Capítulo 11.

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Solo pasó un día atendiendo debidamente a Katsuo antes de que sus padres y hermano llegarán al palacio para verlo, antes no los habían dejado, más por recomendación de la curandera Chiyo que propuso un reposo absoluto dejando que su cuerpo se cure y recupere magia.

Izuku lo entendió, estuvo bajo fuertes sentimientos esa noche y después no podía hacer más que dormir y tragar durante un par unos días hasta que la beta mayor pudo usar su magia con él. Aún así, no pudo verlos después de salir de la enfermería porque tenía que cumplir con su deber de niñera con el joven príncipe.

Katsuo había estado separado de él por mucho tiempo y no era saludable para el bebé esa condición. Por eso no le prestó atención a otra cosa por ese día, Izuku sabía que su madre lo entendería perfectamente, después de todo ella era quien lo instruyó en su educación y conocía su forma de pensar como la palma de su propia mano.

Ese día Izuku se colocó una de sus mejores ropas, acogedoras para estar en los fríos jardines, Eri y Katsuo también estaban bien abrigados para la ocasión. El omega tenía sus mejillas ligeramente sonrojadas, no sabía si era por el clima o la emoción, pero importaba poco realmente.

—¡Madre, padre! —Izuku casi corrió hacia ellos, necesitaba el aroma de sus padres y el consuelo de su madre, le habían pasado demasiadas cosas esas semanas y necesitaba un lugar en donde desahogarse.

—¡Mi pequeño! —Inko, una hermosa omega con buenas curvas, según Hisashi, le tendió los brazos a su cachorro para abrazarlo, sino fuera por el pequeño rubio en los brazos del menor lo habría estrujado hasta sacarle todo el aire.

—Te he extrañado tanto, madre. —el pecoso hundió su nariz en el cuello de la peliverde mayor, absorbiendo su dulce aroma de frutos rojos que tenían un toque de manzanilla, de ella había obtenido su aroma característico a plantas.

Inko acarició la espalda y el cabello de su último cachorro, casi sufrió un infarto cuando supo que el palacio imperial había sido atacado por una vieja familia enemiga del emperador y su objetivo era el príncipe, obviamente si iban por el heredero al trono también de llevarían por delante a la persona que lo cuida.

Los chismes como ese viajaban bastante rápido por todas partes, de paso un guardia real fue personalmente a llevarle un mensaje en donde le informaban de todo lo sucedido. Daba gracias a sus dioses por no llevarse a su hijo, incluso estaba orgullosa de él. Ya qué también se hablaba mucho entre los nobles y plebeyos sobre la valentía del niñero real, quién se enfrentó a los asesinos sin dejar que tocaran un solo cabello cenizo del príncipe.

—Cariño, no vuelvas a hacer algo como eso, tu padre y tu hermano cruzaron un mar peligroso lleno de tormentas en cuanto supieron lo que había pasado, no nos preocupes así. —la mayor murmuró sin regañar realmente, Izuku solo apretó un poco más si abrazo.

Lastimosamente no pudo estar mucho oliendo a su progenitora, pues ligeras quejas y golpecitos del pequeño ser que estaba en medio de ellos los hizo separarse, Katsuo tenía el ceño fruncido al olfatear como el aroma de su madre se contaminaba con el de otro omega, podrían ser parecidos, pero preferiría que el aroma del pecoso fuera puro.

—Ya, no pongas esa cara, —Izuku se rió arrullando al menor para que no fuera a llorar—, se ve que va a tener un fuerte carácter.

—Es hijo de un enigma, no se puede esperar menos. —la omega de cabellos verdes asintió como si esperara ese resultado.

Izuku se rió, miró a su padre y a Shindou que solo se mantenían en silencio esperando a que el reencuentro de madre e hijo les diera el espacio para integrarse también. No hicieron más que mantenerse al margen sabiendo como eran los dos omegas sentimentales, era mejor dejar que ellos tuvieran su momento.

Jerarquía. (Katsudeku/Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora