「𝟖」

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「________' 𝐬 𝐏𝐎𝐕」

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「________' 𝐬 𝐏𝐎𝐕」

Mi angustia no paraba de crecer, estaba realmente asustada. Mi corazón latía muy rápido y mis manos no dejaban de temblar. Es que estar en una situación como en la que me encuentro yo, es realmente desesperante.

Estaba caminando de noche, bajo la lluvia. Había acabado de discutir con mi madre y debido al enojo del momento, salí de mi casa dando un portazo y comencé a caminar por las calles de Los Ángeles. No sé cómo pasó, pero por estar tan sumergida en mis pensamientos, me encontraba por las oscuras carreteras de la ciudad. Todo estaba "bien", hasta que sentí unos pasos detrás de mí, y para comprobar si me estaban siguiendo me di la vuelta disimuladamente y vi una persona vestida completamente de negro. Debido a la desesperación por la idea de estar siendo perseguida comencé a correr, y como el piso estaba resbaladizo tropecé y me golpee contra algo.

Cuando me desperté, me encontraba atada a una silla con una bolsa en la cabeza. Y es en donde estoy en este momento.

Con recelo, comencé a forcejear intentado deshacerme de la soga que tenía alrededor de mis muñecas pero fue inútil, pues me encontraba bien amarrada. Mis pies también estaban bien atados pero a pesar de ello seguí intentándolo; aunque después de esforzarme acabé rindiéndome.

Escuché un ruido estremecedor, como si alguien estuviera rallando un vidrio. Me retorcí con desesperación en la silla y esta vez, forcejee con más fuerza, provocando que me duelan las muñecas. Mis lágrimas comenzaron a salir sin parar, y debido a la bolsa que tenía en la cabeza se me estaba haciendo difícil respirar bien.

De un momento a otro, alguien sacó bruscamente la bolsa de mi cabeza. Con miedo, busqué por toda la habitación a la persona que lo hizo, pero no había nadie a mi alrededor. Tampoco podía ver nada, pues todo a mi alrededor estaba oscuro, la única luz que había era la que estaba alumbrándome a mi desde arriba.

- ¿H-hola? - Pregunté con miedo, pero no recibí ninguna respuesta.

Estuve un rato intentando zafarme de las sogas, pero era inútil. Ya cansada de hacer la misma acción una y otra vez, agaché mi cabeza y vi que en mi pantalón había una macha roja. Era la sangre que brotaba de mi labio y caía en mi pantalón.

- Por favor... Déjenme ir -. Pedí entre sollozos.

Levanté mi cabeza porque volví a escuchar un ruido, pero no tan aterrador como el anterior.

Comencé a inquietarme aún más cuando en la oscuridad vi lo que parecían ser un par de ojos blancos que no paraban de moverse de un lado al otro. Aparecían y desaparecían, señal de que estaba parpadeando; hasta que de un momento a otro dejaron de manifestarse.

- ¿Qué es lo que quieres de mí? - Pregunté mirando con rapidez a mi alrededor.

Cuando volví la vista al frente, vi algo que me hizo congelar todos mis huesos.

Sin dudas se trataba de una chica que estaba cubierta de pies a cabeza por un líquido negro y viscoso. Tenía puesta ropa holgada, su cabello tenía esta sustancia encima, sus ojos eran oscuros y tenebrosos, sus labios rosados y gruesos eran, quizás, lo más agradable de ver. Y el toque final estaba en su espalda: dos grandes alas negras.

- ¿Q-que e-eres tú? - Pregunté con miedo. - ¿Qué es lo que quieres de mí?

- Mi lucifer esta solo. - Respondió.

Su voz era gruesa y rasposa, parecía como si estuvieran hablando cien personas al mismo tiempo a través de ella, sonaba como un "eco".

- ¿Q-que?

Se acercó a mí e hizo algo inesperado.

Me besó.

Pero sin dudas, este beso era muy diferente a otros, pues cuando sus labios tocaron los míos sucedió algo raro...

En vez de sentir mariposas en el estómago, sentí como si un animal estuviera dentro de él, rasguñándolo para poder salir. En vez de sentir que volaba, sentí que caía desde una gran altura. En vez de sentir maravillas, sentí y escuché el grito desgarrador de personas pidiendo auxilio y por favor. En vez de ser suaves como aparentaban, sus labios quemaban los míos con cada movimiento. En vez de calmarme y disfrutar del momento, me daba más miedo y ya quería que termine.

Sentí el dolor de una navaja cortando mi cuello, estomago, brazos, piernas, cara...

Sentí dolor y sufrimiento...

Por fin dejé de sentir sus labios, pero eso no cambiaba nada porque seguía sintiendo un tedioso dolor en todo el cuerpo, como si alguien me hubiera cortado por todas partes con un cuchillo, pero la verdad es que no sangraba ni nada.

- ¿Qué fue lo que me hiciste? - Pregunté, sintiéndome completamente asustada.

Pero ella no me respondía, solo se limitó a acercarse nuevamente para desatarme, provocando que cayera al suelo; las palmas de mis manos amortiguaron mi caída.

La sangre que brotaba de mi labio y mis lágrimas, acababan en el piso haciendo que se mezclaran entre ellos.

Sentí algo caliente en mi mentón, y cuando levanté la vista vi que se trataba de la mano de... ¿ella? No sabía que era en realidad... ¿un ángel del infierno?

Sus ojos negros me observaban fijamente y yo lloraba aún más debido al dolor que me causaba su mirada.

Esta vez, presionó sus labios contra mi frente y todo se volvió negro.

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Abrí mis ojos y me incorporé con premura.

Me llevé una mano a la cara para secarme el sudor y la otra al pecho para tratar de calmar mi respiración agitada.

Sin dudas se había tratado de una terrible pesadilla.

Suspiré y me llevé ambas manos a mis mejillas para tratar de calmarme; ese sueño me había dejado con un paranoico miedo.

Vi de reojo que había varios pañuelos arrugados tirados en el suelo, los cuales dejaban en evidencia que anoche había estado llorando. Me levanté y los junté para luego dirigirme al baño y tirarlos al tacho de basura.

Me acerqué al lavabo para mojarme la cara y en cuánto me vi al espejo me quedé perpleja. Mi labio estaba roto y había rastros de sangre que ahora estaba seca.

Anoche yo me quedé encerrada en casa... No salí a ningún lado.

La angustia comenzó a invadir mi pecho y de pronto mi cuerpo reaccionó al dolor en mis muñecas y tobillos. Me quedé congelada cuando vi mi piel pintada de azul y morado, ese color alrededor de ellos delataba el forcejeo que había estado ejerciendo... Como si me hubieran atado las manos y pies...

Justo como en esa pesadilla.

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「NOTA」

No sé qué me fumé escribiendo esto x2.

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒; Billie Eilish.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora