Capítulo 1.

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LALISA MANOBAL.

Las mañanas eran un muy buen resumen de que mi vida no tenía nada que no fuese monótono. Me levantaba, bañaba, vestía, desayunaba, lavaba mis dientes, iba al instituto y regresaba. Sí, pocas veces me unía con mis amigos, aquellos preferían las fiestas, y aunque en cierto punto me gustaba salir de fiestas, y disfrutar del poco tiempo que algunas de las muchas veces me quedaba libre, pues mi cama y el silencio que compartía conmigo misma, eran suficientes.

El silencio y yo éramos amigos, compartíamos los momentos, de vez en cuando, yo conversaba con él, o él conversaba conmigo; turnábamos las palabras para no incomodar al otro, al final del día, era un buen aliado para las peleas.

Hoy era uno de esos días en los cuales yo prefería quedarme en casa, pero no era así. Tenía que levantarme e ir a eso llamado instituto, socializar y fingir que me gustaba estar rodeada de personas.

<<Excluyendo a mis amigos>>.

Me miré al espejo de cuerpo completo y terminé de arreglar mi oscuro cabello. Eran pocas las bolsas bajo mis ojos, las cubría con algo de maquillaje y en mis labios ponía un poco de brilla labios; disfrazando el cansancio de la mañana. Suspiré y eché un último vistazo a mi cómoda ropa; por último tomé mi mochila y salí en dirección al comedor, bajando las escaleras, dando brincos pequeños.

Cuando hice aquellos, Nayeon, mi hermana menor estaba ya en la mesa, desayunando tranquilamente junto a nuestros padres. Me incliné y deposité un beso en la mejilla de papá, y le sonreí a mi madre. Me senté en la mesa del comedor.

—Es raro verte de ese humor —comentó Nayeon.

Fruncí mis labios, —No tengo otros.

—En el instituto eres diferente.

—Porque en el instituto tengo distracción. ¿Algo más que me quieras comentar, hermanita? —dije en dirección a ella, con cansancio.

Esta se encogió de hombros y negó, metiendo una cuchara del yogurt.

—¿Y has pensado a que universidad te gustaría ir? —inquirió mi madre, dejando el desayuno a un lado.

Arrugué el ceño, y asentí.

Mis padres me dieron tres meses para pensar a que universidad me gustaría ir, aunque la beca no iba a ser posible, porque mis padres no son de clase baja; y no dan becas sino a personas con menos posibilidades que yo, mis padres se habían ofrecido a pagarme la universidad que yo eligiera.

Asimismo, me puse a buscar cual de todas me convenía más, y después de dos meses pensando a cual iría, me decidí por una. Pero la sola idea de estar lejos de mi familia era algo que no asimilaba, y me costaba. Así que seguía meditándolo.

—Sabes que tu rendimiento académico no hará mucho escándalo; eres buena estudiante, Lisa, y espero que tus notas no bajen por nada ni por nadie...

—A menos de que alguien por ahí le rompa su bonita imagen de ángel caído —le saqué el dedo de en medio a Nayeon, la cual soltó una sonora carcajada.

—Nadie cambiará ese rumbo. Quiero ir a la universidad de Chicago —dije. Mi madre sonrió en aprobación.

—Entonces estará perfecto, lo que tú elijas eso será. Sabes que tu futuro es tuyo y tu presente también, si quieres irte a otra sólo tienes que decirlo —comunicó mi padre.

Asentí. Pero estaba segura de mi elección, de que era lo que quería estudiar y de donde quería hacerlo.

Cuando llegó la hora de salir hacia el instituto, mi padre nos dejó a Nayeon y a mí.

Viajando Entre Mentiras. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora