lo entiendo, lo entiendo y lo acepto, Ani. Pero tendrías que habérmelo dicho antes.

Después de esas palabras, Skywalker se levantó con cuidado, mirando a la fémina con algo de pena.
Las cosas habían quedado claras, no eran una pareja, pero ambos eran igual de responsables con los niños, Anakin se comportó mejor de lo que Padme pudo esperar.

Por otro lado, Obi-wan no era aún capaz de entender porque habían dejado su relación atrás aquellos chicos, aunque tampoco se lo cuestionó mucho. No le dieron explicaciones, no hasta que, un día, un día no muy bueno, llegó la sorpresa y Kenobi pudo comprender.

Estaban ejecutando una pequeña batalla contra el nuevo general del lado oscuro y, en una de esas, el joven padawan había sido dañado, era un daño de gravedad y Obi-wan no dudó en dejar todo lo que estaba haciendo para acudir en su ayuda.
Las palabras escasearon en ese momento, si alguien los hubiera visto detenidamente los hubieran llamado locos o los hubieran matado, una de dos.

El aprendiz contemplaba los azulados ojos de su maestro, con una de sus manos en el pómulo izquierdo del mismo. Obi-wan sostenía la mano ajena contra la suya y su mejilla, observando los ojos ajenos de la misma manera.
No perdió tiempo, Anakin se había abalanzado sobre el rostro de Kenobi, la distancia entre ellos ya no existía, pues en un amago de una última acción antes de caer desmayado, el castaño presionó sus labios con los del adverso; fue un beso rápido, fugaz, aunque nadie los detuvo, ambos supieron que aquello duró tan poco por el mal estado de Anakin.

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I'm gonna—.
No lo sé, siento no haber escrito tan bien como me hubiera gustado estoy algo distraído últimamente, empiezan las clases y estaré menos de lo que quiero. :(