Capítulo 9.

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Ya saben con que pagarme no? 🐜✨

(...)

Había una pregunta que rondaba por su mente. En la cabeza de Izuku ni había otra cosa más que el pensamiento de "¿Por qué tengo tanta mala suerte?", Tuvo que haber tocado un objeto maldito, estaba seguro, con todos los acontecimientos que le habían estado pasando desde hace semanas y ahora eso.

Tenía que ser una fea y cruel broma del destino. Izuku no se podía mover de su sitio, parecía ser una estatua, la lámpara que traía agarrada en su mano alumbraba poco a la figura parada en la puerta. Los ojos rojos de aquella persona, o cosa, le miraban fijamente y sin pestañear.

La tensión estaba en el aire con ambos esperando un movimiento del otro y aunque el miedo mezclado con frío otoñal se le calaba en los huesos del pecoso, no se movió de su puesto porque sabía algo muy sencillo de las peleas a pesar de que nunca antes lo había hecho.

El primero en moverse de esos tipos de duelo era quién perdía, parecía ser una eternidad. El viento no dejaba de soplar y entrar a la habitación, moviendo las cortinas mientras helaba más la habitación, Izuku miró a aquella persona mientras también miró de reojo su nido.

No podrían ser idiotas, aquella sombra no había llegado a su cuarto por casualidad, de cientos que tiene el palacio, ¿Justo aparecería en donde el único príncipe de la dinastía dormía junto a su niñero personal? Sí, claro, esas casualidades ya eran demasiadas para él, a pesar de que cargaba su suerte arrastrada por el piso con todas las cosas malas que se habían estado ocurriendo.

-¿Quién es usted y qué hace aquí? -puede que Izuku no tenga posibilidad, pero ya había hecho su elección-, si no quiere que llame a los guardias será mejor que se vaya.

Como deber real, Izuku debía cuidar y proteger a toda costa a Katsuo, sin importar que su propia vida cueste sobre ese deber. Al ver como el desconocido dio un paso hacia adelante el omega entró rápidamente en acción, le tiró con todas sus fuerzas la lámpara de aceite encendida y corrió hacia el nido para tomar al bebé.

Apenas lo había logrado sacar cuando notó una llamarada de fuego azul cayendo sobre su cama y destruyendo la pared que estaba en la parte de la cabecera que daba hacia afuera. Con el miedo arraigado en el pecho Izuku se echó hacia atrás tropezando con la pequeña mesa para el té que usaba en las tardes, casi cae al suelo de trasero por culpa de ella.

-Se suponía que esto sería rápido y silencioso, maldición. -alguien más había llegado y el terror llenó más a Izuku cuando olió el hierro de la sangre en el aire-. Años intentando entrar, hasta que al fin tenemos una oportunidad y tú vienes a arruinar nuestros planes.

Izuku se estremeció de pies a cabeza, como pudo se acercó a la puerta que daba a los pasillos y apegó a Katsuo contra su pecho. Los intrusos estaban cubiertos completamente por tela negra, era la ropa que usaban los asesinos más experimentados para ser invisibles durante la noche, azul turquesa y rojo sangre, ambos alfas.

"¿Por qué yo?" El omega se lamentó, le estaban rodeando y cada vez se le acercaban más, ellos le querían matar de la forma más callada posible para no alertar a otras personas que pudieran estar en las otras habitaciones, pero por el ruido y las llamas azules que empezaban a crecer dentro del cuarto supuso que el sigilo.

-Mientras menos resistencia pongas, menos va a dolerte. -el alfa de ojos escarlata murmuró con una voz ronca y tenebrosa que le envió escalofríos por la espalda. El brillo reflejado del fuego en la filosa hoja de una katana hizo que Izuku empezara a sudar.

Pero no, el pecoso no iba a morir esa noche, menos por el pequeño rubio en sus brazos que comenzó a moverse inquieto por el aroma a leche podrida de miedo que dejaba salir su madre, los pequeños ojitos rojos y brillantes miraron hacia arriba, apreciando como los de Izuku empezaban a resplandecer como dos esmeraldas bajo el sol.

Jerarquía. (Katsudeku/Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora