Era un hermoso lugar...
"Caótico", pero hermoso igualmente...
Esos eran los pensamientos de una rubia de ropas oscuras mientras veía un paisaje lleno de espadas, engranajes, flores y un sol radiante.
No dijo nada, pues no necesitaba hacerlo...
Este lugar le devolvió la cordura después de años de maldad...
Aunque también debía reconocer que lo tenía merecido por idiota...
Era esta rubia quien había hecho tantos cambios...
Todo empezó después de la forja de Evolved y Dark Evolved Excalibur, junto a las respectivas vainas Hope y Hopeless.
Ella fue "encerrada" en el interior de Arturia Pendragon durante aquellos largos 5000 años de dolor, masacres y sufrimiento constantes.
Después vio cómo Arturia estuvo a punto de ser consumida por la oscuridad, por aquello que siempre trató de iluminar en la hora más oscura... Y no pudo soportarlo más...
Usando casi todo su poder llamó al alma del enamoramiento de Arturia, y también creó ese vórtice espacio/tiempo.
El Sistema del Grial corrupto había hecho varias invocaciones extra, algo que ella nunca esperó ver... Pero le vino bien...
Con su magia metió mano en el ya de por sí corrupto Grial, y logró purificarlo el suficiente tiempo para poder trastocar las reglas de invocación para que ya no fuera necesario un ritual tan complejo en caso de que ciertas personas necesitaran ayuda desesperada, recibiendo un Servant de la línea temporal original de Arturia, y uno extra, dependiendo de la necesidad del momento o el anhelo de esa persona.
Rin Tohsaka, Sakura Matou y...
Illyasviel von Einzbern.
Nunca pensó que ella vendría de una tercera dimensión donde se unió con el Grial y, aún así, no pudo salvar a Shirou Emiya...
Hasta ella pudo notar que había algo raro en su comportamiento una vez que alteró las reglas del Grial.
Las cartas aparentemente estaban empezando a colocarse y los acontecimientos cambiaban levemente más de lo que podía preveer...
Pero tenía que hacerlo... Por Arturia... Por Mordred... Por todos a los que les arruinó la vida...
- ¿Quién imaginaría que cambiarias tanto? - dijo un hombre de cabello blanco con un bastón con flores.
La rubia no contestó.
- Me preguntó... ¿Cómo acabará esto? - al ver que la rubia de negro y azul no respondía - Sólo recuerda: Arturia y tú me tienen para ayudar si lo necesitan de verdad... No por nada fui su profesor y padre adoptivo - el espíritu de aquél hombre se marchó sin ver la sonrisa del rostro de la rubia.
Tomaría las palabras de ese viejo mago...
Por ahora, trataría de ayudar a Arturia, su contraparte Lancer, la Alter y a Mordred de entre todos...
Después de todo...
¿No puede ayudar a su hermana y a su hija para forjarles un futuro mejor y enmendar sus errores tras tantas estupideces que hizo?
Lo juró por su nombre...
Ella, Morgan le Fay Pendragon, en parte Fae oscura y en parte Pendragon, le traería alegría y un futuro a quienes odió y despreció por tanto tiempo sin pensar en nada más.
- ... Arturia... Algún día... ¿Serías capaz de perdonar a esta idiota? - habló por primera vez... A la nada, ya que nadie la podía escuchar... Aparentemente, ya que nunca supo que la misma Arturia estuvo siempre ahí, escuchando... Y se fue sin hacer ningún ruido...
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Fin.