Capítulo 8.

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Le miré directamente a los ojos y me levanté bruscamente. ¿Qué se pensaba diciendome que el motivo por el que lloraba era yo? Él era el que me había hecho llorar, él era el que me insulataba cuándo estábamos en el instituto y cuándo estábamos con Claudia.

-Ah, pues explicame ¿Cuál es el motivo de que te haga daño?¿Cuál es el motivo por el que te hago llorar? Venga, explicamelo, que yo recuerde nunca te he insultado, nunca te he hecho nada para que te sintieras mal.- le dije a Manu.

-Mart..-susurró él.

-¡Que me lo expliques!.- le grité.

-Joder, ese es el motivo Marta.- dijo Manu.

-¿Cuál?.- grité.

-Que te he hecho daño y no me lo puedo perdonar, no puedo.- dijo agachando la cabeza.

-Manu..-susurré.

-Marta eres lo más importante que tengo en esta ciudad y me duele que la persona que quiero lo pase mal por mi culpa.- dijo Manu sollozando.

No podía dejar de pensar las palabras que acababa de decir Manu , me repetían una y otra vez en la cabeza ....

De repente sonó el teléfono y pude leer en la pantalla el nombre de "Claudia", no sé porqué pero sentí un hormigueo cuándo Manu cogió el teléfono y se alejó un poco.

-Si Claudia, vale, vale, perfecto.- respondió Manu.

-Yo será mejor que me vaya, no pinto mucho aquí.- dije dirigiéndome a la puerta de la casa.

-No te vayas por favor.- susurró Manu.

Yo me giré hasta quedarme de espaldas a la puerta mirando fijamente a Manu. Me sentía rara, no podía aceptar el hecho de que hubiera dicho que era la persona que más quería, yo quería muchísimo a Manu, tanto que me ponía a llorar cada vez que lo veía con Claudia. Él se acercó hasta quedar a dos pasos de distancia.

-¿No lo ves Marta?.- preguntó.

-¿Ver el qué?.- susurré.

-Ver que te quiero más que a cualquier otra chica, ver que nunca me quiero separar de ti y ver que te quiero más que a nadie en este mundo.- gritó Manu.

Una lágrima cayó por mi mejilla, una lágrima de felicidad. No lo pude evitar y salté enganchandome al cuello de Manu de la felicidad que tenía, no me podía creer lo que acababa de decir.

-Marta yo..-susurró Manu en mi oreja.

-Yo también te quiero más que a nada Manu.- susurré en su cuello.

Él me bajó poco a poco de su regazo y nos quedamos a pocos centímetros el uno del otro.

-He estado esperando tanto este momento.- susurré.

-No tanto cómo yo.- susurró Manu.

Pude notar cómo los labios de Manu se juntaban con los míos y cómo su lengua me invadía. Él me cogío de la cintura y me llevó hasta el sofá. No podíamos parar de besarnos, había estado esperando esto tanto tiempo que quería que se parara el tiempo y poder quedarme así con él para siempre.

-Te quiero y lo podría decir un millón de veces más, te quiero, te quiero.- susurró y luego me volvió a besar.

De repente se abrió la puerta de casa, eran los padres de Manu. Me separé rapidamente de Manu y me acurruqué en una esquina del sofá.

-¿Qué tal os lo habéis pasado?.- preguntó la madre de Manu.

-Muy bien.- me miró Manu sonriendo.

-Yo mejor será que me vaya.-susurré.

-No cariño, he llamado a tus padres y me han dicho que hoy te quedas a dormir a mi casa.- respondió Manoli.

-Me parece muy bien.- respondió sonriendo a su madre.

No pude evitarlo y le pegué un puñetazo. Manu gimió de dolor.

-¿Porqué estás tan feliz hijo?.- preguntó Manoli.

-Porque la suerte se ha puesto de mi lado mamá.- gritó Manu.

Se levantó bruscamente y me cogió de la cintura llevandome cómo un saco de patatas hasta su habitación.

-Para por favor.- agonicé llorando de la risa.

Manu me dejó en su cama y se tiró encima.

-Auuu pesas mucho.- le grité.

Manu me repondió dándome un beso, un dulce y tierno beso. Yo acariciaba su pelo mientras él lentamente acaribiaba mi brazo. No pude evitarlo y sonreí a mitad del beso.

-Manu me haces cosquillas.- reí.

-Y estás son las cosas por las que te quiero.- respondió levantándose y poniéndose de pie.

-No tengo pijama.- dije con una sonrisa.

-Pues duermes desnuda.-respondió con una cara pervertida.

-¡MANU!.- le grité tirándole la almuhada en la cara.

Él se empezó a reir y no pude evitar sonjorarme hasta el punto de tener toda la cara roja.

-Parece que vayas a explotar.- dijo Manu.

Yo me tapé con las dos manos y me escondí en la esquina de la cama. Pude notar como Manu se sentaba y me acariciaba el pelo.

-Estás preciosa cuándo te sonrojas.- susurró en mi oído.

Aparté una mano y le saqué el dedo del medio haciendo que Manu se empezara a reir más todavía.

-Yo te dejo una camiseta mía, tranquila.- dijo dándome una camiseta ancha que había en el armario.

-Tengo sueño.- dije frotandome los ojos.

-Te dejo dormir, mi niña.- dijo Manu acercándose a mi.

Él me acarició el pelo y me dio un beso de buenas noches. Adoraba la forma en la que Manu me besaba era tan tierna y dulce que temblaba cada vez que lo hacía.

-Buenas noches, te quiero princesa.- susurró Manu apagado la luz.

-Buenas Noches, te quiero princeso.- susurré.

La alarma del movil sonó por cuarta vez y decidí levantarme ya. Me vestí y me arreglé y salí en dirección a la cocina, allí había una nota "He bajado a comprar el desayuno, te quiero."

Decidí darle una sorpresa y bajar a ayudarle con la compra. Seguramente al único supermercado que había por la zona. Me quedaba una calle por llegar hasta la tienda cuándo escuché una voz bastante peculiar para mi.

-¿QUE?.- grité.

Pude ver cómo Manu y Claudia se estaban besando en frente de la tienda, esto no era real, tenía que ser un sueño. Manu se apartó de Claudia, no pude evitarlo y empecé a llorar, las lágrimas me salían solas y no podía parar, no quería ver más esa escena tan asquerosa y salí corriendo.

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⏰ Última actualización: Jul 18, 2015 ⏰

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Mi estúpido vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora