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Tiempo y lugar desconocidos.

Era frustrante. Frustrante y bastante agotador.

- ¡Wia! ¡Wua! ¡Wou! -. Protesté tratando infructuosamente de quitar los recuadros rojos que pululaban en bandada justo frente a mis narices.

Como se había vuelto costumbre desde hacía ya varios meses: Actualmente me encontraba en mi cómoda prisión con forma de cuna.

Gracias al paso del tiempo uno supondría que ya debería haberme adaptado a este tipo de circunstancias. Pero lamentablemente para mí. Lamentablemente para mí ese no era el caso. No. Porque, muy a mi pesar, últimamente no había un solo momento de conciencia que evitara ser frustrado por la estresante presencia de ese molesto recuadro rojo.

¡Error! ¡Error! ¡Error!
¡Error! ¡Error! ¡Error!
¡Error! ¡Error! ¡Error!

Francamente, siempre me consideré un hombre paciente y sensato. Pero incluso una persona tan paciente como yo tenía sus límites y el mío ya había sido cruzado hacía mucho tiempo.

Teniendo eso en cuenta, sería bastante fácil comprender porque me había vuelto alguien tan quejica por estos días. Hoy, desafortunadamente para mi y aquellos que me rodeaban, había sido uno de esos terribles momentos inmisericordes.

- ¡Waaa! -. Chillé agitando las manos frente a mi cara con una furia visiblemente desmedida.

¡Error! ¡Error! ¡Error!
¡Error! ¡Error! ¡Error!
¡Error! ¡Error! ¡Error!

Para aumentar mi ya colmada frustración ambas manos simplemente atravesaron dichas pantallas sin poder hacer ningún tipo de cambio en la situación.

*PA*

Luego una mano me golpeó el rostro como daño colateral de mi patético arrebato. Mi propia mano. La cachetada accidental pareció calmarme un poco. Me hizo parar, reflexionar y suspirar.

- Swigh -. Suspirar como lo haría un bebé.

Reflexionar como lo haría un anciano: ¿Por qué la rueda había errado conmigo? ¿Por qué escapé de su efecto y no las otras almas? ¿No era ella algo todopoderoso y perfecto? ¿Por qué estoy vivo? ¿Qué tengo yo de especial? No podía responder ninguna de esas preguntas. Probablemente hubieran incluso más de ellas que ni siquiera me había planteado. Era algo demasiado confuso.

Parar y contemplar esa vista que últimamente siempre conseguía ponerme hecho una completa furia:

¡Error! ¡Error! ¡Error!
¡Error! ¡Error! ¡Error!
¡Error! ¡Error! ¡Error!

Lentamente entrecerré los ojos y luego sopesé cada una de las posibles explicaciones que podría tener este peculiar escenario.

Primero: Sabía que dichos recuadros estaban de algún modo relacionados con la rueda. No cabía de otra. ¿Cómo? No tenía ni idea. No obstante, esa era la única explicación plausible que se me había podido ocurrir de momento. Nada más tenía sentido.

Segundo: Durante los 2 últimos meses me había visto envuelto en una enloquecedora cruzada cuyo único y principal objetivo era eliminar permanentemente todos esos molestos recuadros.

En vistas de mi más reciente y explosiva reacción: Resultaba bastante obvio que había tenido poco sino ningún avance para completar dicho cometido.

Tercero: Había probado con un gran número de gestos y acciones, pero nada parecía dar resultado. Mis manos simplemente atravesaban los recuadros cuando trataba de tocar sus superficies. Mis acciones siempre caían en saco roto cuando intentaba alguna cosa diferente para solucionarlo. Fuera dicha acción drástica o no.

Nuruto: Anata no Nodo no Naka no Kuni! (Pausado).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora