• Beny •
- Beny, abre - gritó Sufian.
- Boli, abre - le chillé a mi amigo.
Yo estaba ocupado conectando la Play ya que Morad tiene una manía, y es desconectarla cada vez que la apaga.
- Joder, mierda. - susurré.
- ¿Qué te pasó? - me preguntó Zayra.
- La puta mierda esta, que se escucha, pero se ve negro, todo negro - me quejé.
- Pero no te amargues tampoco - rió.
- ¿Te ayudo? - escuché esa voz tan familiar a mi lado.
- ¿Qué haces aquí? - sonreí.
- Vine dos semanitas, ¿Morad no te dijo nada?
- No, no, ¡qué va!
Nos abrazamos, me puse muy feliz al verla.
- ¿Qué le pasa a la Play? ¿No se te conecta?
- Se escucha, pero la pantalla se queda en negro.
- Mira, conecta la Play, y enciéndela a la vez que la tele, entra al HDMI y ahí si te deja.
- A ver.
Hice lo que me dijo, todo funcionó correctamente.
- ¿Cómo va eso? - preguntó Omar.
- Ya le di un truco para que se conectara - le explicó mi exnovia.
Empezamos a jugar a la Play, había empeorado muchísimo en el Fifa, así que decidí no jugar, me senté en el sofá junto a Leila, la cual estaba hablando con alguien por WhatsApp, supongo que con su pareja actual.
- Muy mal - bloqueó su telefono y lo dejó en sus piernas - antes eras bueno en ese juego, me decepcionaste.
- Habló, la que se marca en propia y luego le echa la culpa a los nervios - rodé los ojos.
- Y es verdad, me pongo muy nerviosa, no sé por qué - sonrió - ¿cómo te fue en Londres?
- La mejor idea que he tenido en mi vida.
- ¿Si?
- ¡Buf! No sabes cuanto.
- No estuviste mucho tiempo.
- Cinco meses más o menos, lo suficiente para centrarme, ya luego volví a Barcelona con estos tíos.
- No subes mucha música ya.
- No - negué con la cabeza - no llevo mucho tiempo aquí, aún estoy escribiendo las letras, ya tengo par de ellas hechas, pero quiero terminarlas todas para hacer el álbum.
- Claro, llevas más de seis meses sin subir nada, y sin dar señales de vida.
- No te pases, que alguna historia que otra subo.
- Sí, anunciando tus conciertos.
- ¿Y qué? Ya se sabe que no me han matado - me miró seria.
Desde que nos conocimos odia que diga algo relacionado con que me van a matar, no le gusta nada.
- Dirás: "muerto", porque a ti nadie te va a matar - negó con su cabeza.
- No, no, por ahora nadie me quiere matar, por ahora - la molesté y recibí un golpe en el hombro.
- No quiero hablar contigo, me caes mal - cogió su móvil.
- Son bromas - reímos.
- Ya lo sé, bobo. - volvió a poner el teléfono en sus piernas.
- ¿Y tú? ¿Qué tal por Francia? Te veo más pija.
- ¡Uf! Ya ves... como soy de París - habló sarcástica y yo me quedé callado - ¿en serio me ves más pija?
- ¡Qué no! Es broma.
- Tú estás muy bromista hoy.
- Hoy y siempre.
- Bueno... pues bien, tu puto perro es un liante.
- ¿Thor?
- Sí.
- Ah, ¿ahora es mío?
- Bueno... nuestro.
- Pues bien que cuando te dije que me lo dejaras a mí para llevármelo con sus hermanos a Londres me dijiste: "es mi perro porque vive en mi casa"
- Cállate - me tapó la boca, sus manos olían a coco - no hables del pasado, no, no, no, y eso te lo dije antes de que conociera al Pitbull de mi novio, ese perro si que es malo.
- ¿Comiste algo de coco?
- No, ¿por qué?
- Porque las manos te huelen a eso.
- Ah - rió - es que me pongo una crema de coco para que no se me resequen.
- ¡Ay Dios! - rodé los ojos - si es verdad que estás más pija, y esto no es borma.
- Leila, échate un Call of Duty - la llamó El Coleta.
- Voy - se levantó del sillón para sentarse con ellos.
No podía para de sonreir, la veía muy energética y feliz, se notaba que estaba agusto en Francia. Ahora que la veo, tengo que admitir que algo en mi corazón se iluminó, no la he superado ni de coña, ella sigue ahí, dentro de mí, solo que he creado una mentira para que mi cerebro crea que no me importa. Miraba como su pelo negro y liso se movía cada vez que hacía cualquier movimiento, cada día está más guapa.