Tres

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Luego de un largo camino reflexivo sobre mi justificada crueldad a través de las grandes avenidas, llegué a casa de Jey.

Sorprendentemente no sospechó nada, solo tomó su café y se fue sin decir nada más que "¡Perdón! ¡Tengo que salir corriendo al médico!"

Recordando el mensaje de mi madre y visto que no tenía nada mejor que hacer, tomé un taxi y me fui a la particular.

Yo odiaba ir, pero mi padres insistían en que fuera para aprobar matemáticas, pasar el año, y millones de excusas mas que yo sabía que eran ciertas, aunque no me gustara aceptarlo.

Fui todo el camino pensando en cosas inútiles.

Por ejemplo, veía a una persona y las clasificaba según su apariencia en  Osadía, Abnegación, Cordialidad, Verdad o Erudición, como en Divergente. Tambien jugaba con el cielo nublado: contaba hasta tres, y el sol se escondía. Volvía a contar, y salía otra vez.

Si, tengo descisiete, tranquilos.

Finalmente paré de pensar cosas absurdas y me aproximé a tocar el timbre en la casa de la particular. Gabi me recibió muy bien, me ofreció algo de beber y me senté en el único lugar vacío.

Me dictó que hiciera los ejercicios con decimales, pero antes me levante para ir al baño. Tenía que pensar un rato, despavilarme unos minutos. Mire mi cabello en el reflejo del espejo decorado con cosas marinas por un rato. Estaba muy, demasiado lacio. Me gustaba con mas ondas. 

Empeze a hacer caras de selfie. Saqué mi teléfono para tomar unas cuantas y... Valla... ¡que buen material para Instagram!

Prometiéndome subir una de las fotos, volví a la mesa a estudiar.

Todo iba bien, incluso estaba súper tranquila ya. Todo perfecto, hasta que Gabi me indicó al chico que estaba sentado en frente mio.

Ella siempre lo hace para que lo integre más al grupo, ya que al parecer era la primera vez que venía.

Y al levantar la vista... ¡¿OH QUE MIERDA TIENE EL KARMA CONMIGO?!

Estaba Drew, así sentado, con una mirada muy sexy...

¡Perdón! Con una mirada enojada. Si, dije enojada.


-¡TU!- dijimos al unísono.


Nos mirábamos entrecerrando los ojos, y de vez en cuando sacábamos la lengua como niños de cinco años.

-No pienso trabajar con ella.- dijo Drew.

-Claro, ¿al malcriado le va a hacer caso su maestra solo porque tiene corona verdad ? Si no te gusta, aguantate, como todos.- y dije dirigiéndome a Gabi - no le hagas caso, el siempre cree que tiene privilegios.- a lo que ella quedó en shock.

- Yo cuando te vi la primera vez creí que eras una de las mas accesibles del colegio. Te conosco y no eres mas que...-

- Una chica con sentido de la razón, que no juzga por apariencia y no busca ser juzgada por eso...- dije sintiéndome superior- ¡y no una de las putas que esperas! ¡Estúpido!-

- niña hipster.

- idiota consentido.

- ¡mente macabra!

- hijo de... Espera, dijiste macabra.

- ¿y que?

- Que no creí que tuvieras el coeficiente tan alto como para usar esa palabra... O para saber deletrearla. ¡O peor! ¡No te creía capaz de saber su existencia!

-¡YA BASTA! - Grito la profesora -los dos, ¡veinte ejercicios para el miércoles que viene!-

Nos retiramos mirándonos fijo y hablando entre dientes.

¿Este idiota va a arruinarme la vida así todos los días? Que niño creído. Por favor alguien regalele una bolsita rellena de humildad.

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Hola!! Ame este capitulo... Me gusto mucho escribirlo!
Saludos,
Ro❤


Te quiero, enemigo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora