8. La última persecución

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Klee y compañía aún no se creían que lograron escapar de aquel embrollo con vida y ahora corrían a toda prisa hacia los barcos, su boleto de salida. Sin embargo, la cosa no sería tan sencilla, pues al abordar uno de los vehículos se encontraron con palancas y botones más complejos que los de cualquier mecanismo que conocían, por lo que solo les quedaba intuir los controles.

—¡Ahí vienen! —grito Diona desde el asiento trasero.

Dori apretó un botón que se encontraba en uno de los lados del volante, haciendo que el motor de la embarcación rugiera y sobresaltara al grupo.

—Es como el barco del viajero —dijo Klee.

—Y los pedales funcionaran igual —afirmó Kusanali— Sayu, a los pedales; Dori, tú en el volante.

Dori se sentó en el asiento del conductor, con Qiqi en el otro extremo y Kusanali en medio de ambas. Sayu pisó uno de los pedales y el barco empezó a acelerar a toda prisa, alejándose del puerto casi al mismo tiempo en el que llegaban Arlecchino y sus tropas.

—¡A los botes! —gritó a todo pulmón y todos se subieron a los tres botes restantes mientras que ella tomó sola el velero.

Los botes Fatuis fueron acercándose, y una vez las tuvieron cerca, los fusileros comenzaron a dispararles, obligándolas a agacharse.

—¡Tenemos que perderlos! —gritó Kusanali.

—¿Y cómo hacemos eso? —preguntó Diona.

—¡Con explosivos! —grito Klee mientras buscaba algo en su mochila.

Comenzó a sacar unas piezas metálicas, algunos mecanismos y un par de seguros, y una vez tuvo varias cosas afuera, comenzó a armar un tubo.

—¿Qué es eso? —pregunto Dori.

—Es algo que hice en secreto con mi amiga Yoimiya —respondió eufórica—. Yo quería ponerle de nombre "Dodoco 3001", pero ella lo llamo "Lanzacohetes".

Klee apoyó el objeto en su asiento, cargó el arma con una de sus bombas y apretó el gatillo: un proyectil de fuego salió a toda velocidad hacia uno de los barcos enemigos, haciéndolo explotar ante la mirada perpleja de todo el grupo.

—Ahora entiendo porque Arlecchino está tan interesada en ti —dijo Kusanali con asombro.

—¿Estás segura de que no está a la venta? —insistió Dori

Klee preparo otro proyectil y le disparó a otro barco, volándolo por los aires; y estaba lista para cargar otro disparo, pero en eso se percató de un detalle con su bomba, obligándola a buscar en su mochila, al principio con calma, pero al cabo de un rato empezó a desesperarse hasta que rompió en llanto.

—¿Qué ocurre? —le preguntó Diona.

—Ya no tengo mas bombas armadas, solo tengo carcasas.

—Descuida Klee, encontraremos otra manera.

Dori interrumpió la plática.

—Eh, chicas: no es por molestar, pero hay dos grandes icebergs frente a nosotras.

—Pues esquívalos —gritó Sayu

—Espera — dijo Kusanali, a la par que alcanzó a ver un angosto camino entre los Icebergs— ¡Quiero que pases por el medio!

—¿¡Qué pase por el medio!? —grito Dori— ¡Se ha vuelto loca!

—Es nuestra mejor alternativa si queremos perderlos.

Dori no se atrevió a contradecir a Kusanali y dirigió al barco por el camino. Para su mala suerte, sus perseguidores estaban tan locos como ellas y las persiguieron por esa ruta.

Mientras avanzaban, empezaron a caer pedazos de hielo a la par que sonaban crujidos y ruidos de agrietamiento: las enormes montañas de hielo se estaban acercando entre ellas, haciendo que el camino se cerrará de poco a poco. El grupo logró salir al otro lado mientras que el barco enermigo terminó aplastado por un gran bloque de hielo que cayó desde la cima. Estaban a punto de celebrar, hasta que apareció Arlecchino por uno de sus lados y saltó a su barco.

Sin mediar palabra, Arlecchino trató de agarrar a Klee del cuello, pero fue detenido por Diona, quien le arañó su mano derecha; solo para recibir un puñetazo en la cara, el cual le rompió la nariz y la mandó a volar contra el parabrisas. Al ver esto, Qiqi se enfadó y le pidió un favor a Dori.

—Toma el volante.

Qiqi se levantó de su asiento y fue a encarar a Arlecchino, quien estaba tratando de cortar a Kusanali con la espada, pues esta hacía todo lo posible por evitar que lograra atrapar a Klee. Sin embargo, en un momento de distracción, recibió un corte en uno de sus brazos acompañada de una subsecuente patada, que casi la tira al mar de no ser porque Qiqi la sujetó, dejándola caer en el asiente trasero.

Arlecchino había tomado a Klee de una de sus piernas, hasta que Qiqi le golpeo en la rodilla, haciendo que la soltara y esta cayera cerca de su mochila.

—¡Nadie daña a mis amigas!

Arlecchino trató de patearla; Qiqi logró bloquearla y le golpeo una de las rodillas con fuerza, haciendo que se tambaleara. Pero esta se recuperó y le dio un espadazo a Qiqi, lastimándole el abdomen y dejándola fuera de combate.

—¡Ya me harté de ustedes! —gritó Arlecchina con furia mientras alzaba su arma, dispuesta a darle un golpe letal a Qiqi— ¡Nos vemos en el infierno!

—¡Ahí te esperaremos! —gritó Klee

Arlecchino recibió un golpe contundente en la cara: Klee le había disparado una bomba desarmada con el Lanzacohetes, haciéndola perder el equilibrio hasta que por fin cayó al mar, dando por terminada la partida; ellas ganaron.

A pesar de eso, no pudieron celebrar pues Diona, Qiqi y la propia Kusanali habían resultado heridas y necesitaban ser curadas.

—¡Miren! —gritó Dori mientras señalaba hacia la derecha.

Todas se alegraron casi al instante, pues habían encontrado su barco: la marea lo había arrastrado lejos de la cosa, y por asares del destino, se habían cruzado con él. El grupo se subió rápidamente en él y partieron, esperando que el viaje fuera más calmado. Acordaron descansar y curarse en Liyue antes de devolver a Klee a su hogar, pues necesitaban tranquilidad; además de que Kusanali no quería revelarse como la autora de aquel rescate, al menos no por ahora.

Klee regresó a casa sin problema alguno, y estuvo mucho tiempo tranquila y feliz, hasta que una noche recibió una carta en la que Kusanali le pedía ayuda para encontrar a otra niña desaparecida que responde al nombre de Yao Yao. Dentro del sobre encontró un regalo para ella: un broche para el cabello con forma de flor de loto. Emocionada, se acomodó el broche en su oreja para después acostarse y cerrar los ojos, lista para dirigirse a su nueva aventura: un viaje que la llevaría a recorrer todo tipo de escenarios y paisajes. Pero aquella historia llena de persecuciones, momentos caóticos, compañerismo y una gran revelación pertenece al futuro, pues primero tiene que ocurrir en la hiperactiva mente de Klee... Tiene que ocurrir en el mundo de Teyvat... 

Fin... ?


Y bueno, hasta aquí este fanfic; sin embargo voy a seguir escribiendo historias con estas adorables personajes. Solo voy a esperar a que salgan al menos otras 3 niñas para tener combustible de historias.

Por mientras, si te ha gustado esta pequeña historia, me apoyaríaa muchísimo si votas y la compartes con amigos, conocidos y no tan conocidos para llegar a mucha más gente💖

Atentamente: El autor.

El gran rescate de Klee (#PGP2023)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora