Una atmósfera bastante tensa se sentía ante las palabras dichas por Arturia, la cuál parecía capacitada para poder derrotar a ambos Servants obligados por el Sello de Comando.
Iskandar, por su parte, puso su carruaje frente el escudo Rho Aias, el cuál empezó a desvanecerse hasta desaparecer, pero con el suficiente tiempo para poder ponerse en posición y defender a Lanturia e Irisviel.
- Lo siento por el acto tan deshonroso que voy a cometer - pidió disculpas, impotente, Diarmuid.
- ¿En serio crees que podrás vencernos, padre? - preguntó Mordred hacia Arturia, con una mezcla de desprecio a su Master por entrometerse en su batalla contra Lanturia (ya bastante enojo tenía por verse obligada a luchar junto a Diarmuid) y entusiasmo ante la oportunidad de enfrentar a su padre, pero predominaba el enojo contra Kaineth.
- ¿Creerlo? ... Mordred, voy a derrotaros a ambos - aseguró Arturia mientras hacía aparecer otras dos espadas de diferente diseño a las anteriores para arremeter de inmediato contra sus dos contrincantes.
(Antes de nada, dejo en claro que, para no romper de más la historia, si aparecen espadas u otras armas de otros animes o franquicias distintas a Fate... Básicamente sólo uso los diseños).
Con un rápido movimiento desvió la lanza roja de Diarmuid hacia Mordred, obligándola a usar su espada contra la lanza, con un movimiento de su espada y su fuerza.
Con la otra desvió la lanza dorada, evitando que la cortara y, por ende, terminara maldecida.
Después hizo un rápido barrido con el que desequilibró a los Servants, y materializó espadas en el cielo, que cayeron con rapidez sobre Saber y Lancer, que apenas pudieron esquivar.
Mordred comenzó con un rápido intercambio de cortes con Arturia, que desvió casi todos los ataques, pero uno llegó a darle un corte en el brazo. Pero, para sorpresa de Mordred, de la herida salió una espada, y Arturia le dió una patada antes de que su hija pudiera quitarse la sorpresa de encima.
- ¡¿Qué demonios es eso?! - exclamó, refiriéndose al brazo derecho de Arturia.
- ¿Esto? ... Es tanto mi bendición como mi maldición - dijo tanto de forma nostálgica como de forma siniestra al recordar los buenos y los malos momentos.
Con una gran velocidad se posicionó detrás de los dos Servants para luego hacer un corte lateral por las espaldas de ambos.
Diarmuid y Mordred lograron esquivarlo, pero la acometida siguió hasta que lograron destruir sus espadas... Que de nada sirvió, ya que invocó una nueva.