✨Capítulo 15✨

570 76 66
                                    

—Kaownah, si vas a comportarte así solo cállate y puedes ir sacando tus cosas de la casa de Gulf.— habló First cerca de su oído.

Kaownah frunció el ceño y dejó que First se acercara hasta Gulf para saludarlo. También vio a Mew dejarlos solos, lo cual le dio más confianza de acercarse.

—¿A qué debo su visita?— contestó Gulf luego de un saludo efímero de su hermanastro menor. 

—Venimos a pedirte disculpas por todo el daño que te hemos hecho... Kaownah y yo estamos arrepentidos.

—Tampoco tanto. Solo estoy en contra de lo que hizo mi madre, exageró en sus acciones.— reconoció Kaownah, sin embargo no iba a dar su brazo a torcer tan fácilmente, la fidelidad a su madre estaba primero.

— Ya no quiero que sigamos en esta situación, Gulf.—habló First de nuevo.— Sé que durante años hemos peleado hasta por lo más mínimo, pero ahora que alguien me hizo ver que no había ningún motivo por el cual odiarte, espero nos perdones y podamos llevarnos mejor.

—¿De verdad? ¿Acaso no recuerdas todas las veces que lloraste porque Gulf tenía más cosas que tú?

—Sí, lo recuerdo, pero Gulf no tenía la culpa. Lo que pasa es que su padre se preocupaba mucho por él y le daba lo mejor que podía, y no hablo de dinero ni juguetes, sino de su tiempo, cada minuto que tenía libre lo pasaba con su hijo. Y Gulf también tenía muchas razones para ser halagado. Lo que quería nuestra madre era que seamos más que Gulf en todos los aspectos, pero todos tenemos habilidades diferentes y en vez de quedarnos a envidiar a los demás debemos potenciar nuestras propios dones.

—Lamento que las cosas se hayan dado así, nunca quise que se sintieran de esa forma, tal vez... Podríamos.... Comenzar de nuevo y...

—Por mí no hay nada que comenzar, Gulf.— interrumpió Kaownah cruzándose de brazos.

—Kao, basta.—susurró su hermano.— Entiendo que sigas molesto y no quieras cambiar ahora, pero eso no te dejará vivir, no puedes guardar sentimientos malos tanto tiempo, déjalos ir, por lo menos inténtalo.

—Agh, como sea.— rodó los ojos.— Pero no pretendo llamarte hermano, Kanawut.

—No pretendo que me llames hermano.—Respondió Gulf.— Solo que mantengamos la cordialidad y ver lo qué pasa más adelante. Aunque supongo que irán a vivir a casa de su abuelo y no tendremos que convivir mucho.

—Lo dices porque ya te enteraste ¡¿Cierto?! ¡Solo quieres burlarte de nosotros!— Kaownah se acercó hasta Gulf, intentando desfogar la ira que no había podido soltar frente a su abuelo. 

Pero Turbo impidió que siguiera avanzando y que llegara hasta Gulf colocándose frente a él y mirándolo fijamente a los ojos.

—Aléjese y diríjase con respeto al joven Kanawut ¿Qué? ¿Acaso no sabe que está faltándole el respeto incluso a su familia al comportarse de esa forma? ¿De qué manera lo criaron a usted?— sostuvo esa mirada, como retándolo, como si Kaownah no fuera más alto y un poco intimidante, por lo que avanzó unos centímetros hasta hacer que sus rostros quedaran muy cerca.

El doncel más bajo estaba con el ceño fruncido y estaba completamente indignado. Sus padres siempre le habían dicho que no dejara que nadie le insultara ni lo hiciera sentir menos, por ser doncel o cualquier otro motivo. Turbo era muy noble y alegre, pero si se metían con él o sus seres queridos por supuesto que iba a reaccionar, por ello no dudó en darle un golpecito al hombro del mayor, solo para hacerle retroceder y dejarle claro que debía bajarle a su arrogancia. Turbo solo pensó que debía actuar como él para hacerlo retroceder, ya que Gulf se había quedado estático y sorprendido por las palabras de su hermanastro.

1. Un traje para GulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora