🖤Capítulo 15🖤

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Luego de salir de la empresa, Fekeli y Armin empezaron una intensa pelea.
Ambos hombres sentían que la rabia los quemaba por dentro; Fekeli estaba lleno de ira porque ese miserable estaba tratando de arruinar sus vidas y Armin estaba molesto porque Fekeli arruinó sus planes.

Fekeli_ ¿¡Quién te crees que eres, imbécil!? Hünkar es mi mujer! La amo y daría mi vida por ella!!

Armin_ (Riendo, molesto) Oh, claro, la amas tanto que tuviste que engañarla con otra mujer!

Fekeli_ ¡Yo no la engañé, tu planeaste todo esto, maldito!!

Armin_ ¿y qué!? ¿Crees que ella te creerá a ti? Ja! Después de lo que ocurrió entre nosotros anoche, lo dudo.

Fekeli_ ¿De que estás hablando?

Armin_ Así es, Fekeli, anoche ella se sintió tan mal que necesitó a alguien que la consolara... y creeme, la consolé muy bien en la cam...

Armin no alcanzó a decir más cuando Fekeli se acercó rápidamente a el y lo golpeó dejándolo en el piso.
El hombre no pensaba dejarse, se puso de pie y le devolvió el golpe.
Allí comenzó una fuerte pelea entre ambos, dando y recibiendo golpizas del otro. Lógicamente en la empresa escucharon el altercado, así que varios guardias y trabajadores salieron para dar fin a esta pelea.

Finalmente y tras mucho resistirse a los guardias, los hombres se dedicaron una última mirada y se dijeron con firmeza...

Fekeli_ Alejate de mi esposa, Hünkar es mía.

Armin_ Ella ya no es tuya...

Fekeli caminó hasta su auto y se subió para marcharse. Pocos minutos después, Armin hizo lo mismo.

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Por otro lado, la secretaria estaba preocupada.
Desde que los hombres se fueron, lo único que se escuchaba en la oficina de Hünkar eran sus lamentos y cosas cayendo fuertemente contra el piso.
No quería interrumpir a su jefa... pero estaba muy preocupada.
Pasados unos minutos, decidió tocar la puerta pero como era de esperar no hubo respuesta, así que empezó a abrirla muy lentamente.
Cuando la puerta ya estaba abierta en su totalidad, la mujer entró y vio lo terrible. Los jarros y cuadros que decoraban la oficina estaban por completo rotos en el piso, además del teléfono y la silla de Hünkar; ambas cosas tiradas de igual manera.
Con la mirada empezó a buscar a Hünkar, hasta que la encontró sentada en el sofá de la esquina de la oficina, llorando, con sus manos cubriendo su rostro.

Secretaria_ (Se acerca a ella rápidamente) Señora, por favor, tranquila... yo... yo no se que decirle, pero por favor calmese.

Hünkar_ No puedo... no puedo.

La secretaria no sabía que hacer, pero Hünkar se veía tan mal que tuvo el impulso de abrazarla. Hünkar no se negó a este abrazo, si no que lo recibió con mucha fuerza y afecto.
Esto fue algo completamente nuevo para la secretaria, pues nunca antes había siquiera tocado a la Señora.
Ahí se dio cuenta de que la mujer fuerte, estricta y correcta de siempre se había derrumbado.

Secretaria_ Señora Yaman, no estoy segura de lo que ocurrió hace algunos momentos aquí adentro, pero por favor debe ser fuerte. Piense en todos los que la necesitamos, no puede derrumbarse de este modo. Usted es una mujer fuerte, mi Señora, ningún hombre puede venir a hacerla llorar.

Ante estas palabras Hünkar sintió cierto alivio y la mujer empezó a limpiar las lagrimas de su Señora.

Secretaria_ Sabe, mi Dama... nunca se lo había dicho, pero sus ojos son hermosos.

Hünkar_ (Sonríe con dulzura) Oh, Gracias...

Secretaria_ Son muy bellos, no permita que el llanto los nuble de nuevo.

Hünkar rió con ternura y volvió a abrazar a la mujer, nunca antes se habían mostrado tan cercanas; pero era un sentimiento mutuo. Hünkar le estaba eternamente agradecida por su lealtad y compromiso, mientras que la mujer sentía una profunda admiración hacia su dama.

Hünkar_ Muchas gracias... enserio.

Secretaria_ Es lo mínimo que puedo hacer por la mujer más maravillosa de toda Cukurova.
Creo que debería ir a casa a descansar, Madame; yo me encargaré de todo por hoy.

Hünkar_ (Asiente) Creo que tienes razón. Muchas Gracias, linda.

La secretaria asintió y Hünkar salió de su oficina, mientras caminaba hacia la salida todos la miraban impresionados y apenados, la mujer se veía por completo derrumbada. Su cabello que antes estaba atado ahora yacía alborotado y poco ordenado, mientras que sus ojos y nariz se habían coloreado de rojo por el llanto.
La doncella no miró a nadie, solo siguió su camino hasta salir de allí.
Como por la mañana se había ido con Armin y no tenía ganas de llamar a Raci, pidió un taxi que en cuestión de minutos la dejó en la mansión.

Al llegar, subió rápidamente a su habitación sin mirar a nadie, evitandolos a todos.
Ya allí, se sentó en su cama y comenzó a respirar con mucha dificultad.

Hünkar_ ¿Por qué? ¿Por qué fuiste tan estúpida, Hünkar? (Comienza a sollozar) No puedo creerlo... soy una estúpida, una verdadera estúpida!

No soportó mucho más y comenzó a llorar. En cuestión de minutos, su llanto se transformó en un grito ahogado de dolor y ese grito trajo consigo muchos más.
Mientras se lamentaba, pensaba en todo lo que había hecho... había dudado de Fekeli y lo había prácticamente engañado; porque si bien ella no creía en que había ocurrido algo entre ellos, habían hablado sobre tener una relación y eso es una traición.
Sin aguantar más tanto dolor, la mujer salió sigilosamente hasta los establos y sacó a su querido caballo.
Todos vieron a la mujer alejarse cabalgando de las tierras, iba a toda velocidad.
La mujer no sabía hacia donde se dirigia, solo cabalgaba sin rumbo a toda velocidad.

Recién se detuvo cuando se dio cuenta de que estaba en los adentros de un oscuro bosque.
Continuó andando unos minutos más hasta llegar a un inmenso precipicio.
La mujer dejó a su caballo atado a un árbol y caminó hasta el borde de aquel profundo acantilado.

El viento parecía empujarla cada vez más al borde, acercándose más y más...
Hünkar parecía estar soñando despierta, pues a pesar de que estaba consciente de que se estaba acercando demasiado no dejaba de caminar.
El susurro del viento y el ruido de las aguas a las que llevaba el acantilado parecían decirle algo a la dama...

"Hünkar... Hünkar... debes saltar..."








Vaya, vaya, este capítulo resultó ser corto pero muy deprimente jaja, esperemos que nuestra dama entre en razón y tome la decisión correcta.

Hünkar & FekeliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora