[14] especialmente por tí

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Las carcajadas de Jungkook no cesaban

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Las carcajadas de Jungkook no cesaban. Taehyung intentaba disimular su risa, Nayeon solo los miraba confundida y Sana sentía su cara arder por el bochorno que recorría sus mofletes. Cuando Taehyung había ingresado, ella flaqueó a más no poder, sin embargo, el alfa no era infame y no pudo tomarlo como algo demasiado malo, es decir, ¿por qué lo haría? Nayeon es ya mayor de edad y Sana también, así que no hay traba de por medio si quieren disfrutar de su sexualidad.

Con tal de que sus padres no lo sepan.

Entonces, luego de esa declaración, se sentaron a hablar de temas triviales, todo normal y sin tensión, como si no hubiera pasado absolutamente nada, hasta que Nayeon hizo esa maldita e inocente pregunta de '¿Kook el condón se abre con la boca?' ¡Y es que algo le decía que su novia la odiaba! No mentira, la amaba tanto como ella.

—¡Yah, Jungkook! —le dijo la rubia, enojada de cuan risible podría ser su error.

El omega, por otro lado, solo reía, hasta sentía su estómago doler.

—¡T-Tae! —dijo entrecortado el omega—. ¡Me duele la panza, llama a un hospital!

Jungkook se mofaba y mofaba.

—¡Nos duele! —contestó el alfa, también posando una mano en el abdomen.

Y Taehyung... Bueno, él no se quedaba atrás.

Tiró con su diente el labio inferior y rascó sus brazos, intentando solapar su enojo. A ella no se le hacía para nada gracioso estos temas, menos cuando fue su primera vez teniendo relaciones con su omega, no había querido que su encuentro sea de esa forma, ella hubiera querido que su encuentro sea más especial. Y reírse de errores débiles la hacía sentirse llanamente mal e insegura.

Nayeon había notado eso por su alfa, porque, aunque esta no le diga nada, un hilo de disgusto entornaba en sus ojos chocolate, y aquello la molestó.

—¡Bueno, ya paren! —chilló la omega ya cansada de la situación luego de un rato—. Yo solo pregunté, no conté un chiste. Así que no es algo de que reírse, estúpidos.

Cuando Im Nayeon se enojaba, se enojaba de verdad.

Ambos chicos pararon de reír al escucharla. Si su hermana hablaba con esa condición de palabras nada iba bien, lo sabían por todos esos años que habían compartido techo con ella. Sin embargo, Sana aún no conocía en totalidad a su omega, y es por ello que ahora mismo sus labios se entreabrieron con sorpresa en demasía al oler su agrio aroma.

El alfa carraspeo.

—Uhm, bien yo iré a traer a mamá —dijo con sutilidad dirigiéndose a la puerta, pero antes de girar la perilla miró a Sana—. Es preferible que te quedes, ella querrá que estés para cenar. Yo traeré a Yoongi.

—¡Y yo a Seokjin! —barboteó rápidamente Jungkook—. Es más... iré a buscarlo.

Y el omega también salió, dejándolas solas.

Una mirada avergonzada por parte de Sana se atravesó en los ojos de ciervo de Nayeon, y ella, aun con un semblante serio, tomó asiento en el sofá, cruzando de brazos. La alfa la imitó con un poco de incomodidad, se removió unos segundos con intranquilidad y luego de unos minutos, jugando con sus dedos, decidió formar su primera oración en frente de la omega.

—Estuvo mal... ¿Verdad? —su voz sonaba triste, decepcionada.

Nayeon al oírla, la miró, sacudiendo la cabeza inmediatamente.

—Noup —le aclaró la omega sabiendo a lo que se refería—. Es decir... no lo sé.

Un silencio profundo se coló en el ambiente, el bochorno atrapando a la alfa.

—Lo siento —se apresuró en decir Sana, la omega recién confundida levantando una ceja.

—¿Por qué?

—Por no haber hecho lo nuestro algo... algo más especial.

Las mejillas de Nayeon se encendieron.

¿A qué se refería Sana con la palabra especial? Bien, sabía que no funcionó nada de lo que le recomendó Jungkook, que pese a todo terminó adolorida, sin embargo, no era como si todo le hubiera desagradado, es decir, le gustó haber pasado ese momento con su alfa, con su destinada. Y si no pasaba ayer, tarde o temprano iba a ocurrir porque llanamente eso era normal y ella debía comprenderlo.

Pero sinceramente Nayeon sabía que cuando se dejaba controlar por su omega, ella era otra persona, cambiaba en algo, y Sana igual. En cambio, sí era Nayeon la que estaría teniendo un encuentro íntimo con su alfa... bueno, le costaría mucho pese a que ya va teniendo un poco de experiencia ¡Sin embargo, todo salió bien! No hubo sangre como ella creyó al inicio. O al menos no lo presenció, y digamos que Sana pudo transmitirle algo de confianza, aunque no lo suficiente.

Tragó saliva, viendo sus zapatos.

—Nay, amor, mírame.

Escuchar que ella la llame así era gratificante. El tono exacto con palabras dulces era todo un caos en su ser, un remolino en el estómago y la erupción de lava en sus regordetas mejillas. Giró para encarar a la alfa, que ahora mismo la había tomado de su pequeña mano y había acariciado con la suavidad de una pluma, como si ella fuera el objeto más frágil del mundo.

—¿Sí, Sasa?

—¿Conoces el sexo suave?

—¿Conoces el sexo suave?

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