Salimos todos del apartamento y nos dividimos como siempre en dos coches.
Conecto Spotify al coche y pongo música mientras Asher conduce por las calles de San Francisco. Los chicos y yo decidimos pasar un día juntos y aprovecharlo. Así que decidimos ir hoy al Jardín japonés Hagiwara de San Francisco.
Nunca lo habíamos visitado y tenemos curiosidad por cómo es. Se tarda unas dos horas como máximo y durante el trayecto nos ponemos música y hablamos entre nosotros.
Cuando aparcamos son las once de la mañana y nos dirigimos a la entrada, donde hay una chica. Le enseñamos el QR de las entradas que compramos por el portátil y con una sonrisa nos dice que pasemos.
Nada más pasar hay una especie de entrada ambientado en Japón como dice en la web, nos adentramos por los jardines y quedó maravillada con lo que mis ojos ven. Todo está rodeado de árboles, plantas y figuras japonesas preciosas.
Con cada paso que recorremos mis ojos se sorprenden más, hay pequeñas charcas con peces de todos los tipos, colores y tamaños. Se escuchan pájaros cantar y le da a el ambiente muy calmado.
Así nos pasamos todo el recorrido por todo el jardín, sin inmutar palabra y completamente embobados de lo que ven nuestros ojos.
Si le dijéramos a alguien que este sitio está en San Francisco, estoy segura que reiría en nuestra cara. Parece que estás en otro sitio menos en San Francisco.
A las dos de la tarde ya hemos terminado la visita y nos montamos de nuevo en los coches para volver a San Francisco. Como son dos horas de trayecto hasta llegar a casa, cuando vemos un McDonalds decidimos parar y comer algo para seguir el camino.
A las cuatro ya estamos entrando por la puerta de casa y Asher y yo nos subimos arriba para entrar a la habitación y meternos directamente en la ducha.
—¿Qué crees que me dirán en el hospital sobre mi recuperación? —me pregunta y veo el miedo en su ojos.
Apoyo una de mis manos en su mejilla y la acarició suavemente para tranquilizarlo.
—Creo que te dirán que lo estás haciendo muy bien y que pronto estarás como nuevo —le digo y me sonríe.
—¿Cómo estás tan segura de que va a salir bien?
—Porque te veo cada día, Asher, y veo que te esfuerzas en recuperarte.
Deja un beso en la punta de mi nariz y la arrugó.
Asher tarda un poco más en ducharse y yo mientras me echo mis potingues en la cara y en el cuerpo. Salgo del baño y me dirijo al armario para sacar un mono elástico, de pantalo corto y sin mangas de color azul eléctrico.
Me calzo mis convers y vuelvo al baño para peinarme el cabello y echarme perfume.
Miro a Asher a través del espejo y veo que viste unos pantalones cortos deportivos de color negro, con una camiseta pegada a su cuerpo de color azul, al igual que yo.
—¿Lista?
—Lista
Salimos de la casa y nos montamos de nuevo en el coche para ir al hospital.
Llegamos en minutos y vamos a recepción para que nos digan dónde tiene que ir Asher. Caminamos por los pasillos del hospital y Asher llama a una de las puertas que hay en el pasillo, con los nudillos.
Pasamos después de escuchar un adelante y cierro detrás de mí. Veo al doctor que atendió a Asher con una sonrisa.
—Sentaos, chicos —le hacemos caso y cojo la mano de Asher y entrelazar la con la mía para darle mi apoyo.
—Muy bien, Asher, cuentame como han ido estos días —pide el doctor.
Veo como Asher traga.
—Bien, estuve siguiendo lo que me dijiste, lo de andar un poco por la casa.
—Eso está bien, ¿has practicado algún deporte? —le pregunta a Asher y yo muerdo mi labio inferior.
Asher me mira de reojo.
—Si, algo he hecho —asiente el doctor.
—Eso también está bien. Vale, ahora ponte de pie y sigue lo que te diga.
Asher se levanta junto al doctor y yo les miro.
El doctor le pide una serie de ejercicios a Asher que consiste en mover los brazos y piernas, y rotarlos de vez en cuando.
Se vuelven a sentar y el hombre escribe en su ordenador durante unos minutos.
—Parece que está todo bien, no te ha costado hacer ninguno de mis ejercicios y por lo que veo tampoco te ha costado andar. Así que ya se puede decir que estás sano y salvo —le dice y miró a Asher.
Mi novio sonríe y sus ojos se iluminan.
—Gracias, doctor.
—Nada, espero no verte en mucho tiempo, Asher.
—Lo mismo digo —se ríe y salimos del hospital.
—Esto hay que celebrarlo —me dice cuando entramos en el coche.
—¿Qué quieres hacer? —preguntó con curiosidad.
—¿Qué te parece si esta noche cenamos tú y yo en un restaurante? —me propone y alzó una ceja.
—¿Me estás proponiendo una cita? —pregunto y se encoge de hombros.
—Puede ser, ¿qué me dices?
—Claro que quiero, tonto —le beso los labios y noto su sonrisa contra mi boca.
•••
A Asher y a mi no nos apetecía volver a casa así que decidimos ir al centro comercial a tomar helado y pasar la tarde juntos.
Entramos en el centro comercial y nos encaminamos a un llaollao. Nos pedimos unas tarrinas la mía de chocolate blanco con galleta lotus y el una de cochocolate negro con oreo.
Nos sentamos en unas mesas y lo empezamos a comer.
—¿Me das un poquito, para probarlo? —le hago un puchero y coje un poco de helado con la cuchara para tenderlo y meterlo en mi boca.
Saboreo el helado y cierro los ojos de satisfacción.
—Esta increíble —sus ojos se iluminan al escucharme.
—Yo quiero probar el tuyo —me dice y repito el mismo movimiento que él pero con mi helado.
Lo saborea y me mira.
—El mío está mejor —dice y entrecierro los ojos.
—Lo que tú digas —le digo y me meto la cuchara en la boca para comerme el helado.
Como mi helado distraída y siento que algo moja la punta de mi nariz.
Levantó la cabeza y veo a Asher sonriendo con su cuchara a milímetros de mi rostro.
—Te voy a matar —me hace un puchero y yo le tiro cuchillas con los ojos.
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INMARCESIBLE
RomanceDUOLOGIA TIEMPO Libro 2 Ella ha superado su miedo. Él ha pasado página de su pasado. Ella tiene miedo a perderle. Él va protegerla aunque salga herido. ¿El amor que sienten será más fuerte que todo lo que se les viene encima? ¿Estarán preparados? In...