[03] ¡buenos días, te quiero!

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—¡Vuelve aquí, Sana!

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—¡Vuelve aquí, Sana!

Y sin más que decir, la alfa tira un portazo a la entrada principal de su hogar con la mandíbula tensa y los hombros pesados. Ella suspira, desde hace un tiempo el ambiente familiar se convirtió en uno exasperante, o lo suficiente insoportable como para ya no querer poner ni un pie en el escalón.

¿Quién se cree él? Niega con la cabeza, tiene entendido que luego de su salida con Nayeon tendrá problemas que asumir, pero eso no le arruinara el día que planeó para su omega, al contrario, debería tener una razón más para pasarla bien.

El nudo en su garganta se desenvuelve poco y toma un respiro yendo a la residencia de los Im, no había problema a recurrir hasta allí dado que Sana había acompañado a su novia miles de veces hacia su respectivo hogar, siempre para asegurarse de que la omega llegue a salvo y los señores Im no se preocupen mucho. 

También gracias a ello sus suegros quedan maravillados con su comportamiento y le depositan una buena confianza con su hija, eso iba muy a favor a su parecer, al menos iba mejor que los primeros días en donde recién salía con la omega.

Sana tiene entendido que los Im se trataban entre ellos como una verdadera familia de seis integrantes, y por la cual llegaron a ser sobre-protectores con su novia, aunque pueden llegar a veces a tratarse de unas personas chifladas, pero el amor caluroso que le resguardan a la menor se invadía desde distancia.

El momento en que se ve parada en la puerta caoba, el lobo de Sana salta en su interior, al tan solo imaginar que ambos podrán oler el aroma de su omega y sentirla cerca los pone contentos, en realidad, la tan sola presencia de Nayeon era un prodigio, prodigio que estaba eternamente agradecida e indispuesta a dejarlo.

Sana extendía la mano para tocar el timbre, y hubiera hecho resonar ese típico "ding dong", si no fuera porque la entrada ya había sido abierta por una pequeña castaña con un atuendo algo desgastado. Sus cabellos estaban desordenados, aún yacía con el pijama de perritos y con el ceño levemente fruncido. La alfa la contempla, no podía creer que aun así ella se veía hermosa.

La omega bosteza como una bebé, y abre los labios con una perfecta "o" luego de divisar a su novia parada al frente con una sonrisa, aquello la hizo ruborizar un poco, ocultando sus manos sobre las mangas rosaditas, nerviosa.

—Uh, ¿Qué haces aquí, Sasa?— pregunta tallándose un ojito con su mano, aun recostada en la entrada. Sana sonríe ante la imagen de su pequeña conejita, se ve enfadada.

—Primero dime por qué estás arrugando la nariz de esa manera, bebé.— se acerca a la omega, quien cambia su semblante haciendo un puchero. Sana le deposita un beso en al frente abrazándola enternecida.

Nayeon toma un respiro aún debajo del cuello de Sana, e intentando sonar serena comienza a relatar.

— ¡Ahora debo botar la basura tres días a la semana y el tonto de Taehyung solo una! —chilla regalando algunos golpecitos en el rígido pecho de la alfa, desquitándose su furia interior. —. ¡Todo porque el aprovechado de Jungkook está a cargo!— la alfa expulsa una baja carcajada.— ¡Son los peores hermanos de todo el mundo, satang, los odio! No, odiar es feo y toma mucho tiempo, los detesto ¡Sí! ¡¿Escuchan bien tontos? ¡Los DETESTO!

De repente, los aludidos sacan la cabeza en una de las ventanas, al mismo tiempo mofándose de Nayeon con una gran sonrisa. Sana solo sacude la mano saludándoles con educación, aunque ya sean conocidos desde hace unos meses atrás y conlleven confianza filial en el puño, pero de todas formas quiere interferir con respeto. Ambos, alfa y omega, le devuelven el gesto, y uno de ellos coloca las manos en su boca imitando un megáfono sin ocultar la risa jocosa.

— Está haciendo un estilo de huelga con su aseo personal y justo ahora estaba haciendo un berrinche —sentencia Taehyung con voz resistente.—, dice que si no le bajamos un día de los turnos que acordamos, ella no tomará el baño de manzanilla como mamá nos ordenó a TODOS que lo demos. Si sigue así yo mismo la boto al basurero sin importar si ese día no me toca.

Lo último no le agradó a la alfa, la cual aun con Nayeon en el pecho iba dispuesta a gruñirle mostrándoles los dientes a Taehyung, pero se contuvo al oír un "es broma, no me mates, también tengo un omega por quien vivir."

Muy bien dicen que un alfa hace cualquier cosa por su omega, Sana es consciente de ello.

Asiente aun teniendo a la castaña aferrada a su pecho, desahogándose con "malas palabras" en él. 

— ¿Es por eso?— le pregunta y Nayeon confirma aun enterrando su cabecita. Sana toma una boca nada de aire. —. ¿Te parece ganar un premio si cumples con tus deberes?— cuestiona.

Siente su pecho ser abandonado por el rostro de su menor, ella le muestra sus ojos de bambi con un brillo en especial y una sonrisa minina mostrándose de oreja a oreja, tan contenta que Sana por poco suspira como cualquier fangirl al ver a su idol realizar aegyo sobre el escenario. Su ensoñación se esfuma al escuchar un fino grito ser expulsado por todo el vecindario hasta el punto de que las pobres aves se propongan volar con intensidad de sus árboles.

La pareja giran los cuellos, confundidas por el repentino sonido, vislumbrando un Jungkook con su teléfono en manos, al parecer grabando la escena de la pareja. Él, al ver que interrumpió la conmovedora situación, aprieta el punto rojo dejando de hacerlo, tosiendo en el acto.

— Perdón, tengo que hacer una llamada —da pasos hacia atrás marcando el número de alguien. Ellas se quedan expectantes del cómo se va yendo el hermano del medio de los Im hasta que una voz ronca y adormilada contesta con un murmuro.—. Hola Jin idiota, ¿Y SI APRENDES DE SANA?— Jungkook toma un respiro camino hacia la cocina.—, ábreme el chat desgraciado y mira el video que te envié.

El omega bufa de ira y las otras dos se dan una sonrisa cómplice esperando a que Jungkook se vaya totalmente.

Luego de un segundo estallan a carcajadas.

— Aun así son lindos juntos Sasa— canturrea la menor un poco conmocionada. —. Jamás me dijiste que regalo se trataría si cumplo mis deberes.

— Te compraré algo, ¿si? Solo ve a alistarte para salir, quiero pasar estos dos días contigo antes de que termine el fin de semana. — demanda la alfa y Nayeon emocionada solo ensancha su típica sonrisa gomosa de conejito.

La omega toca el hombro de la alfa y se coloca de puntillas colocando sus labios rosaditos en la mejilla.

— Está bien, espera dentro —la dirige al interior echándose a correr con esmero para apresurar las cosas, sin embargo, ella vuelve de las escaleras recordando que le faltó decir un detalle importante para comenzar la mañana.— Buenos días ¡Te quiero mucho!

Y se va.

Dejando a una Sana más enamorada que ayer y menos de lo que estará mañana.

Dejando a una Sana más enamorada que ayer y menos de lo que estará mañana

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