One Shots de esta bellísima mujer que nos enamora a todos con sus ojos azules y su maravillosa sonrisa. Espero que les gusten... ♥
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𝟚𝟟/𝟘𝟙/𝟚𝟛: #𝟞 𝕖𝕟 𝔹𝕚𝕝𝕝𝕚𝕖 𝔼𝕚𝕝𝕚𝕤𝕙
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「________' 𝐬 𝐏𝐎𝐕」
Nuestro pequeño de ojos azules se encontraba recostado de forma cómoda en su cama, tapado hasta el cuello para que no agarre frío. Mi esposa estaba sentada a su lado, mientras yo me mantenía de pie junto a ellos.
Ambas observábamos a nuestro hijo Michael, quien buscaba una mejor posición para dormir.
- ¿Tienes hormigas en el culo hijo? - Preguntó Billie con una sonrisa traviesa.
- ¡Billie! - Exclamé, regañándola.
- ¡Pero mira nada más!, no se queda quieto. - Lo señaló con sus manos, encogiéndose de hombros.
- Lo heredó de ti. - Espeté mirándola con mis cejas alzadas.
- Ya, lo heredé de las dos. - Habló nuestro pequeño de seis años, provocando que llevemos nuestra atención a él. - A veces mami, tú no puedes sentarte en la silla porque estas muy inquieta.
Mis mejillas adquirieron un color rojizo, porque sabía que esas veces eran por culpa de Billie. Carraspeé, buscando una excusa al ver que ella no me ayudaría en absoluto.
- Sí, es que el embarazo te deja toda adolorida. - Dije y Billie soltó una carcajada. Le pellizqué la pierna, provocando que suelte un 'auch'. - Además, mami ya está un poco vieja.
- ¿Tu, vieja con 26 años? ¿Y yo que tengo 28, significa que ya parezco el Gollum? - Reí ante el comentario de mi esposa.
- Lo que dijo mamá, ¿vieja? - Habló Michael. - Yo creo que ambas son jovencitas aun.
- Gracias hijo. - Dijimos al unísono.
- Algo quiere. - Me susurró Billie, haciéndome cosquillas. Mordí mi labio inferior y negué.
- Mamá. - Llamó Mike, dirigiéndose a Billie.
- ¿Si, amor?
- ¿Quién es Dios?
- Mmmm, bueno... Dios es... el que nos creó. - Nuestro pequeño abrió sus ojos.
- ¿Y cómo nos creó?
- Bueno... tú tienes piojos, ¿cierto?
Fruncí el ceño, sin entender que tenía que ver una cosa con la otra. Pero conociendo a Billie, probablemente diría algo estúpido.
Mike se sonrojó ante su pregunta, pero asintió con lentitud.
- Tranquilo amor, todos tenemos alguna vez. Bueno, Dios tenía piojos y como tú, él se rasco la cabeza y cayeron en la tierra y ahí nacimos nosotros. Somos los piojos de Dios. - Explicó ella con una gran sonrisa y aunque quería regañarla, se me hacía imposible por la risa.
