sinner

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Giré la perilla de la puerta sin muchos animos, sabía que sería lo que pasaría al entrar

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Giré la perilla de la puerta sin muchos animos, sabía que sería lo que pasaría al entrar. No culpaba a nadie de lo que llegase a suceder, ni a mí mismo. Se que no soy el culpable, sin embargo, ¿Por qué?

Suspiré entrando a la casa de mi padre, era hijo único, lo que significaba que mi padre era muy sobreprotector conmigo, me culpe y lamente mucho tiempo. A mis dieciséis años salí del closet con mi religioso padre, me gustaría volver el tiempo y evitar que lo haga, desde ese día mi vida es un infierno. ¿Por qué yo no merezco ser feliz, Dios?

— Estás castigado. —Hablo mi padre, quien estaba sentado en una silla, claramente esperándome.

— ¿Por qué? Solo fui a la casa de un amigo a comer pizza. —Explique con paciencia, rasque mi brazo con nerviosismo.

— Ese amigo tuyo es mala influencia, no quiero que lo veas más. —Cruzo sus brazos mientras me miraba.

— ¡No puedes prohibirme eso! —grite dejándome llevar, inmediatamente arrepintiendome.

— ¡Claro que puedo, soy tú padre! —Se colocó de pie mientras se acercaba a mí con pasos lentos. — ¡Ya te prohibí juntarte con gente de tu mismo sexo, hazme caso de una buena vez! —golpeo con fuerza la mesa de madera que se encontraba cerca mío.

— ¡Papá, déjame ser feliz! —Grite rogándole.

— ¡Las personas como tú no merecen ser felices! —exclamo botando el pequeño cigarro que tenía entre dos de sus dedos.

— ¡Tú deberías ser infeliz! — está vez grite con lágrimas cayendo por mis mejillas.— ¡Yo solo quiero vivir como un adolescente normal!

— ¡Deja de llorar maldito homosexual! Nunca serás normal. —Jalo mi brazo para acercarme a el.

Mi cuerpo no tenía mucha fuerza, me sentía adormecido luego del estrés que pasó en la casa de Minho, no podría defenderme, pero aún así, agradezco lo que hicieron.

— Quítate esa estúpida ropa tuya. —Dijo mientras me tiraba al piso, provocando que cayera de rodillas.

Mi progenitor tomo un cigarro de su bolsillo y lo encendió para comenzar a fumar mientras me miraba cruzado de brazos. Hoy no. El mayor me miró con una ceja elevada.

— Ya sabes lo que sucederá si no lo haces. —Lo sabía perfectamente, podría mentir y decir que estoy preparado mentalmente, nadie podría prepararse para tal tortura.

No respondí nada, mi padre rodeó sus ojos, suspiro soltando el horrible humo del cigarro, colocó por última vez el cigarro entre sus labios para tomar con fuerza la pequeña tetera de té, colocó una de sus manos entre mi mandíbula y boca para así hacerme abrirla, seguido de eso, rocío el agua hirviendo dentro de mi boca, provocando que tosiera repentinamente mientras trataba de no quitar mi rostro para no quemar mi cara, lágrimas salían de mis ojos.

remember | minsung.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora