Una carreta nos esperaba afuera de la academia. Entramos junto a los garbolls y durante el viaje nadie dijo nada. Supongo que teníamos demasiadas emociones que procesar. Demi miraba por la ventana y el gato blanco dormía tranquilamente sobre su regazo. Elisse, por su parte, jugaba con el collar en su cuello mientras miraba hacia la nada. Solo Ross y yo intercambiábamos miradas de vez en cuando y lo mismo ocurría entre Faifort y Verya.
Quería romper el silencio, pero la verdad es que no se me ocurría nada. Eran tantas preguntas las que se formaban en mi cabeza, que las palabras eran insuficientes para transmitirlas.
Así estuvimos durante casi dos horas. Marwoll era una ciudad grande y tuvimos que atravesarla y llegar a las afueras para dar con nuestro destino. Durante el viaje tuve tiempo para imaginar cómo sería el lugar al que llegaríamos, pero ninguna de mis cavilaciones acertó con la imagen correcta.
Cuando llegamos, Elisse recuperó la conciencia y abrió la puerta para salir primero. Cuando me bajé, me topé con una paupérrima cabaña rodeada de otras en condiciones no mucho mejores. La casucha, con techo de tablitas y retazos de telas cubriendo las ventanas, daba la impresión de ser la casa de un mendigo.
─Bienvenidos a la sede de inteligencia de la Zash ─dijo Elisse señalando la entrada─. No se dejen engañar por esta fachada.
El cochero se fue y nosotros caminamos hacia el interior de la cabaña. Elisse empujó la puerta y reveló un espacio oscuro y miserable.
─Pensé que sería un poco más elegante ─comentó Demi con el ceño fruncido.
─Ya deberían saber que en el mundo de la magia nada es como se ve ─respondió Elisse.
Estiró una de sus manos y una esfera de luz brotó de ella iluminando la habitación. Solo un armario y una mesa de tablitas se encontraban allí. Caminó hasta el armario y lo empujó hacia un lado revelando un agujero en el suelo.
─Uno por uno después de mí ─ordenó antes de saltar al vacío.
Demi, Ross y yo nos vimos reconociendo nuestro asombro. El gato y el canario parecían comprender todo porque fueron los primeros en seguir a Elisse. Yo me acerqué para verlos caer, pero era imposible distinguir alguna figura en aquella oscuridad absoluta.
La gata de Demi maulló y, después de intercambiar miradas, la pequeña niña se acercó al agujero.
─Supongo que nos veremos del otro lado.
Saltó y solo quedamos Ross y yo.
─Aún podemos irnos ─comentó Ross con diversión.
─¿Quieres irte? ─le pregunté.
─Obviamente no ─sonrió y fue hasta el agujero.
Yo lo vi desaparecer y suspiré. Me tomé un momento para ver el lugar que me rodeaba y me aseguré de memorizarlo porque estaba convencida de que una vez que saltara, mi vida jamás volvería a ser igual.
Di pequeños, pero firmes pasos, y dejé que la oscuridad me envolviera.
Una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo y sentí como mi cabello y la capa se alborotaban. No podía ver nada y tampoco tuve mucho tiempo de pensar porque unos segundos después estaba de pie sobre una roca y una cueva gris me rodeaba.
Hice un esfuerzo para que mis ojos se adaptaran a la luz y reconocí las figuras de mis compañeros incorporándose y contemplado la cueva. Todo era gris y rústico. Una luz blanca iluminaba desde la parte superior y cuando levanté la vista para observarla, descubrí que se trataba de un portal repleto de estrellas que parecían latir. Entendí entonces que lo habíamos atravesado para poder llegar.
Miré a Elisse y aquella ahora tenía una sonrisa en el rostro que se esforzaba por ocultar. Me acerqué a ella, pero antes de poder musitar una palabra, una voz masculina me interrumpió.
─Es un placer verla de nuevo, comandante ─saludó. Era la misma voz que había escuchado en su salón de clases.
─¡Gideon! ─saludó Elisse y se acercó a él para tenderle la mano─. El placer es mío. Te presento a Nara, Ross y Demi.
El hombre, que era robusto y alto, nos miró. Su cabello y barba eran castaños y opulentos, pero tenía un rostro gentil. Nos miró fijamente con sus ojos negros y no dijo nada sino hasta que terminó de grabar el más mínimo elemento de nuestros cuerpos.
─Bienvenidos a la Zash ─dijo y se acercó a cada uno para estrechar nuestras manos─. Soy Gideon Rodanilld.
Cuando estrechó la mano de Ross, se detuvo un momento y lo miró fijamente a los ojos.
─Trabajé con un jinn en el pasado. Uno de los agentes más poderosos que jamás haya visto.
No supe jamás si ese comentario lo había alagado o incomodado porque antes de que Ross pudiera contestar, Elisse habló.
─¿Nos llevas al cuartel?
─Claro, el Ministro y el director los están esperando.
Dicho eso, se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia un pasillo oscuro que nos sacaría de la cueva. Elisse iba a su lado y nosotros les seguíamos los pies junto a los garbolls que, para nuestra sorpresa, se quedaron a nuestro lado. Supongo que el vínculo estaba comenzando a formarse.

YOU ARE READING
Proyecto Grondheil
FantasyLas desapariciones y asesinatos comenzaron en Grondheil. La Zash, consciente del estado crítico en el que se encuentran los mortales, ha convocado a Elisse, Gideon, Nara, Ross y Demi para que abandonen la seguridad de la Academia Narmond y del Marwo...