2- Baile de máscaras

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-madre, ¿Esto es necesario?- en un ultimo intento por salvar su pellejo de tan bochornoso momento, Amity pidió hablar a solas con su madre. Sabia con antelación la respuesta que, seguramente, obtendría, mas sin embargo, decidió tentar de nuevo su suerte, quien sabe, talvez, por alguna diminuta obra del destino, esta decidiría ponerse, por una sola vez, a su favor. Odalia se gira y la mira. Esos ojos azules, frios como el hielo, miraban sin una pizca de empatía a la chica pelimenta que estaba frente a ella.

-por supuesto que si cariño, es el momento en que nuestra familia presentara a uno mas de sus hijos ante la sociedad- la mujer mayor mira en dirección hacia uno de los jarrones de su oficina que tenia una de sus flores desacomodada. Enarquea una ceja y se dirige directamente a ponerla en su respectiva posicion. Su cara lo decia todo: alguien sería despedida esa tarde -lo hicimos con tus hermanos, asi que es obligatorio que tu lo hagas de igual manera-

-oh, titan- murmuró la chica de ojos miel, llevando una de sus blancas manos al puente de su nariz -¿por lo menos será como te pedí?-

-claro, sin muchos invitados- Odalia se acerca a su escritorio y toma un pequeño papel en el que estaban las exigencias de su hija menor -aun no entiendo tu fanatismo por las mascaras-

-lo tuyo son las joyas, lo mio, las mascaras, no me juzgues-

-deacuerdo, mucha habla, y hay cosas que hacer- la mayor camina hacia su escritorio, y toma asiento, observando unos documentos que estaban esparcidos sobre ella -ve a tu habitación a arreglarte, tu vestido ya esta listo-

-si madre- resignada, la menor camina casi dando pisotones hasta su habitacion. No podia creer que su madre la obligara a hacer algo que ella le habia dejado mas que claro que no le gustaria. Murmuraba un par de maldiciones, dispuesta a decirlas en voz alta en cuanto entrara a su habitación, cosa que no pudo hacer, ya que en cuanto giró la perilla, vio la sombra de alguien que reconoció casi de inmediato sentada sobre su cama. Cerro los ojos y dejo escapar el aire que contenía.

-¿Em?- preguntó casi en un susurro -¿Que haces aqui?-

La chica mayor se levantó de su sitio, mientras veía entrar a su hermana con un semblante derrotado. Esto le causo algo de gracia.
-vine a ayudarte con el peinado y maquillaje, ¿No es obvio?-

-ah, no debiste molestarte- murmuró con desgano la chica de cabellos menta, mientras de acomodaba en el asiento que daba de frente a un hermoso tocador de madera antigua y terciopelo.

Emira sonrió, y lentamente, se acercó a su hermana, para comenzar a hacer malabares con su cabello. -supe que tuviste una amena platica con nuestra madre-

-hice un ultimo intento por parar este circo, pero por lo visto, lo que piense "la sociedad" es mas importante que mi opinion- refunfuño la de cabellos menta, mientras hacia comillas con los dedos

-tu sabes que nuestros padres viven de la atención de los demás- recalco la chica de cabello verde oscuro, quien ya estaba mas que acostumbrada a la desatención de sus padres -y nosotros, por mas que queramos, jamas competiremos contra eso-

-solo somos marionetas que utilizan a su beneficio- Amity murmuró con amargura, mientras un leve quejido de dolor. La chica mayor se detuvo un momento -con calma Em, no quiero llegar calva a hacer el mayor ridiculo de mi vida-

-ya, ya, perdon- rio Emira, volviendo a cepillar el cabello de la chica frente al espejo -y respecto a lo anterior, es cruel, pero totalmente cierto-

Despues de un rato de tirones y quejidos de la chica de cabello aguamarina, Emira resopló, exhausta, pero contenta con el resultado. Su hermana lucia hermosa, debia admitir.
-listo, el peinado ya está- concluyó la peliverde mayor, dejando el cepillo en la mesita -¿Necesitas ayuda con el maquillaje?-

one shots LumityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora