✨Capítulo 11✨

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—Disfruten la merienda.—sonríe solo para Mew mientras su empleada deja algunas frutas, té y postres sobre la mesa del centro.— Jannis, ve a servirle a los guardias también y haz más rápido tu trabajo.— su tono molesto no pasó desapercibido.

—Sí, señora.— Amp volvió a su lugar frente a Mew y Gulf, luego de tomar uno de los postres que Jannis les había servido.

—Me encantaría saber cómo se conocieron, Gulfie, imagino que no fue mientras hacían las compras en el mercado.— dijo tomando una taza de té de la mesa y reprimiendo su risa.

—Justo allí fue donde nos vimos por primera vez.— Respondió Mew al notar cierto sarcasmo en las palabras de Amp.

—Vaya, ¿en serio?

—Recuerdo que ese día mi caballo chocó contra Gulf...

—No me extrañaría eso.—Interrumpió el hijo mayor de Amp.— Gulf es tan torpe, seguro ni se fijaba por dónde iba.

—Hijo, escucha a Mew.— Kaownah asintió y el príncipe continuó relatando su versión de la historia, fastidiado por las palabras del castaño.

—Estaba comprando algunas frutas antes de regresar a palacio, de pronto me di cuenta de que mi caballo corría hacia él e inevitablemente lo interceptaría, el caballo lo empujó pero antes de que Gulf cayera pude sostenerlo. Felizmente mi hermoso girasol no se hizo daño grave.

—Todo un héroe.— sonrió falsamente.— Entonces... Siguieron viéndose luego de eso.

Mew asintió mientras tomaba un poco de té.

—En el baile.— respondió el mayor mientras Gulf probaba algunas galletas.

—Lo imaginaba, sin embargo, Gulf no tenía permiso de ir.— dirigió su mirada al doncel, causándole un escalofrío.— ¿Cierto, querido?

—Lo siento, es que yo... Yo....— Gulf no sabía qué explicación dar, por más que lo pensaba no sabía cómo justificar su salida al baile.

Mew carraspea y decide tomar la responsabilidad de las salidas, teniendo en cuenta de que Gulf había comenzado a temblar.

—Señora, yo insistí en que él fuera al baile, me quedé con ganas de verlo de nuevo.— argumentó mientras acariciaba la mano del doncel para tranquilizarlo.

—Entiendo, príncipe, pero el comportamiento de Gulf sigue siendo inapropiado, si lo hubiera dicho antes no hubiera tenido problema en dejar que fuera al baile.

No, Gulf no creía en eso, sin embargo no quería que Mew supiera todo lo que ocurrió esa noche y toda la violencia física y psicológica a la que había sido sometido día tras día desde que su padre falleció, le daba vergüenza y no quería darle preocupaciones.

—¿Por qué no lo dejaba ir?— preguntó Mew con el fin de saber la verdad, creía que había algo más que desacuerdos o asperezas normales entre madre e hijo, mejor dicho, entre madrastra e hijastro.

—Bueno... Gulf tuvo que dedicarse a las tareas del hogar desde muy joven, no es tan refinado como yo y mis hijos, creí que era lo mejor para él que se quedara en casa en vez ir a un baile en el que solo podría hacer el ridículo.

—¿No cree que está haciendo un comentario muy grosero y discriminatorio?— frunció el ceño ante el tono de superioridad de la mujer, estaba comenzando a irritarle.

—Solo hice lo que creía mejor para Gulf, Mew. Si tus padres lo conocieran y vieran tan solo su comportamiento en la mesa.— la mujer suspiró y negó varias veces, como si el comportamiento de Gulf fuera el peor.

1. Un traje para GulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora