A pesar de la resaca con la que despierto esta mañana, me siento llena de energía.
Miro el reloj que marca las nueve de la mañana. Me remuevo entre las sábanas para salir de la cama. No lo había notado anoche, pero la camisa que llevo puesta de Ethan tiene impregnada su aroma. Una mezcla entre aftershave y jabón inundan mis fosas nasales. ¿Por qué tiene que oler tan bien? Es casi adictivo.
Me coloco un vestido verde que casualmente combina con mis ojos hoy. Dependiendo del clima, mis ojos son de un color u otro. Si el día está nublado o lloviendo tienen una tonalidad más café, si el día está soleado se ven más verdes.
Ethan solía decir todo el tiempo que mis ojos cambiaban según mi estado anímico. Según él, verdes si estaba contenta, cafés si estaba triste.
El recuerdo me hizo sonreír.
Quiero agradecerle a Ethan lo que hice por mi anoche. Decido que la mejor manera de empezar hoy con el pie derecho es prepararle su desayuno favorito; Wafles con Nutella, banana, fresas y el ingrediente especial: helado de vainilla.
Teníamos unos seis años cuando los probados por primera vez y desde ese entonces era lo único que Ethan pedía cada vez que nuestras mamás nos llevaban a desayunar fuera de casa. Karen solía preparárselos en casa para su cumpleaños cada año.
No sabría decir si es una tradición que aún mantienen o no.
Puede que Ethan haya cambiado su forma de ser conmigo con el pasar de los años, pero quiero creer que sus gustos culinarios siguen siendo parecidos a los que tenía cuando éramos niños.
Me pone de buen humor saber que ya ha dejado atrás su estúpida, infantil y sin sentido ley del hielo y que finalmente después de tantos tiempo podemos al menos hablar como dos personas normales. No espero que de la noche a la mañana quiera ser uña y mugre conmigo, pero paso a pasito.
Mientras busco los ingredientes para los Wafles, cierro la puerta de la cocina y reproduzco música en mi teléfono. Cuando estoy poniendo los huevos en la mezcla comienza a sonar Baby Boy de Beyoncé. Estoy moviendo mis caderas al ritmo de la canción cuando me detengo en seco al recordar como bailaba sensualmente anoche mientras miraba directamente a Ethan como si intentara seducirlo.
¿Por qué me esfuerzo tanto en humillarme? Apago la música rápidamente como si eso borrara las estupideces que hice anoche y continúo haciendo los Wafles intentando mantener mi mente enfocada en nada más que la receta.
Estoy armando la bolita de helado con una cuchara cuando Ethan entra a la cocina.
Nuestros ojos se encuentran y el corazón comienza a latirme más rápido. Estoy nerviosa. Las palmas de mis manos se sienten sudorosas. Sus ojos verdes se entrecierran ligeramente.
¿Es mi idea o luce cabreado?
-Hola – Digo intentando sonar despreocupada.
Él solo se limita a asentir con la cabeza.
Abre el refrigerador y saca un jarrón con agua. Comienza a llenar una botella que trae en su mano. El agua cayendo dentro de la botella es el único sonido en la cocina.
Cambio el peso de mi cuerpo de una pierna a otra. El silencio es super incomodo...
-Te preparé esto- Digo mostrando con mis manos los wafles sobre la mesa- Ya sabes, para agradecer lo que ...
-Ya me lo agradeciste anoche. No tenías que montar todo este espectáculo- responde con frialdad.
Ruborizada y avergonzada miro hacia la ventana que da al patio trasero.
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Finge que me quieres
عاطفيةCuando la madre de Lena decide irse por dos meses a recorrer Europa con Karen su mejor amiga, jamás imaginó que tendría que mudarse a vivir con el chico de la casa de al lado. Ethan Wagner es el sueño de todas las chicas de la escuela y ha sido el c...