CAP 1. Aquí vamos.

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Entonces, todo se volvió oscuro y sentí una corriente eléctrica.

Takemichi ahogó un grito al sentir que caía de su cama y despertaba de súbito. Abrió sus ojos con dificultad, su visión estaba borrosa y no lograba reconocer nada a su alrededor entre tanta oscuridad, tanteando temblorosamente el lugar, se sentía aun mas perdido y desorientado. Que diablos... pensó, ¿sigo soñando? no se siente como la cama de hospital en la que dormía, y que pasa con esta oscuridad, por más que refregaba sus ojos no conseguía ver nada. Probablemente su desorientación se debía a haber estado en un sueño profundo, sueño que apenas lograba recordar, solo un sentimiento vago en su memoria y una sensación vacía en sus manos, además de ese rayo que lo había despertado de golpe.

Decide ponerse de pie lentamente, aun con una sensación de extrañeza, no parecía estar en una cama, sino en el suelo, así que, con mucha calma busca a su alrededor algo que pudiera darle luz, esperando encontrar la pequeña lámpara que estaba en su pieza de hospital, una ventana o la luz junto a la puerta. Camina con cuidado pero no puede evitar tropezar con algo. Busca a su alrededor con paciencia y logra dar con una pared, no sin antes golpear su pie y maldecir en un susurro, no necesitaba más golpes. Sigue buscando el interruptor de la luz pensando en lo estúpido de la situación. Que diablos le estaba pasando, su cerebro había quedado peor de lo que pensaba, tal vez la golpiza que le habían dado hace un día de verdad era peor de lo que él estimaba. Había sido un tonto al subestimarla en primer lugar, fue golpeado hasta quedar inconsciente y con heridas graves en el hospital, los abrumadores recuerdos de hace una noche comenzaron a resurgir, sus vanos intentos de llegar a su amigo se sentían absurdos, sus ojos comenzaron a arder justo cuando sintió la forma del interruptor de la luz, inmediatamente la encendió solo para quedarse atónito ante lo que tenia a su alrededor.

No puede ser, no podía ser, QUE DIABLOS ESTABA PASANDO.

Era un sueño, una pesadilla o acaso había muerto y esta era la versión cruel del universo de su infierno personal.

Se encontraba de pie en la que había sido y todavía era su habitación de joven adulto. Tal cual la recordaba, era un desastre, más aún con las cosas que había golpeado y desparramado en su intento por encontrar el interruptor.

Se sentó en el suelo respirando agitadamente a la vez que tomaba su mejilla y la pellizcaba violentamente, dolía, pero no tanto como el sentimiento de desolación que empezaba a sentir, que había pasado, como era posible. Trato de ordenar sus pensamientos cuando recordó que se suponía que estaba cubierto de vendajes y hasta ahora no había sentido nada similar en su cuerpo, se reviso rápidamente y no pudo descubrir ningún vestigio de que su cuerpo hubiese sufrido ningún golpe o rasguño, menos un hueso roto. Se volteó en su habitación buscando algo con que mirarse y encontró un pequeño espejo abandonado en su atestada mesa, al voltearlo lo último de su sanidad cayó al suelo junto a él de rodillas. Cabello negro, ligeras marcas de expresión y la cara de alguien claramente acercándose a los 30. Sin duda estaba en el presente, a pesar de la negación en su corazón, esta era la realidad. Se obligó a volver a respirar ya que parecía haber perdido el aliento durante unos segundos. Con un sudor frío recorriendo su espalda se dispuso a buscar su teléfono, si estaba aquí debía ver en qué estado se encontraba el presente, y el único que podía responder esa pregunta sería solo una persona, Naoto Tachibana.

Encontró su celular cerca del futón en el cual había estado durmiendo y se apresuro a buscar su número. AAA... BB... CCC... EE... F... H...I...  vamos teléfono, finalmente la N... busco lentamente sintiendo su corazón bombear con fuerza. Para empezar no tenía muchos contactos en su celular, pero no quería pasarlo por alto, revisó una, dos, tres veces, frenéticamente en ambas direcciones, hasta que tuvo que admitir, el número de Naoto no estaba, reviso sus mensajes, llamadas, emails, todo; ningún rastro de Naoto, nuevamente Takemichi se encontraba completamente jodido. Recordaba todas las posibilidades que había visto en otros futuros, las muertes, las pérdidas que había tenido que sufrir y no pudo evitar pensar lo peor. Su último viaje había terminado de la peor forma, pero Naoto seguía con vida, aunque supiese esto, no sabia que había ocasionado este ultimo viaje y menos sabía si este aun lo recordase o si tuviesen alguna conexión, sus viajes siempre terminaban en resultados inesperados, pero Naoto, era una constante que lo había hecho sentir seguro. Aunque ahora se encontraba en una situación distinta, su último futuro había sido uno feliz, donde todos se encontraban bien y felices, excepto... su antiguo líder y amigo, Sano Manjiro. Había decidido salvarlo y a pesar de los sucesos recientes, su voluntad no había flaqueado, por lo que no podía permitirse dudar, ni quedarse contemplando su antigua habitación con desesperanza sin importar lo mal que se viera la situación. Dejando de lado el motivo de su vuelta al presente, debía hacer algo, rendirse no era opción, ni en el pasado ni en el presente.

¿Porqué volvemos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora