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Seokjin


He intentado hablar con él, aunque al inicio nadie dijo nada, tal vez el latir tan mortífero de nuestros corazones nos orilló a entendernos. Sabía a lo que venía, sabía qué es lo qué tenía hacer. Y sin embargo, aún sabiéndolo, a ambos se nos formó un nudo en el pecho, las palabras atoradas en la garganta, el sudor en las manos.

El dolor en el corazón.

Permaneció en silencio por muchos minutos, con la mirada perdida en alguna parte de la sala de estar, el cabello desordenado, y una ropa simple. No era su mejor vista, él lo sabía, incluso tú lo sabrías, pero en esos momentos no importaba, los dos lo sabíamos. Él se ha esforzado tanto por todos nosotros, es el mayor y siente que por ese hecho tiene más carga sobre sus hombros, a pesar de que la pena le carcoma el alma, dándonos el consuelo que ni él mismo es capaz de darse, está tan roto que no puede alivianar esa carga.

Después de mucho tiempo, y de haberse negado tantas veces, conseguí que hablara un poco, lo he visto, sé que es lo que iba a decir, y la razón por la que he venido hasta aquí es por eso mismo.

Nadie se atreve a hablar y eso es lo que nos está acabado.

No es el mismo, nadie lo ha sido. Hace meses que dejó de cocinar como solía hacerlo, el recuerdo de ti, ayudándole y el sonido de tu sonrisa cuando algo realmente te gustaba le persigue desde que entra, no puede hacerlo porque ya no estás. Incluso si lo intenta no tiene el mismo sabor, no puede hacerlo, termina por llorar, abrir de nuevo la caja de pandora, esa en la que estás y lo derrumba tanto. Tenías una sonrisa tan bonita, pero tan frágil que cada vez que la ve en las fotos de su celular, no puede evitar sentirse vacío.

Había prometido no hacerlo tanto, para que le fuera menos doloroso, aún así no pudo cumplir su promesa del todo.

No puede ir al supermercado solo sin verte a ti con él. Así que Jungkook va con él, haciéndose compañía el uno al otro, ambas almas solitarias, tratando de convencer al contrario.

Sabía cuanto amabas ayudarle a limpiar cualquier parte de la casa y eso es lo que hace más, es una forma de sentir que aún estás aquí, es un intento de su corazón por retenerte todavía.

Sí, lo hace aunque todo esté limpio.

No deja que nadie más lo haga, pero oye, no te preocupes, no es ninguna clase de tic nervioso o algo por el estilo, ha ido a hablar eso con el terapeuta y todo está bien.

Solo intenta tener vivo tu recuerdo de una forma que no sea sombría.

Dice que quiere disculparse contigo, no ha sido capaz de tocar las fotografías y pinturas que dejaste en su aparador para limpiarlas, es el único lugar al que no quiere moverle nada, está como lo dejaste la última vez.

Sabes, recientemente comienza a vestirse más de blanco, poleras o suérteres, era tú color favorito. Además de que siempre dijo que ese color te quedaba de maravilla, eres ese rayo de luz en su vida, trata de mantenerte cerca de la forma en la que cree correcto, aún a pesar de toda la tristeza que le abrace todo el cuerpo, sabe que algún día estará listo para decirte un adiós, sin olvidarte, pero que ya no le duela recordarte.

Aún es ese SeokJin que hace lo posible para que el brillo de sus ojos no se extinga. No te preocupes, tampoco te sientas mal, él estará bien.

Intenta seguir adelante, él mismo lo ha dicho, el proceso duele, pero créeme que volverá a estar bien, ha entrado a la cocina de nuevo y logró terminar un plato sin llorar. Sus chistes de abuelo están volviendo, lentamente, pero lo hacen.

¿Lo ves?
Yo espero que sí, donde quiera que estés.

































































Namjoon no sabe que estoy escribiendo ésto, entré a su estudio mientras está dormido. Lamento no haber escrito por mí mismo, aún no me siento capaz para hacerlo, ¿lo ves? Las manchas de lágrimas son mías, discúlpame.

Dame fuerzas para escribirte pronto.  Te extraño tanto. Volveré a cocinar en otra vida para ti, ridícula.

— SeokJin.

LETTERS | knjDonde viven las historias. Descúbrelo ahora