Capítulo 6.

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-No te creo.- respondí impactada al escuchar su respuesta.

-¿No me crees?-preguntó Manu.

-No, no te creo, no creo nada de ti.-respondí gruñendo.

Al oír esto Manu pasó sus manos por su pelo, y empezó a caminar rápidamente por la habitación. Estaba susurrando cosas sin sentido, y hablaba tan rápido que yo no era capaz de descifrar lo que quería decir.

-¿Te quieres tranquilizar?.- le chillé.

-No, no puedo Marta, me estresas muchísimo, en serio, te intento ayudar en todo lo que puedo y no eres capaz de darme las gracias.- chilló Manu.

-Gracias por ayudarme.- susurré.

-¿Qué?.-preguntó.

-No pienso repetírtelo.-gruñí.- Sé que lo has oído.

Él medio sonrió y se acercó a mi.

-Lo he oído Marta.- susurró acariciándome la mejilla y poniéndome y un mechón de pelo detrás de la oreja.- Muchas de nada, lo volvería hacer mil veces más.-

-Para.- susurré.

-¿Porqué susurramos?.-susurró.

-Yo no susur...- empecé a susurrar.- Yo no susurro he dicho.-

Manu rió y se levantó. Abrió la puerta y me hizo una seña para que fuera, y yo le seguí. Aún seguía un poco mareada y me tambaleaba un poco.

-Marta ¿Podrías caminar un poco más rápido?.- se quejó Manu

 Me acababa de desmayar, que quería que andará como una modelo o qué?

-Claro.- le sonreí.- claro que no.

Manu se paró de golpe y vino hacia mi muy directo se paró bruscamente delante de mi y me cogió de la cintura. Me llevaba como si fuera un saco de patatas y cada vez que Manu daba un paso yo rebotaba en su hombro.

-Au, Manu más despacio, me haces daño.- me quejé.

-Wow Marta, esa frase.- me miró con cara pervertida.

-Vale no, ni lo sueñes, olvida.- empecé a reírme.

Manu me bajó dejándome tumbada en el sofá, y me dio un tierno beso en la frente. Y se fue directo a la cocina. No sé porque pero me gustó que lo hiciera, sentí un hormigueo en el estómago.

-Mis padres se han ido.- gritó Manu desde la cocina.- Así que cenaremos tú yo, solos, una cita romántica.

Yo me reí desde el salón.

-Claro que sí Manu.- afirmé irónicamente.

Manu vino con un plato de pasta y se sentó a mi lado y empezó a comer.

-Eh ¿Y yo?.- me quejé.

-Tu tienes pizza quemada en la nevera.- bromeó.

-Idiota.- le grité.

Manu me dio un tenedor y me acercó el plato.

-Oye Manu ¿Y lo de antes?.- pregunté.-¿Porqué?.-

-Si querías que te dejara allí para que ahogaras con el humo habérmelo dicho.- respondió.

-No, yo digo lo de que yo te...-me costaba decir esta frase.- Que yo a ti...-

-¿Que me importabas?.- preguntó.

-Si eso.- respondí metiéndome una cucharada de pasta a la boca.

-Aunque no te lo creas es así.- respondió.

-No me lo creo, y lo sabes siempre defiendes a personas que no tienen razón y tú y yo sabemos de quien estamos hablando.- respondí.

-Marta joder.- se pasó las manos por el pelo.

-Así que tanto no te puedo importar.- le gruñí.- Si dices eso, que sea de verdad Manu, no por quedar bien.-

Él se levantó del sofá y yo me quedé sentada con el plato de pasta entre las piernas. Manu se quedó delante mía y se agacho hasta quedar frente a frente. Tan enfrente que notaba su aliento en mi barbilla...


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Mi estúpido vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora