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Llegó un jueves, recuerdo, unas semanas después. Ella había dejado de subir fotos de repente y yo me había comenzado a mortificar, pero imaginé que se debió al bajón que tuvo por ese anillo: se había notado en las reuniones y por fin una vez se le salió una lágrima porque de a poco se fue desmoronando más, como si se le hubiera perdido un hijo.

Al terminar la cita, me preparé un té para seguirla viendo en el perfil y estar al tanto de toda su noche---porque ella se tomaba muchas fotos en la noche sobre su tocador, haciendo pucheros en el espejo. Entonces fue cuando vi un álbum de fotos nuevas. Estaba en las montañas del D.P dando una caminata con una compañera a plena luz del día. Las primeras fotos eran muestras de la naturaleza y unas selfies con su amiga en otras. Lo que llamó mi atención, al repetir las imágenes (siempre las repetía, por cierto), fue la séptima de ellas, ya que ahí su dedo estaba sin el anillo.

Imaginé, entonces, que las fotos y aquella visita fueron después de su pérdida, así que implicaba que esos días había ido al parque sin atreverse a contarme y eso me zarandeó, sentí que algo me jaló para atrás y me dio un poco de impotencia. Sin embargo, otro detalle me pareció más curioso, pues en la primera fotografía estaba el anillo brillante en su dedo...justo ahí, otra vez, y todas las fotos eran del mismo día. Cuando las seguí pasando, vi todo lo correspondiente al día que perdió su anillo: el parque, la madre, el colega.

ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora