• Beny •
- Gracias, hermano - cogí mi durum y fui a donde estaban mis amigos.
- Hoy es el último concierto de Morad, ya mañana esta aquí - habló Sufian mirando su móvil.
- Oye, ¿al final qué pasó? ¿Dónde se quedaron? - preguntó Ojos Claros.
- Leila publicó una foto con él en una casa - informó Sufi.
- ¿Tú como vas con Leila? ¿No has hablado más con ella?
- No - negué con mi cabeza mentras hacía puchero - ya la tengo superada.
- Desde que llegaste de Londres estás muy cambiado, te hacía falta desconectar y estar con tu familia.
- Joder... pero echo de menos hacer las cosas de antes.
- Yo por ahora estoy bien de dinero, no pienso hacer nada más, quiero estar tranquilo - habló One.
- Acuérdense que a las cuatro tenemos que ir a buscar a Morad al aeropuerto.
- Es verdad - me metí en la cuenta de Instagram de mi exnovia.
- ¿Qué haces ahí, Beny?
- Mirando a ver si ha subido algo del concierto - fruncí mi ceño y entré a sus destacadas - ¿tiene novio?
- Claro, desde hace cuatro meses.
- No lo sabía - alcé mis cejas.
Me daba igual lo que hiciera, solo quería que fuera feliz, pero prefiero mil veces que sea a mi lado. Suspiré y bloqueé mi móvil. ¿Tan poco le importé? ¿Tan rápido me superó?
- ¿Te quedaste trabado? - chasqueó sus dedos enfrente de mi cara.
- Pensando - le resté importancia al tema.
- Mira, Leila no publicó nada del concierto, pero el novio sí. - cogí el móvil de mi amigo y vi los videos
- ¿Puedo entrar a su perfil?
- ¿Para qué?
- Para verlo.
- ¿No es que la tienes superada?
- Sí, Leila me la suda, solo quiero ver quien es.
No tenía muchas fotos, ni muchos seguidores, por lo que se ve es francés y tiene familia argelina.
- No es feo el jambo. - le devolví el teléfono a One.
- No, la verdad es que no.
- Mira, vamos yéndonos ya al aeropuerto, que son las tres y media.
- Vamos.
Nos levantamos del muro y cogimos dos coches, yo me monté con Sufián.
- ¿Estás celoso?
- ¿Yo? No - arranqué.
- Ah, vale, me creía que sí.
- Ya te dije que la tengo superada, la quiero mucho porque marcó una etapa en mi vida, pero ya está. Me alegro de que ella esté feliz en Marsella, como si se quiere quedar ahí toda la vida, me la suda.
- ¿Y qué pasó con la casa de ella? ¿La vendió, o qué?
- No, sigue ahí.
- Sino me cayera bien entraría a robarle, te puedes hacer fácilmente un medio millón con dos o tres cosas que cojas.
- Ya ves - nos miramos - pero no se puede. A demás, no sé por qué estamos hablando de este tema - reímos.
- También tienes razón.
- Mira.
- Dime
- ¿Todavía sigues con Navia?
- Claro, estamos muy bien, casi ni discutimos.
- ¡Me alegro!
(...)
- Gracias por venirnos a buscar - Morad se montó en nuestro coche junto a PimPam.
- La noche en Marsella es una locura.
- ¿Estás borracho, Roge? - rió Sufian.
- Leila me emborrachó, hermano, salimos de fiesta con ella, fatal, bebimos de todo, y la tía esa como si nada.
- ¡Qué risa, tío! Luego el novio peleándose con el portero - rieron a carcajadas.
- Bueno... ya saben, si quieren vomitar me avisan y paro el coche, no me vomiten dentro - les advertí.
- ¡Qué no, Beny! Tú tranquilo. El que está borracho es el Rogelio, yo no.
- Hermano, pon una base guapa, que voy a rapear.
- Ponla, Sufi.
Mi amigo conectó su móvil al altavoz de mi coche y PimPam comenzó a rapear.
- Ey, you, hermano, vengo de Marsella, son los americanos, hermano, tambien sudamericanos, hermano, ellos son hermanos, y no nos dan la mano, porque yo no soy su primo, ni su hermano, solo soy un africano, y no me llames: "hermano", porque te corto toda tu mano.
Miré por el espejo a mi amigo, el cual estaba con los ojos cerrados mientras se inspiraba.
- Yo creo que se titula: "Hermano" - río Morad - Roge, desde que lleguemos vas directo a dormir.
- Vale, hermano - dijo en un tono rapero - ey, you, ma nigga, yo voy a seguir rapeando.
Pasó todo el camino improvisando. Cuando llegamos a nuestro barrio subió a su casa, nosotros nos quedamos en la calle.
- Omar, ¿puedes parar de comerle la boca a Zayra? - preguntó Morad.
- ¿Me quieres comer la boca tu a mí también?
- Pero, Omar, no digas eso aquí que está Zayra escuchando - dijo en un tono juguetón.
- Vale, vale - reímos.
- ¿Qué tal en Marsella? - pregunté.
- Bien, nos quedamos a dormir todos en casa de Leila anoche, no la liamos en verdad - explicó Zayra - fuimos de fiesta con ella y con el novio, es un peleón.
- ¿Leila con peleones? ¡Qué va! A ella le gustan pijos - habló Morad sarcástico.
Pasamos hasta las cinco de la mañana en la calle. Cuando llegué a mi casa puse mi anime favorito mientras me fumaba un porro, luego me acosté. Estaba muy tranquilo, hacía años que no me sentía tan bien, tendré que ir más a menudo a Londres.