-Lena vamos a llegar tarde! -gritó mamá desde la cocina.
-ya estoy terminando!- escupo la pasta de dientes de mi boca y bajo corriendo las escaleras.
Cada domingo cenamos en casa de los Wagner. Una tradición que existe desde mucho antes que yo viniera a este mundo.
Quince son exactamente los pasos de distancia que hay desde la puerta de mi casa a la puerta de nuestros vecinos. Antes de que pueda tocar el timbre, la puerta se abre y Karen, la mejor amiga de mamá, nos recibe emocionada como si no hiciéramos esto todas las semanas.
-Justo a tiempo! Acabo de sacar el pavo del horno, entren, entren!- dice Karen con un movimiento de mano.
Karen y mi madre se conocieron en el instituto cuando tenían 13 años y desde entonces han sido inseparables. Soñaban con embarazarse al mismo tiempo y poder criar juntos a sus hijos. Mamá tuvo a mi hermana Sophia. Sin embargo Karen no logró tener un bebé hasta luego de 5 largos años de tratamiento de fertilidad. El embarazo de Karen fue de alto riesgo y casi muere en el parto, por lo que los médicos le advirtieron que sería muy peligroso intentar tener más hijos. Meses después de que Karen tuviera a Ethan mi madre me tuvo a mi.
Y así fue como Ethan y yo crecimos haciendo prácticamente todo juntos. Aprendimos a andar en bicicleta juntos, aprendimos a nadar juntos y asi podría nombrar un sin fin de cosas.
No se a ciencia cierta cuando me di cuenta de que estaba enamorada de Ethan. No se si fue a los 5 años cuando me vio llorando en la acera frente a mi casa porque Stacy Walls se había burlado de mi bicicleta rosada y Ethan le desinfló las ruedas a su bicicleta en vénganza o quizá fue a los 6 años cuando volvíamos a casa después de comprar helados, por accidente se me cayó el mío al suelo pero antes de que tuviera tiempo para llorar Ethan me dio el suyo a pesar de que era su helado favorito.
Durante toda mi infancia pude fingir que no estaba enamorada de mi mejor amigo sin problemas. No fue hasta sexto grado que Ethan rompió mi corazón y con ello también se fue al carajo nuestra amistad. A los 12 años comienzas a experimentar todo con más intensidad. Recién había comenzado el verano cuando una tarde fui a buscar a Ethan como todos los días pero Karen me dijo que estaba en el parque cerca de casa. Cuando lo encontré , estaba a punto de besar a la estupida de Stacy Walls. Sentí como se desgarraba mi pequeño corazón y con las lágrimas nublando mi visión me di la vuelta y corrí a casa. Ese día fingí estar enferma para no tener que ver a Ethan. Durante toda la noche estuve despierta pensando que la tonta de Stacy Walls me lo iba a quitar para siempre. Stacy era la típica niña mimada que le caía mal a todas las niñas pero aún así se juntaban con ella. Llevaba siempre su pelo rojizo perfectamente peinado, usaba siempre vestidos, incluso con lluvia, nieve o lo que sea. Odiaba admitirlo pero Stacy era probablemente la niña más linda de todo nuestro salón. En cambio yo nunca fui muy buena para hacer amigos. A quien le importaba tener más amigos? Tenía a Ethan y era todo lo que necesitaba. Mi cabello castaño siempre estaba despeinado, usaba siempre jeans y poleras oversize. Nunca me preocupo o incomodó mi aspecto hasta ese día.
Me jure a mi misma que le confesaría a Ethan mis sentimientos al día siguiente. Siempre creí que su primer beso sería conmigo como todas sus primeras veces anteriormente a lo largo de nuestras vidas. Me sentía asustada, no quería perder a Ethan.
A la mañana siguiente fui hasta su casa decidida a ser valiente y decirle mis sentimientos. Cuando me abrió la puerta lo dije sin más.
-Estoy enamorada de ti- comencé a hablar lo más rápido que pude- Ayer te vi con Stacy besándose en el parque y no..- me detuve en el momento exacto que comencé a sentir unas risitas detrás de Ethan que lucia rojo como un tomate.
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Finge que me quieres
RomanceCuando la madre de Lena decide irse por dos meses a recorrer Europa con Karen su mejor amiga, jamás imaginó que tendría que mudarse a vivir con el chico de la casa de al lado. Ethan Wagner es el sueño de todas las chicas de la escuela y ha sido el c...