Capítulo 4

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Solo tuve que ver a Ross para saber que ninguno de los dos se perdería una aventura como aquella.

Elisse nos miró fijamente y, tras entender que no habría negativa de nuestra parte, se puso de pie y caminó hacia el interior de la academia. Nosotros, naturalmente, la seguimos.

─Elena está al corriente de todo. Querrá hablar con nosotros antes de irnos, así que ustedes tendrán que recoger sus cosas. No lleven ropa o cosas así porque nos darán lo que necesitamos para adaptarnos a Ewigmor ─decía todo aquello mientras caminaba rápidamente y, por un instante, sentí que no era mi madre, sino la antigua comandante de la Zash─. Yo hablaré con Demi y con los del ministerio. Luego iremos por ustedes.

─¿De verdad nos iremos ya? ─preguntó Ross con una mezcla de emoción, miedo y confusión atravesando su mirada.

─Sí. Si quiero tener el control de la misión tengo que asumirla antes de que James y el ministro designen a un comandante. Así que no podemos perder mucho tiempo.

Ross abrió los ojos de par en par y miró al piso con sorpresa. Yo, en cambio, solo podía morder mi labio y apretar mi muñeca. La verdad era que no sabía cómo procesar todo aquello, pero mentiría si dijera que no estaba emocionada.

─¿Qué se supone que tenemos que llevar? ─preguntó Ross.

Elisse suspiró y apretó los labios, pero no detuvo su paso rápido por las escaleras de piedra oscura de la academia. Algunos magos y brujas pasaban a nuestro alrededor, pero no hacían más que dedicar una mirada extraña a mi madre y a nosotros. Ella los ignoró y yo solo me preguntaba si ya sabían algo de nuestra misión.

─En tu caso, Ross, es importante que lleves todos tus libros sobre bestias y demonios. Los necesitaremos. En el caso de Elisse, lleva los libros de magia rúnica. Tendrás que seguir con tus lecciones en Ewigmor y, lo más probable, es que tengas que usar tus poderes eventualmente. Básicamente, ─se detuvo un momento y se volvió para mirarnos─ lo único que necesitarán será su intelecto, queridos.

Nos dejó para ir por Demi y terminar con sus asuntos. Ross me acompañó hasta mi habitación y después se despidió para ir a la biblioteca.

Suspiré una vez que me quedé sola y pedí a mis padres que me dieran fuerza para todo aquello. Desde que había escuchado sobre la misión estaba tratando de asimilar la idea de separarme de Elisse y de Ross, pero ahora saber que yo también iría hacía que todo fuera y se sintiera diferente.

No es que me sintiera poca cosa, pero estaba convencida de que con Ross y Elisse juntos, yo no tendría demasiado que aportar. Al menos no algo novedoso.

No obstante, la idea de conocer Ewigmor me parecía fascinante. Me aterraba, pero me excitaba en gran medida.

Consciente de que con Elisse todo siempre era rápido, me aseguré de estar lista a tiempo. Como dijo, no guardé más que una capa, los pantalones negros y anchos del entrenamiento, y todos los libros de magia simple y avanzada que tenía en mi poder.

─No olvides el libro de magia rúnica.

Estaba tan concentrada en aquella labor que el regreso de mi madre me tomó por sorpresa.

─Jamás lo haría ─respondí mirándola─. Podrías matarme si lo hago.

─Siempre es una posibilidad ─aseguró─, pero de verdad vamos a necesitarlo.

Se alejó de la puerta y caminó hacia mí con el semblante serio. Su mano no paraba de jugar con la cadena que siempre traía en el cuello y de la cual colgaba una lágrima de rubí.

─¿Qué te preocupa? ─le pregunté.

Ella abrió la boca, pero no dijo nada durante varios segundos. Parecía que intentaba poner orden a sus ideas.

─No es la primera vez que tienes una misión.

─Pero sí es la primera vez que te llevaré a una.

Asentí y me acerqué a ella. Su mirada se había suavizado y dejó de jugar con la cadena para acariciar mi rostro.

─Eres mi niñita... No quiero que algo te pase ─suspiró.

Yo sonreí triste y, aunque me preocupaba hacerla cambiar de opinión, más necesitaba yo de una explicación.

─¿Y entonces por qué me llevas contigo? ─cuestioné─. No me malinterpretes. Sí quiero ir, pero no entiende por qué tengo que hacerlo.

Ella movió un poco la cabeza hacia los lados antes de responder.

─Yo no quería ir ─respondió acomodando un cabello detrás de mi oreja─, pero fui con Horu y él dice que mi lugar está allá arriba en este momento... igual que el de mi hija.

Eso sí eran palabras mayores. Horu era el demonio más poderoso y respetado de Marwoll porque en sus aguas se podía ver el destino.

─¿Tiene que ver con mis padres? ─pregunté.

─Es lo más probable ─se alejó un poco y caminó hasta la cama en donde se sentó─. No tengo todos los detalles, pero tal parece que nuestra nueva "familia" tiene que cumplir con esta misión. Así que aunque me muera de la preocupación, tendremos que creer que estaremos bien. Siempre que hagamos lo correcto, estaremos bien, querida.

Proyecto GrondheilTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang